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Avance de Just Cause 3: Mech Land Assault

Arma de destrucción masiva.

No resulta complicado entender la razón por la cual la saga Just Cause cuenta con una fiel legión de seguidores, especialmente tras la publicación de la fantástica y alocada segunda entrega. Algunos se sienten atraídos por su idealista concepto del sandbox, en el que se mezcla un escenario enorme con una ambientación paradisíaca. Otros, como decía Michael Caine en El Caballero Oscuro, solamente quieren ver arder el mundo. La mayoría, quizás, por ambas cosas a la vez.

Con el segundo paquete de contenido descargable incluido dentro del pase de temporada, Mech Land Assault, el estudio Avalanche va un poco más allá de simplemente añadir nuevos escenarios y misiones para alargar la aventura que protagoniza Rico Rodríguez, y decide elevar un poquito más el nivel de destrucción añadiendo nuevas herramientas para desatar el caos. Sí, lo habéis adivinado: la gran novedad de este DLC son los robots.

Hay algo de historia, también: nos trasladamos a una nueva isla, Lacrima, donde investigaremos la base de investigación de eDen y nos encargaremos de liberar a los prisioneros de los campos de concentración de Black Hand. Para ello contamos con el arsenal habitual (más el nuevo fusil de núcleo de Bavarium) y con dos tipos de mechas cuyas capacidades ofensivas tienen poco que envidiar a las del Metal Gear Rex, los cuales pueden ser pilotados por Rico o bien por un compañero controlado por la IA.

Estos robots poseen dos armas principales. La primera es la minigun instalada en el brazo derecho, una ametralladora de gran potencia de fuego con la que hacer trizas a los enemigos. La más interesante, sin embargo, es la segunda: en el brazo izquierdo está instalado el GRIP, una pistola gravitacional (deudora del manipulador de campos de energía cero de Half-Life) con la que se puede atraer o repeler prácticamente cualquier objeto, ya sea pequeño (como un soldado) o grande (como un tanque o un helicóptero).

El resultado es algo que bien podría estar sacado directamente del sueño más húmedo de Michael Bay, con pirotécnicas explosiones y caos por doquier, y las posibilidades que ofrece la combinación del GRIP y la minigun son inmensas. Derribar un avión lanzándole un jeep, elevar a un pobre soldado para hacer tiro al plato con él o generar pulsos de energía al golpear el suelo con el GRIP son solo tres de las cosas que probamos durante la demo. Las capacidades de los mechas se pueden ampliar superando diferentes retos (los cuales, claro, suelen tener como objetivo generar el mayor destrozo posible), e incluso hay detallitos muy peculiares, como un movimiento clavadito al Shoryuken que resulta ideal para pelearte con los robots pilotados por el ejército enemigo.

Mech Land Assault es puro fan service; no pretende arreglar aquellos aspectos que no acabaron de convencer a algunos jugadores en la tercera entrega, sino darle a los fans exactamente lo que piden: un nuevo patio de recreo donde poner a prueba más métodos para generar tanta destrucción como se nos pase por la cabeza, a ser posible con todo tipo de objetos explotando y saltando por los aires. Siendo ese el objetivo no hay duda de que han cumplido, y con creces.

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