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Las locas campañas de marketing de Acclaim

Lo que nunca se atrevió a preguntar del mundo del Videojuego

En los noventa, una de las empresas con mas renombre, no exactamente por su calidad, era Acclaim. Eran productores y distribuidores de reconocidos juegos por aquel entonces como NBA Jam, Mortal Kombat, Turok, o incluso Burnout.

La llegada del siglo 21 fue fatal para la compañía, la cual empezó a perder dinero a pasos agigantados hasta su total bancarrota en 2004. Antes de ese cierre definitivo, Acclaim hizo esfuerzos titánicos para publicitar sus títulos y dio rienda suelta a su departamento de marketing, el cual se sacó de la chistera maniobras comerciales que si bien no les hicieron vender más, si hicieron que todo el mundo, programas de radio noveles por aquel entonces incluso, se hicieran eco de sus bizarradas. Éste es un pequeño repaso por algunas de ellas.

Turok, uno de los hijos predilectos de la compañía, fue seguramente el principal protagonista de este montón de despropósitos comerciales. En 2002 y con motivo de la salida de Turok Evolution para todos los sistemas de la época (en vez de la de Turok 3, como dije en el programa), Acclaim anunció una campaña en la que prometía regalar 10.000 dólares al primer niño nacido el día de su lanzamiento, el uno de setiembre, al que pusieran oficialmente de nombre "Turok". Obviamente, solo el primer niño, con el nombre ya registrado en el libro de familia obtendría semejante suma, con la que de buen seguro hubo un considerable número de niños, lastimados de por vida, que encima de nombre ridículo jamás vieron un duro, aunque supuestamente ese dinero iba dirigido a los gastos de educación del chaval.

En Inglaterra se llevó a cabo una campaña similar, pero menos descarada. Acclaim ofrecía a todos aquellos adultos dispuestos a cambiarse legalmente su nombre durante un año a "Turok", una suma de unos seiscientos euros aproximadamente. Todo obedecía, según sus jerifaltes, a algo mucho más trascendental que simplemente publicitar un videojuego... Aparentemente todo formaba parte de un estudio social sobre marketing del Doctor Simeon Cantrell, un experto en la materia el cual iba a exponer sus teorías en un libro llamado "Market Their Pants Off!". Acclaim aseguró que hasta 10.000 infelices se ofrecieron a semejante despropósito, aunque solo se llegaron a ver públicamente a cinco de ellos.

Agarraos que vienen curvas; sabiendo la poca credibilidad de estas maniobras comerciales, varios internautas se ponen a investigar al respecto y encuentran información muy jugosa. De los cinco seres humanos que acceden a cambiarse el nombre públicamente, se demuestra que dos de ellos como mínimo son actores, el Doctor Cantrell no existe, o por lo menos no en el contexto de Acclaim, y el ISBN del supuesto libro del doctor corresponde a un libro de chistes infantil. La CNN, la BBC y otros respetados medios de noticias cayeron en el engaño... Lo más probable es que realmente nadie llegara a recibir ni un penique por cambiarse el nombre.

Pero Turok Evolution ya dio que hablar anteriormente. Varias semanas antes del lanzamiento oficial, una mañana del 18 de Julio de 2002, apareció un hombre llamado Jason Read acampado frente a una popular tienda de Londres. Jason aseguraba que quería ser el primero en conseguir Turok Evolution e iba a hacer historia consiguiendo el récord de mayor tiempo haciendo cola para comprar un videojuego. Con toda la prensa movilizada, los ejecutivos de Acclaim aparecen en escena ofreciéndole a Jason, en agradecimiento, consolas, videojuegos de su marca y un generador para que su espera, textualmente, se haga menos pesada.

Y así Jason pasó su primera noche frente a las miradas entusiasmadas de sus nuevos admiradores, los cuales, al día siguiente cuando fueron a comprobar como le iba, se dieron cuenta que allí no había ni rastro de su ídolo. Efectivamente, todo fue una maniobra publicitaria y Jason un actor... Era previsible, pero por lo menos podrían haber dejado a este actor conseguir el récord, cosa que seguro habría hecho hablar a la prensa en vez de engañarla una vez más.

Jason Read

Todas estas campañas llegaron a celebrarse pese a lo rebuscado de sus conceptos... pero otro buen número de campañas no llegaron a ver la luz porque alguien cuerdo puso freno a las ansias de Acclaim. Aunque lo más probable, viendo su modus operandi, es que la compañía no tuviera en ningún momento la intención de llevarlas a cabo... solo que la prensa se escandalizara y les hicieran publicidad gratis.

Una de las más sonadas fue por ejemplo, el intento de campaña de promoción para el lanzamiento de Burnout 2, para GameCube, PS2 y Xbox el año 2002; una noticia de la que por cierto recuerdo haber comentado algo en los primeros años de programa. Acclaim animó a las masas a ir corriendo a toda velocidad a la tienda a comprar el juego, hasta el punto de comprometerse a pagar cualquier multa por exceso de velocidad.

Ponerse un nombre idiota o hacer el paripé con un actor, al fin y al cabo, es algo innocuo en lo que nadie, excepto el gañan voluntario, sale perjudicado... pero una campaña que animaba a los consumidores a saltarse a la torera las normas de seguridad, y naturalmente, poner en peligro sus vidas y las del resto de usuarios de la vía pública, no fue bien vista por nadie. Además, la policía estadounidense ya andaba por aquella época un tanto escrupulosa, ya que acababa de estrenarse en cines la película de Vin Diesel "A todo gas", de la que estaban convencidos había hecho aumentar el número de accidentes de tráfico. Al final, el sinfín número de protestas llegadas de todo tipo de organismos, hicieron dar marcha atrás a Acclaim, pero es evidente que habían conseguido su propósito: que se hablara de su videojuego a cualquier precio.

