Análisis de Joe Danger Infinity
Hasta el infinito y más allá.
Aunque estas últimas semanas han acaparado titulares tras la sorprendente presentación de No Man's Sky en los VGX (desde entonces uno de los títulos con una posición más destacada en nuestra lista de juegos a vigilar de cerca) y por la desafortunada inundación de sus oficinas tras la tormenta que arrasó la ciudad británica de Guildford, es difícil no asociar el nombre de Hello Games a su ópera prima, Joe Danger.
Ya sea el original publicado en la PlayStation Network, el port de Xbox 360, PC o Mac, o bien su secuela, Joe Danger 2: The Movie, resulta imposible no caer rendido a los encantos de uno de esos juegos que quizás no destacan por su ambición o ganas de innovar, pero que sí destilan amor y buen hacer por los cuatro costados. El mimo que los ingleses aplican a todos los títulos protagonizados por su mascota - no lo es, pero a efectos prácticos sí parece que lo sea - se nota de forma indeleble en todos ellos, y especialmente en Joe Danger Touch, una versión para iOS de la que ahora llega una segunda entrega que seguramente suponga la despedida del personaje durante una buena temporada.
En contra de lo que parece sugerir su nombre, Infinity no es un endless runner. Muchos esperábamos de este nuevo juego un formato similar al de títulos como Canabalt o Jetpack Joyride, pero en realidad es mucho más parecido (salvando las distancias, claro) al también estupendo Rayman Jungle Run: posee docenas de fases independientes la una de la otra, cada pantalla está diseñada con muchísimo cuidado y de forma manual (nada de niveles aleatorios) y pone a tu disposición un montón de tablas de récords para competir con tus amigos.
Así pues, es un poco más de lo mismo (aunque con matices) pero todavía más refinado. El control, por ejemplo, es estupendo y se ajusta como un guante al iPhone o el iPad: la moto avanza de forma automática, una rápida pulsación en la pantalla realiza un salto, dejar apretado el dedo hace que nos agachemos y con gestos de deslizar se ejecutan las acrobacias y caballitos. Hay más acciones de las tradicionales en este tipo de juego, pero funcionan tan bien y son tan naturales que en ocasiones hasta parece que Joe Danger sea más intuitivo con la pantalla táctil que con un joypad tradicional.
La fórmula, entonces, viene a ser la de siempre: una mezcla entre las propuestas jugables de Excitebike, Trials HD y Sonic, con niveles cada vez más complejos, diferentes retos en cada uno de ellos (para potenciar la rejugabilidad) y montones de coleccionables. Hay un poco de Nintendo, en todo esto: se nota que todo está estudiado al milímitro y que no se ha escatimado ni tiempo ni esfuerzo en pulir al máximo tanto las mecánicas como el diseño de cada fase, obteniendo un resultado bastante redondo.
Ambientándose en el peculiar mundo de los muñecos y juguetes en miniatura (tipo Micro Machines o Hot Wheels), la mayor novedad de Infinity son los nuevos vehículos y personajes. Usando las monedas que se recogen a lo largo del juego podemos comprar bolas sorpresa en una máquina de chicles para obtener desbloqueables, y hay que reconocer que las diferencias en los vehículos van más allá de lo puramente estético, con variaciones y matices en su control que tienen una influencia importante en la jugabilidad.
Lo único que me echa un poco hacia atrás, poniéndonos quisquillosos, es cómo se plantean algunas de las compras ingame opcionales. Si quieres empezar a adquirir extras lo antes posible puedes comprar monedas usando dinero real, y eso en el fondo no tiene nada de malo: para el usuario impaciente es una vía rápida, y para el resto un comodín que no nos afecta lo más mínimo. La monetización, en cambio, resulta un poco más molesta cuando fallas varias veces en un nivel e Infinity te ofrece la opción de adquirir un boost de invencibilidad para superarlo (algo así como el traje de Tanooki blanco de Super Mario 3D World o la Super Guía de algunos juegos de Nintendo). Al igual que en el primer caso es enteramente opcional, pero se muestra como un anuncio grande, intrusivo y algo molesto.
Pero nimiedades aparte, Infinity es puro Joe Danger y, por extensión, puro Hello Games: divertido, desenfadado y tremendamente simpático. Un juego rápido y accesible, de esos que se adaptan como un guante a la filosofía de los grandes éxitos para smartphone/tablet, pero con suficiente contenido y profundidad como para justificar que cueste un par de cafés en vez de optar por el formato freemium. Quizás no sea tan novedoso como esperábamos, pero es indudable que es uno de los grandes títulos del momento para iOS y, posiblemente, la entrega más sólida hasta la fecha de la saga.