Jugando en el Lecho (del Caos): nuestra experiencia con Dark Souls Remastered para Switch
Astora puedes probarlo en cualquier parte.
La remasterización de Dark Souls ha llegado cinco meses tarde a Switch, aunque con la promesa de permitirnos jugar a uno de los títulos clave de los últimos años en cualquier parte gracias al modo portátil. En su momento ya analizamos el juego; aquí encontrarás una serie de comentarios específicos sobre la experiencia de jugar a esta nueva versión, pero lo fundamental se mantiene.
La versión de Switch tiene compromisos gráficos, como era de esperar. Su mayor punto en contra es que va a 30 fps en lugar de a 60 como en el resto de versiones remasterizadas, además de una bajada en la resolución que es más mucho visible en el modo televisión que en portátil. No he encontrado bajones de framerate en Ciudad Infestada/Blighttown ni en ningún otro lugar, que es lo más importante. Sí me ha parecido apreciar en un par de ocasiones framepacing, el clásico problema de los juegos de From Software que van a 30 fps. En cualquier caso Digital Foundry ya está trabajando en un análisis técnico para quienes estéis interesados en más información sobre este apartado.
Probando a jugar en paralelo a las versiones de PS4 y Switch en el mismo monitor, parece que las texturas de la versión de Switch no se han alterado con respecto a las originales y que se mantiene la iluminación intacta. Es una presentación claramente más anticuada, pero también parece más fiel a la original. Además, destaca mejor en la pantalla de la propia Switch que en el monitor. Es algo que no deja de tener sentido; si queremos jugarlo en una televisión hay alternativas mejores, pero donde tiene que ganarse al público es en lo que hace única a esta versión: en la posibilidad de jugar en la cama o en el transporte público. En ese sentido cumple con creces; hace siete años ni se me hubiese pasado por la cabeza la posibilidad de llevar en la mochila este juego.
Mi mayor temor era que fuese incómodo jugar en modo portátil y después de un rato me he quedado tranquilo. He podido pasarme al Demonio de Capra o a Ornstein y Smough tirado en la cama sin mayor problema, sin tener que recurrir a la versión de televisión o a un mando pro. Al principio resulta un poco extraño jugarlo con los joy-con, sobre todo por la diferencia de tamaño y posición entre gatillos, pero pronto nos hacemos al control y podemos dominar la Zweihander como si fuese un cuchillo de cocina.
Solo tengo dos peros. El primero es la pulsación de los sticks de los joy-con que, aunque no falla, da demasiada sensación de fragilidad. Esto no es culpa del juego, por supuesto, pero lo destaco porque hay pocos juegos donde se pulse el stick derecho tan a menudo. También sucede que, acostumbrado a usar A para aceptar y B para cancelar en Switch, DSR los invierte para dejar los controles como en el resto de plataformas, dando a algún que otro equívoco (y no hay posibilidad de cambiarlo, ya que hay varios botones que están fijos).
Mis experiencias en el online han sido similares a las de otras consolas, con invocaciones muy fluidas. Solo han pasado unas horas y Lordran ya se ha llenado de mensajes en el suelo, manchas de sangre y símbolos de invocación. La gente ya está manos a la obra para ayudar a los novatos a atravesar el Burgo y la Parroquia de los No Muertos, pero no creo que tardemos mucho en ver Anor Londo convertida en zona de invasiones.
Poco más que añadir sobre una versión que llega mucho más tarde de lo que debería, pero que compensará a quien apueste decididamente por el modo portátil. El modo televisión palidece en comparación con el resto de versiones, pero es una gozada poder volver a Lordran en cualquier lugar que se nos ocurra para recuperar un juego que, por méritos propios, se ha convertido en uno de los más influyentes de los últimos años.
Si estáis jugando y queréis descubrir todos sus secretos, podéis echar un vistazo a nuestra guía de Dark Souls Remastered.