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Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio

Hergé según Ubisoft.

En el momento cumbre de su popularidad, el creador de Tintín, George Remi (más conocido por su pseudónimo, Hergé), dirigía una empresa que casi parecía una desarrolladora de videojuegos. Mientras escribía El Caso Tornasol, por ejemplo, viajó con fotógrafos y artistas a Suiza para tomar material de referencia. Ahora que Tintín está en manos de una compañía que se dedica a hacer videojuegos casi parece normal que se sienta como en casa.

Ubisoft ha estado trabajando en el videojuego que acompañará la esperadísima película de Steven Spielberg y, para no perder la costumbre, uno se esperaría lo peor: un juego que reduzca una de las obras maestras del cómic a un FPS genérico. Pero no tengáis miedo, porque lo que ha hecho la compañía francesa es muchísimo más interesante. Ha cogido a Tintín y lo convertido en Donkey Kong.

Desde luego, no me esperaba eso... y la verdad es que funciona sorprendentemente bien. Los gráficos 3D del juego se sitúan en un plano 2D - si tienes una televisión que lo permita podrás jugarlo en tres dimensiones, por cierto - y controlas a Tintín mientras salta de plataforma en plataforma por los escenarios, terminando con los enemigos y recolectando baratijas.

Tintín puede luchar, pero eso no es lo que se le da mejor. Al igual que en los cómics, tienes que intentar ser más listo que tus enemigos; analizar sus patrones de movimiento, dejarte caer tras ellos y golpearles sigilosamente con los elementos del escenario dispuestos para ello, por ejemplo.

En un nivel que se desarrolla en el Karaboudjan - un barco que he querido explorar desde que tenía seis años - esto a menudo significa lanzar cosas. Tintín puede coger objetos y tirarlos - apuntas con una brillante línea que marca la trayectoria, como en Gears of War o Worms - y eso significa que puedes deshacerte de los enemigos arrollándolos con bidones de combustible o aplastándolos con cajas.

De todas formas el sistema es bastante variado. Tira un jarrón sobre la cabeza de un enemigo y se moverá de forma cómica y violenta, seguramente golpeando a uno de sus compañeros. En la lucha contra Allan, el villano rival del Capitán Haddock, te mueves de un lado a otro de la pantalla haciendo que se golpee contra fuegos artificiales que actúan como misiles teledirigidos, para después hacer que se estampe contra una pared tras tropezar con una piel de plátano mientras corre detrás de ti (puede parecer que lo de los plátanos es llevar el homenaje a Donkey Kong demasiado lejos, pero en defensa de Tintín hay que decir que el truco ya aparecía en Los Cigarros del Faraón, un clásico desde que se publicase en 1934).

Todo funciona estupendamente: los niveles están diseñados de forma inteligente, con montones de pequeños secretos a descubrir, y la gran cantidad de detalles indica que sus creadores han sido respetuosos con el material original.