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L.A. Noire

¡Por fin hemos podido jugarlo!

En L.A. Noire vamos a investigar mucho, y solo depende de nosotros hacerlo bien. Los casos pueden resolverse de diferentes maneras en función de nuestra dedicación y nuestro buen olfato. ¿Seremos unos detectives vagos, de los de donuts y café solo a las diez de la mañana que se conforman con las apariencias? ¿O más bien seremos de los que deciden dar un último vistazo por los alrededores del lugar para buscar pruebas? El juego es lo suficientemente flexible como para permitirnos ambas opciones y lo cierto es que, dependiendo de nuestra exahustividad como investigadores, podremos quedarnos en su superficie o dejarnos arrastrar por sus turbulentas corrientes de fondo. Los escenarios del crimen en L.A. Noire son mucho más amplios de lo que cabría suponer de buenas a primeras. Deliciosamente delimitados por la música que nos informa de su presencia, en ocasiones se extienden a lo largo de todo un bloque de edificios, por las azoteas soleadas y salpicadas de chimeneas, o bien en los apartamentos contiguos, habitados por potenciales testigos clave o cómplices encubridores.

El devenir de las investigaciones resulta ágil y muy suave, como todo en L.A. Noire. Todos los elementos que nos permiten intentar dar con la verdad de un caso, desde las pruebas al registro de las conversaciones y los hechos, están siempre a un gesto de distancia, poniéndolo todo de su parte para que nosostros no nos veamos entorpecidos en ningún momento. En Team Bondi han apostado por un juego con una dificultad muy bien equilibrada, pero los puntos de experiencia que iremos obteniendo por nuestro buen trabajo nos acabarán granjeando puntos de intuición por si nos atascamos en algún punto complicado de alguna investigación. Estos puntos de intuición, que funcionan como comodines del 50% que nos permiten eliminar ciertas pruebas o testimonios por su irrelevancia, pueden agilizar las pesquisas, pero su utilización también nos penalizará con menos puntos de experiencia.

Decíamos que todo en L.A. Noire es ágil y suave: la transición estre investigar y conducir, la transición entre interrogar y disparar, pero también el discurrir de las escenas, el detalle gráfico, la iluminación cálida, la paleta vibrante, la música inmejorable, las interpretaciones de los actores y la captura asombrosa de sus movimientos y detalles. El ambiente que alterna el glamour y la luz californiana con la violencia extrema y los cadáveres eviscerados, el tempo que oscila entre la calma reflexiva de la exploración en la escena del crimen y el frenesí de los disparos con una recortada del veinte, la emoción de adentrarse en un oscuro bar sacado de una novela de Hammett o descender las pendientes de las colinas de Los Ángeles en dirección a la comisaría para interrogar a un indeseable asesino de mujeres: incluso en una aproximación breve como la nuestra todo esto resulta tan inmediatamente creíble, tan auténtico, tan natural, que cuesta creerlo. L.A. Noire parece un juego hecho a base de magia y amor. Si el Team Bondi consigue que L.A. Noire tenga la duración y el ritmos adecuados, si logra un equilibrio entre todos sus ingredientes que no se vea alterado por el pasar de las horas y si domina la capacidad de la mecánica jugable y de Cole Phelps y su mundo para sorprendernos y mantenernos pegados al asiento, L.A. Noire será un clásico instanáneo. Cada vez queda menos para descubrirlo.

L.A. Noire saldrá a la venta para PlayStation 3 y Xbox 360 el 20 de mayo de 2011.

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