Análisis de Kung Fu High Impact
Dar cera, pulir cera.
Kung-Fu High Impact es, ya viendo la pinta del tío de la portada, como una película de Jack Black: te ríes, es entretenida, pasas un buen rato con los colegas, pero en el fondo sabes que no puedes tomártela en serio.
Se trata de un beat'em up que te permite, gracias a la tecnología de Kinect, convertirte en el protagonista de una historia surrealista, con una duración de poco más de un par de horas, narrada con un estilo "comic book" norteamericano, que cuenta las peripecias de un dependiente de una tienda de cómics cuando su jefa le pide que recoja un material en el puerto de la ciudad. A partir de ahí todo se complica, y a través de catorce niveles como un prado, un muelle, el sótano de la tienda, un bosque salvaje, o un pantano, entre otros, debemos pelear contra toda una banda de enemigos y jefes finales: guerreros enmascarados, momias, zombies, gigantes, samuráis, o espectros, entre otros.
La mecánica es muy sencilla, a la vez que agotadora. Previamente a cada nivel, deberemos posar frente al sensor de movimiento de Microsoft tal y como se nos muestra en pantalla para, de este modo, protagonizar las viñetas del cómic que va narrando la historia. Después, ya metidos en faena, toca repartir mamporros a diestro y siniestro utilizando nuestro cuerpo: puñetazos, patadas, rodillazos, cabezazos; todo vale, mientras sea rápido. Puedes incluso hasta coger ese jarrón horroroso que te regaló tu suegra y estamparlo en los enemigos que irán apareciendo, en un número determinado de oleadas, por el escenario. Además de los golpes básicos, también podrás ejecutar golpes especiales colocando nuestro cuerpo de una determinada forma, así, si estiramos los brazos, lanzaremos un superpuñetazo, pero hay más, también podremos causar terremotos, disparar flechas de fuego y lanzar rayos.
Además del modo historia, el título cuenta con partidas personalizadas, de supervivencia y multijugador. En las primeras, podemos crear combates personalizados, seleccionando los enemigos que queremos que aparezcan, el escenario, los golpes, las rondas y la dificultad. Si lo que queremos es ver cuánto podemos aguantar, podemos enfrentarnos a oleadas de enemigos hasta que el cuerpo diga basta, y por último, podemos invitar a cuatro amigos más a que cojan un mando de la consola y se enfrenten a nosotros, que utilizaremos Kinect.
A nivel técnico, gráficamente, a diferencia de otros títulos que utilizan los avatares de Xbox 360 para representar nuestros movimientos, Kung-Fu High Impact captura nuestra imagen y la coloca en las páginas del cómic primero, y en los diferentes escenarios después, desentonando con el aspecto cell-shading que éstos muestran, además, de manera bastante llamativa. El juego está traducido y doblado a nuestro idioma. En este sentido, no hay nada que reprochar, ya que ayuda bastante a entender los tutoriales y seguir la historia. El mayor problema de Kung-Fu High Impact es precisamente el uso de Kinect para jugarlo. Al enorme cansancio que produce estar dando puñetazos, patadas y saltos continuamente, hay que sumar el espacio necesario para poder llevar a cabo todos estos movimientos. Posiblemente, de haber utilizado el mando, estaríamos hablando de un beat'em up más que correcto y original.
De este modo, Kung-Fu High Impact es, a priori, una propuesta original e innovadora, pero que a la práctica, no da el resultado que se esperaba, precisamente debido a la naturaleza del dispositivo de reconocimiento de movimiento. Además, el juego se pone a la venta en formato retail, y quizá habría encajado más como título descargable de Xbox Live Arcade, principalmente por la duración de la campaña y la experiencia de juego que ofrece.