James Bond 007: Blood Stone
Desde Bizarre con (poco) amor.
Y es que el trabajo de Bizarre, en el fondo, no es malo. No hay ningún bug extremadamente molesto (excepto en un checkpoint en la secuencia de conducción en Istambul) y ninguna mecánica está lo que se diría rota. El problema, en realidad, es que hay una sensación de dejà vú casi constante aderezada de la convicción de que todo ya lo has visto mejor implementado en otros juegos. ¿Las fases de acción en tercera persona? Como las del último Splinter Cell mezclado con Uncharted, pero muchísimo menos inspiradas. ¿Las fases con vehículos? Split/Second, salvando las distancias, también apostaba por la pirotecnia y lo hacía con un resultado muy superior al obtenido por Bizarre.
Además hay una grave deficiencia de dosificación. Blood Stone es un juego francamente corto, que puede terminarse sin demasiados problemas en cinco horas... de las cuales como mucho veinte minutos corresponden a secuencias de conducción. Justo lo que debía ser su punto fuerte (no olvidemos que detrás están los responsables de Project Gotham Racing y Blur) es precisamente el apartado más anecdótico. Nuestro gozo en un pozo.
Más curiosa, si cabe, es la inclusión de un descafeinado modo multijugador. Con solo tres variantes (los muy manidos Deathmatch, Capturar la bandera y Last Man Standing) y cumpliendo con lo justo, resulta obvio que alguien de producción consideró que era obligatorio meter juego online con calzador para mantener el tipo frente a la competencia, no porque el título lo necesitase. De hecho lo único que realmente habría sido interesante en este sentido, persecuciones y disparos en vehículos, es justo lo que aquí no vamos a encontrar.
Técnicamente alterna buenos detalles con otros mucho más criticables. Quizás el punto fuerte sean las fases de conducción, que aún estando plagadas de efectos de partículas y explosiones no sufren ralentizaciones. Durante el resto del juego el apartado gráfico es más discreto: hay momentos en los que las vistas son preciosas, pero otros escenarios (algunos interiores) que parecen más propios de una PS2 que de una Xbox 360. Y aunque el modelado es aceptable, las animaciones son algo toscas y pedían a gritos algo más de esmero por parte de los grafistas. El sonido, al menos, es intachable: buena banda sonora de Richard Jacques, efectos contundentes (especialmente si contamos con un decodificador Dolby Surround) y un correctísimo doblaje por parte de los actores de la saga cinematográfica. En perfecto inglés, eso sí, porque ni voces ni subtitulos están en castellano.
Blood Stone no solo es una pequeña decepción para los fans del personaje creado por Ian Fleming, sino también para los seguidores de Bizarre Creations y de los juegos de acción en general. Sobre el papel lo tenía todo para convertirse en uno de los grandes juegos para el último tramo de 2010, pero al final ha resultado ser corto, derivativo y poco inspirado. Es ese típico juego agradable con el que puedes pasar una tarde entretenida, pero que después acabará irremediablemente abandonado en la estantería para el resto de sus días.