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James Cameron's Avatar: El Juego

Iceberg a la vista.

Diez años ha tardado el amigo James Cameron en desarrollar un proyecto que intente superar el éxito de Titanic. Hablamos de Avatar, una película que innova en campos como el 3D y que presenta un mundo alienígena —Pandora— en el que humanos y los Na’vi, los nativos, están en guerra.

El videojuego siempre se ha presentado como una pieza importante en el plan de instaurar en nuestro imaginario estos altos guerreros azules y esos bichitos de seis patas tan simpáticos (y el juego en tres dimensiones, porque en teoría lo permite). ¿Estamos, pues, ante otra adaptación diseñada estrictamente para vaciarnos los bolsillos o ante un buen complemento al nuevo universo del gran director?

Cuando empezamos la partida tendremos que elegir personaje. Hay varias opciones; podemos ser hombre o mujer y de etnias distintas. Llama poderosamente la atención que, al lado de cada uno de ellos, nos hayan plantado un Na’vi. Indica algo que descubrimos a los pocos minutos: este juego es, en realidad, dos juegos. Podemos controlar ambas facciones.

Al principio somos un humano que tiene que cumplir unas cuantas misiones para la RDA, el organismo que ha colonizado el planeta. Hay una guerra en camino y tu tienes ciertas habilidades que te hacen un tipo muy valioso. Te encargan que vayas de aquí para allá ayudando a tus compañeros y disparando a los viboralobos, unos perros más que pesados que te muerden a la mínima. La estructura de esos encargos suele ser simple: mira el mapa, localiza una zona marcada en amarillo, ve hacia allá e interactúa con tres objetos. Pues bien, todo el juego es así y siempre, siempre, tendrás que seguir ese mismo patrón.

Avatar permite varias opciones 3DTV, pero nuestros compañeros de UK no han podido hacerlo funcionar teniendo tecnología compatible, así que asumimos que pocos de vosotros podréis. Intentaremos volver al asunto en breve.

Al cabo de poco te meten en una caja y tu cuerpo muda; ahora eres un Na’vi. Las diferencias en el combate son sustanciales. Los humanos disparan de lejos y tienen armas convencionales. Los gigantes azules son más de cuerpo a cuerpo con cuchillos gigantes, lanzas o mazos. Eso sí, también disponen de arcos y ballestas para la larga distancia.

Ambos tienen también un sistema de habilidades. Algunas son curativas, otras defensivas, otras de transporte y otras de ataque. Se complementan con un sistema de puntos de experiencia, que adquieres cuando matas enemigos, acabas misiones o interactúas con ciertos elementos del entorno.

Y ahí viene la decisión: ¿quieres ayudar a los pobres nativos o seguir con los de tu raza? Ojo, que eso determinará lo que harás en las próximas 7 u 8 horas de juego, así que piénsatelo bien. Con los humanos el juego toma una dirección más de shooter en tercera persona. Los Na’vi, sin embargo, nos proponen algo más parecido a una aventura , también en tercera persona.