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Juegos indie - The Company of Myself

La obsesión por una originalidad mal entendida.

En una última misiva, descubrimos que lo que hemos estado viviendo es la conversación del protagonista, un trastornado mental que mató a su novia, con un psiquiatra que le visita todas las semanas, pero al que es incapaz de reconocer por el bloqueo mental que sufre tras el shock posterior al fallecimiento. En ese momento, la historia termina de encajar, siendo casi todos los elementos que hemos visto en el juego, como las flores que nos servían de checkpoint, parte del traumático suceso.

Probablemente lo primero que hayáis pensado tras jugar unos minutos a The Company of Myself es que se parece mucho a Braid. Incluso si dejásemos aparte que la ambientación es realmente parecida a la del primer mundo de éste (simplificada hasta el extremo), lo cierto es que el tipo de puzles, el tono de ciertos textos e incluso el hecho de contar gran parte de la historia en el tramo final nos aproximan al juego creado por Jonathan Blow. Alguno dirá, incluso, que parece poco más que un plagio.

Este juego me sirve para ilustrar una grave tendencia de este sector: la obsesión por una originalidad mal entendida, basada en la búsqueda de una nueva mecánica que todos luego plagiarán hasta el descaro (véase coberturas en juegos de disparos en tercera persona), y sin embargo cuando alguien logra un avance en materia de narrativa, nadie o casi nade sigue sus pasos.

Braid... ¿Influencia para The Company of Myself?

Braid lograba contar gran parte de su historia a través de la propia jugabilidad, siendo el manejo del tiempo al mismo tiempo la forma (el “juego” en sí) y el mensaje, si bien se apoyaba en los textos de principio de nivel, impidiendo de este modo que el juego levantara en torno así una barrera impenetrable que dificultara su comprensión. ¿Cuántos juegos hemos visto desde entonces que empleen recursos ni tan siquiera similares?

La obra de 2DArray adecua ese planteamiento, convirtiendo las múltiples copias del protagonistas también en forma y mensaje. En esta ocasión logrando realizar el hincapié en un protagonista que en su soledad levanta barreras en torno a sí mismo cada vez de mayor tamaño, que a pesar de que piensa que puede derribarlas él sólo, no es hasta la llegada de una personas que hace su vida realmente especial cuando logra reducir al mínimo esos obstáculos.

The Company of Myself no hace más que acomodar su historia a la jugabilidad de un modo similar al de Braid. Si bien se equivoca haciendo hincapié en sus pocos errores , como son esos textos en ocasiones demasiado forzados, que llevan a situaciones como un tutorial muy mal solventado e interfiriendo en el desarrollo de la propia historia o un final demasiado abrupto que parece separar argumento y juego, al menos se esfuerza en imitar las cosas que hicieron grandes a Braid, demostrando que se puede seguir a un grande sin perder el estilo propio.

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