Leisure Suit Larry: Box Office Bust
Gatillazo.
Cuando Al Lowe decidió dejar los videojuegos para dedicarse a recorrer las salas de jazz de Seattle con su saxo también se retiró su seductor playboy Larry Laffer. En ese crucero de placer llamado Love For Sail (1996) se nos fueron muchas cosas. Supuso el punto y final de la sofisticación y el glamour, las camisas de cuello ancho nos dijeron adiós, se acabaron los combinados de nombre caribeño que medían el arrojo y la fortaleza de quien los tomaba. Se nos iba el lado oscuro de los 70 y con él, también el genuino polyester.
Hoy en día ya no se llevan esas cosas, pero esto no quiere decir que no persigamos los mismos objetivos. De hecho, seguimos igual de super salidos –quizás más y todo– y nos metemos en líos embarazosos igual que antes. Ligamos por Internet, reímos con las pelis de Apatow y Mottola, lanzamos "negas", tomamos Red Bull y todo nos parece awesome… Nuestro dios es Barney Stinson y el póker nos une a nuestros ancestros.
Siguiendo este patrón, el juego de Larry ideal de nuestros días debería reflejar el modelo de ligón que se lleva ahora y que podemos ver en la serie Cómo Conocí a Vuestra Madre(CBS, 2005). Sin embargo, parece que con este Box Office Bust, Team 17 (Worms) ha cometido el mismo error que ya cometieran High Voltage con Magna Cum Laude (2004). Por un lado han renunciado a todo el bagaje de seducción con estilo heredado de la saga en un intento de acercarse a ése nuevo (y muchas veces menospreciado) público post-American Pie; por otro, han tropezado con el concepto "consola" y han creído que los botones de colores de un pad son la antítesis de lo que supone romperse el coco, lo que significa vía libre para estúpidos mini-juegos sin oficio ni beneficio. Antes, para mojar en un Larry tenías que currártelo, sin embargo, desde que el sobrinito asomó su narizota por las consolas lo único que hemos visto son poco más que unos Quick Time Events que realmente parecen diseñados para jugar con una sola mano de lo fáciles que son.
Boogie Nights
El sobrino de Larry no convence. Como hemos dicho, ocupa por segunda vez consecutiva el lugar que antaño ocupó su tío como protagonista, pero desde luego no parece que sean de la misma sangre. Si en Magna Cum Laude ya lo teníamos haciendo de las suyas en el sugerente escenario de un campus universitario de los que vemos en las pelis americanas, en esta ocasión lo tenemos buscándose un trabajillo para el verano (al menos es un chico responsable). Su tío lo ha llamado para pedirle algo de ayuda en sus estudios de cine pseudo-porno-serieZ, al parecer la productora de la competencia tiene malas intenciones y nosotros deberemos investigar de qué se trata. A partir de aquí, nos convertiremos en una especie de chico de los recados que se pateará gigantes platós resolviendo peticiones surrealistas desde la perspectiva de un sandbox actual, es decir, con un mundo abierto, visión en tercera persona y un mapa de misiones en una esquina de la pantalla.
El aire desenfadado que rodea a todo el juego y el curioso escenario donde se lleva a cabo hacen que nuestro medio de transporte básico para ir de una a otra misión sean una especie de cochecitos de golf que, por el hecho de que escasean muchísimo, harán que nos pasemos más de la mitad del tiempo de juego yendo de un lugar a otro a pie. Y precisamente esto, ir a pie, se convierte en algo abrumadoramente cansino; sobre todo en unos escenarios absolutamente vacíos y con los que apenas podemos interactuar.
La única interacción que nos ofrece el “mundo abierto” de Box Office Bust son las misiones. Las hay de varios tipos. En primer lugar están los encargos, que serían las misiones principales que nos llevarán a descubrir poco a poco la historia (bastante larga) y que consisten básicamente en hacer de recadero: recoger objetos, llevarlos de un lugar a otro, transmitir mensajes a los personajes, etc.
Cuando realicemos bastantes de estos recados se nos ofrecerá otro tipo de misión mucho más completa y que nos llevará directamente a los sueños húmedos del joven Larry, en los que él es el protagonista de películas como “El Bueno, el Feo y el Falo”, “Bytanic”, “El Ataud Embrujado”, etc. Se trata de misiones temáticas ambientadas en películas y que nos ponen frente a retos que se dividen en secciones correspondientes a diferentes géneros (plataformas, acción en primera persona, carreras, beat em up). Finalmente, y como no podía ser de otra manera, están las escenas de seducción.