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Análisis de Infliction

Aflicción.

Eurogamer.es - A evitar sello
Infliction es una pesadilla interactiva plagada de bugs, que intenta hacer bien muchas cosas pero se queda a medio camino en todas.

Siempre me ha parecido que las historias más terroríficas son aquellas que ahondan en lo más profundo de la naturaleza humana y sacan a relucir los temores y miedos internos de un personaje con tal contundencia que pueden llegar a resonar como propios. Las que abordan los delirios y conflictos individuales y consiguen que reflexiones sobre los límites reales de su alcance y dominio en cada uno de nosotros. ¿Sería yo capaz de volverme loco? ¿Podría destruir lo que más quiero? ¿Pueden las circunstancias ajenas, la desesperación fruto de un suceso trágico, por ejemplo, trastornar a la persona más cuerda? ¿Es tan fino el hilo sobre el que mantenemos el equilibrio psicológico y emocional que cualquier vaivén puede hacernos caer al vacío? Es mucho más complejo que todo esto.

Algunos de los miedos más aterradores son los que surgen en aquellos lugares en los que deberíamos sentirnos protegidos con las personas que más deberían amarnos, los miedos que amedrentan la propia razón de ser de un niño y engarrotan y se arraigan a su mente cuando vuelve a darse cuenta de que papá (de que mamá) ha vuelto a beber demasiado, porque parecen contrarios a la naturaleza. Son propios y ajenos, miedos adquiridos; la desesperación de un adulto, en este caso, que culmina siempre con una botella vacía en una mano fruto del enésimo intento inútil de apaciguar una profunda frustración que termina llevándose por delante la inocencia del que siempre sufre las consecuencias. Ese miedo llega demasiado pronto. ¿Puede eso volverte loco?

Depende de lo que entendamos por locura. En Infliction un hombre vuelve a casa en mitad de la noche para recoger los billetes de avión que su querida mujer ha olvidado. Por desgracia ella, precavida quizá en exceso, los guarda bajo llave en su estudio, y nos toca a nosotros dar un rutinario paseo por la casa para encontrar el código necesario porque al parecer somos un poco desastre. Y ahí empiezan a suceder cosas extrañas. Las notas, los recuerdos y los audios que vamos encontrando van volviéndose cada vez más perturbadores y empiezan a modificar la realidad para meternos de lleno en una pesadilla que el protagonista parecía haber evitado hasta ahora, y el dolor se materializa en un ente que le acecha y que se conoce esos rincones tan bien como él. La pesadilla juega con la casa y nos arrastra por distintos escenarios que nos cuentan la historia oculta de la que el protagonista no es consciente mediante objetivos dirigidos a salvar a su familia, y que marcan las casillas de los juegos del género con exploración de escenarios en los que debemos evitar a cierto espíritu vengativo o a personificaciones del horror mientras recogemos objetos clave. Para facilitarnos el trabajo y el viaje entre estas dos realidades nos equipamos con una cámara Polaroid que nos permite ver lo que no podemos ver con el ojo desnudo (normalmente los típicos escritos en la pared con sangre que nos ayudan a completar un puzle), y que de paso sirve para ahuyentar a ese espíritu con su flash.

En Infliction suceden cosas extrañas, como digo, pero lamentablemente no todas han estado preparadas y escenificadas intencionadamente por Clinton McCreary, responsable del juego.

Infliction salió en PC en 2018 a raíz de una campaña de Kickstarter que de algún modo parecía querer hacerse eco de P.T., el Silent Hills de Kojima y Guillermo del Toro. Hay ciertos aspectos que ciertamente se inspiran en él, desde el mismo inicio hasta la casa con pasillos oscuros en los que hay mesas consola repletas de blísteres de pastillas, fotografías inquietantes, latas de cerveza y sonido estático de radio, e incluso las voces que nos hablan desde lejos cuando descolgamos el teléfono recuerdan a las de la demo de Konami. También Infliction habla sobre un drama personal y familiar que cuestiona al propio protagonista, pero a pesar de que su planteamiento resulta en cierto modo interesante y la historia que cuenta resuena con esos miedos de los que hablaba al principio, es un juego que no aporta nada relevante y al que en su versión de PS4 le asolan toda una miríada de bugs y problemas técnicos: en muchas ocasiones se ha ido el sonido al cargar una partida, una vez me quedé encerrado sin posibilidad de avanzar y tuve que reiniciar el juego (menos mal que no se guardó en ese punto), hay textos que aparecen en inglés y tras unos segundos cambian al castellano, o que no aparecen en absoluto, el movimiento lento del personaje es un suplicio en momentos de tensión y técnicamente no está a la altura.

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Pero lo peor es todo aquello que no puede solucionarse con un parche y que hace de Infliction un juego que quiere ser algo que no es, la demo de un proyecto mayor; tiene momentos de tensión y una historia que, es verdad, quiere contar algo y lo hace a buen ritmo, pero da la sensación de estar jugando a algo que ya has jugado miles de veces. Y me sabe mal porque no niego las buenas intenciones de McCreary a la hora de desarrollar Infliction, y el cariño puesto en él sin duda se nota una vez concluimos las dos o tres horas que puede llegar a durar la historia y aparece el contenido adicional de este Extended Cut en forma de un making of un tanto peculiar, pero las aristas sin pulir y las prisas resuenan demasiado y terminan recordando a uno de esos juegos amateur que podrían estar disponibles para descargar gratis en itch.io y tampoco pasaría nada (y no los estoy desmereciendo para nada, que conste; hay auténticas joyas ahí).

Lo más interesante es cómo plantea el progresivo descubrimiento personal del protagonista al mismo tiempo que lo hace el jugador sometiendo a juicio si lo que está haciendo para salvar a su familia en realidad la está condenando. ¿Es quien cree ser? ¿Y si se está volviendo loco? ¿Puede llegar a ser consciente de ello? Y si llega a ser consciente, ¿cómo sabe que no lo era antes? ¿Podría llegar a pasarme a mí? ¿Sería yo capaz de darme cuenta de que me estoy volviendo loco? ¿No me haría eso estar cuerdo? ¿No están locos los demás?

Es una lectura interesante, pero no lo suficiente como para llevar encima la carga del resto del juego.

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