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Hubo muchos más intentos sonados, como el de Virtua Tennis 2. Se acercaba el día de su lanzamiento y éste coincidía con el torneo de Wimbledon, con lo que decidieron promocionar su título durante las rondas finales. En vez de colgar un cartel como haría cualquier persona responsable, Acclaim fue más allá. Pretendían soltar durante los partidos a unas veinte palomas mensajeras pintadas de color verde chillón con el logo del juego en sus alas.

No importa lo mucho que consigas que hablen de ti, o toda la publicidad que te hagan... Si tus juegos son un pestiño, estás condenado a la desaparición.

Varias asociaciones defensoras de los animales saltaron rápidamente a la palestra acusando a la compañía de maltrato animal, a lo que la gente de Acclaim, cual niño que no ha roto nunca un plato se defendió asegurando que usarían una pintura inocua para el ave. Como si marear a un pobre pájaro pintándole todo el cuerpo, meterle un logo en un ala, y hacerle volar entre pelotas que pueden alcanzar los doscientos kilómetros por hora no fuera suficiente tortura. Afortunadamente, la campaña nunca se llevó a cabo.

En 2003, para promocionar Gladiator Sword of Vengeance, el juego que vendían como el más gore de la historia, Acclaim se sacó de la chistera una idea brillante: equipar a los posters del juego colocados en las marquesinas de las calles unos depósitos de tinta roja que durante toda una semana, fueran soltándola asemejándose a un reguero de sangre.

La idea en sí no es mala sobre el papel, incluso ingeniosa, pero imaginaos por un momento estar esperando el autobús y observar de reojo un poster sangrando; por no hablar del montón de niños traumados de por vida. Y otro factor entraba en consideración, el estropicio que causaría no solo en las calles, sino en autobuses, casas y oficinas llenas de huellas rojas de viandantes despistados. Acclaim se comprometió a limpiar todo el desaguisado, pero afortunadamente la campaña nunca llegó a celebrarse, con lo que cientos de felpudos de bienvenida pudieron respirar tranquilos.

En 2004, en uno de sus últimos intentos de prevalecer, Acclaim saca al mercado Shadowman 2nd Coming, un juego de acción de temática oscura. Para promocionarlo, sus jefes de marketing se inventan una de las más memorables, y ridículas, campañas posibles. Se comprometen a pagar todos los gastos del funeral de alguien fallecido recientemente, con la condición de poder poner en la lápida un anuncio del juego.

Semejante disparate no llegó a ver la luz gracias a la Iglesia Anglicana, que puso el grito en el cielo al observar, muy acertadamente, que no solo era una falta de respeto hacia los difuntos, sino que probablemente alguna familia con pocos recursos económicos se hubiera visto obligada a aceptar semejante despropósito con tal de poder ofrecer un buen entierro a sus seres queridos.

Desde entonces, el PhotoShop ha intentado hacernos creer repetidamente que dicha campaña si se llevó a cabo, pero no, afortunadamente ningún difunto ha tenido que soportar pasar la eternidad junto al logo de un juego tan poco destacable.

Estos son, grosso modo, los más bizarros intentos de la empresa para promocionar sus productos... Pero Acclaim no solo tenia un nefasto departamento de marketing; también pasará a la historia por un sinfín de malas decisiones que afectaron de lleno a su línea de productos.

El más sonado de ellos fue el incidente con Dave Mirra. Siguiendo el ejemplo del éxito de Tony Hawk, Acclaim se alió con el especialista en BMX Dave Mirra para sacar al mercado videojuegos protagonizados por el ciclista. No les fue mal, pero llegó un momento en que Acclaim pensó que necesitaban algo extra para aumentar las ventas, y no se les ocurrió otra cosa que incluir en el juego chistes verdes, videos de strippers o la posibilidad de controlar una ciclista en topless, renombrando en el proceso el juego a "Dave Mirra BMX XXX".

Todo esto se llevó a cabo sin la aprobación de Mirra, que al enterarse del percal arde en cólera y exige no formar parte de semejante abominación, que encima era un juego muy pobre. Acclaim renombró el proyecto a BMX XXX, pero aún así usó la imagen de Mirra para publicitar el título, motivo por el cual éste denunció a la compañía ganando veinte millones de dólares.

BMX XXX no solo era un juego terrible, sino que encima su versión de PS2 llegó censurada, perdiendo el poco encanto que pudiera haber tenido el título. Además, muchas cadenas de tiendas americanas prohibieron deliberadamente su venta, consiguiendo unas ventas ridículas para Acclaim.

Finalmente, otro encontronazo memorable de Acclaim en los tribunales fue con las gemelas Olsen. Hace años aparecieron varios juegos infectos protagonizados por estas histriónicas hermanas y aparentemente, Acclaim no pagó la suma total de royalties acordados tras la cancelación de su último proyecto. No he conseguido encontrar información acerca de este último choque de trenes, pero la cercanía temporal de la demanda con el cierre definitivo de la compañía, probablemente no jugó a favor de las gemelas.

La empresa acabó declarándose en bancarrota a mediados de 2004 con deudas por valor de más de cien millones de dólares. Un año más tarde un antiguo ejecutivo de Activision compraría los derechos de imagen de la compañía para crear Acclaim Games, una nueva compañía con unos objetivos de mercado muy distintos a los de su antecesora. Todas las franquicias de la empresa se repartirían entre varios compradores como Throwback Entertainment, que adquiriría la práctica totalidad de la propiedad intelectual de la difunta empresa. Pese a todo, la muerte de Acclaim tiene una moraleja muy evidente: No importa lo mucho que consigas que hablen de ti, o toda la publicidad que te hagan... Si tus juegos son un pestiño, estás condenado a la desaparición.

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