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Kane & Lynch 2: Dog Days

Dos locos muy locos.

Estos últimos días hemos estado probando, en la oficina, la última beta de Kane & Lynch 2. No está todo el juego, pero hay varios niveles acabados que ya nos permiten afinar un poco más la puntería y ver por dónde irán los tiros.

Como ya habíamos comentado, la cámara será una de los protagonistas. El movimiento constante, los píxeles gordotes y ese efecto de neón difuminado se mantiene durante todo el juego. Y, aunque al principio es un poco complicado acostumbrarse —sobre todo cuando esprintas, que la cámara se vuelve loca—, pronto entiendes que se trata de un ingrediente más para construir un juego de acción en tercera persona muy, muy frenético. Y esto es lo que lo define, el frenetismo.

La partida empieza con el reencuentro de Lynch —el que se parece a Torrente, para que nos entendamos, y que en este juego es protagonista— con Kane. Están en las calles de Shangai y ya se ve que no traman nada demasiado bueno.

Antes de emprender su misión pasan por casa de un matón para asustarle un poco. Y lo que parecía algo simple acaba convirtiéndose en una explosión de porno-gore-violencia, con chicas desnudas con el torso pixelado, cabezas rebentadas y también pixeladas y una cantidad indecente de enemigos que parece que salgan de debajo de las piedras.

Da la sensación de que la dinámica será siempre así; introducción con escena cinemática, pequeño preludio jugable y, luego, avalancha de tiros, normalmente en espacios grandes pero limitados y con ciertas variaciones en la forma de resolverlos. Hay una secuencia, por ejemplo, que empieza con una emboscada a nuestro coche. Una vez a cubierto tendremos que proteger a nuestro jefe y guiarlo hacia un lugar seguro. Por el camino nos atacarán unos delicuentes con motos, o nos harán una emboscada en un parking en la que tendremos que utilizar los extintores a modo de bomba si queremos menguar la rocosa resistencia que se parapeta tras las innumerables columnas. Incluso te atacan perros. Malditos perros en los juegos, que son los enemigos más irritantes del mundo.

Esa variedad, por tanto, impide que esa mecánica tan vista de los juegos en tercera persona acabe convirtiéndolo en algo monótono. Y, además, lo básico lo hace bastante bien. El sistema de coberturas, por ejemplo, funciona. Con la A nos cubrimos y luego podemos pasar de un parapeto a otro con el mismo botón, o bien sacar el arma y disparar indiscriminadamente y a ciegas.

Las armas son las típicas —pero quizás haya sorpresas, sólo hemos jugado a cuatro niveles—. Hay pistolas, revólveres, uzis, metralletas, rifles y shotguns, que sepamos. Este apartado es quizás el menos trabajado, ya que el apuntado es bastante desesperante y algo ilógico. Con las uzis o algunas metralletas no acertamos ni a dos metros de distancia; las shotguns, en cambio, son espectacularmente efectivas, incluso desde larga distancia. Todavía están a tiempo de una pequeña calibración y, la verdad, es algo que ayudaría mucho.

En cuanto al sistema de vida, nuestra energía se recargará automáticamente si nos cubrimos el tiempo suficiente. Estos serán de los pocos momentos de respiro que tendremos, pero no de alivio: en cualquier momento te pueden rodear o atacar por detrás. La IA es más que correcta, y muchas veces la única forma de ganar es siendo más listos que ellos. Algo que ayuda: destruir sus coberturas y acabar con ellos a distancia, o acercándonos cuando no nos ven y utilizarlos de escudos humanos. Ojo, sin embargo, porque si te pillan y te disparan a pocos metros caerás al suelo y deberás arrastrarte rápidamente hacia un lugar seguro.

A falta de probar los modos multijugador, que pueden ser incluso más importantes que el single player, Kane & Lynch 2 pinta como un juego de acción que, posiblemente, estará un poco por encima de la media. Si llega al excelente o no os lo podremos decir en pocos días, cuando recibamos la versión final.

Kane & Lynch 2: Dog Days saldrá para PC, PS3 y Xbox 360 el 20 de agosto.

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