Lollipop Chainsaw
Bellezas, zombis y motosierras. ¿Qué puede fallar?
No es un juego que nos vaya a cambiar la vida, no se trata de ninguna obra maestra y es más que probable que no haga acto de presencia en los GOTY del año que viene. De hecho, si nos ponemos farrucos, seguro que le podemos encontrar cantidad de defectos y taras. Pero, a pesar de todo esto, Lollipop Chainsaw es uno de esos títulos que pese a su innegable lista de problemas consiguen destacar con fuerza propia entre la inmensa marea de videojuegos del mercado, incluso entre los que son indudablemente mejores que él. No se puede negar que tener a una hermosa protagonista enseñando cacha ayuda, pero me atrevería a afirmar que hay algo más en este juego que esa simple banalidad.
El título de "Grasshopper Manufacture" tiene algo que no abunda precisamente en el mercado: estilo. Un estilo muy marcado, una personalidad propia y, ante todo, mucho carácter. Algo que precisamente tienen en común todos los títulos que han contado con Goichi Suda al cargo, principal rostro visible del estudio; desde las dos entregas de "No More Heroes" hasta el peculiar experimento junto a Shinji Mikami titulado "Shadows of the Damned". Todos ellos al igual que "Lollipop" son títulos que no alcanzarán nunca el Olimpo del videojuego pero que han conseguido ser recordados con un cariño especial.
Lollipop Chainsaw es uno de esos títulos que pese a su innegable lista de problemas consiguen destacar con fuerza propia
"Lollipop Chainsaw" no es un "Oneechanbara"; no es un título que dependa exclusivamente de contar con una fémina espectacular que sacie las ansias y deseos sexuales más ocultos del jugador. El juego tiene, además de estilo, carisma y muy buen humor. Puedes hacerte a la idea que no estás ante un juego muy cuerdo desde el momento en que descubres que su principal premisa será una animadora de un tópico instituto yankee empuñando una motosierra gigante decorada con corazones ante un apocalipsis zombi. Las locuras se amontonan una detrás de otra, haciendo acto de presencia desde los diferentes miembros de la familia de Juliet, a cada cual más chalado, hasta el mismo novio de la protagonista, al que ésta misma ha decapitado para evitar que fuera infectado y cuya cabeza lleva colgada cual llavero de la cintura. Un Apocalipsis zombi además, perpetrado por una serie de villanos evidentemente estereotipados en las diferentes minorías de un instituto; desde el heavy y el punkarra al hippy o al emo. Las carcajadas con este título están más que aseguradas: algunas de sus salidas son antológicas y el humor tan ácido que guarda hacia todos los tópicos de una serie de instituto a lo Disney Channel es particularmente sangrante.
Detrás de tanto absurdo se esconde un beat'em up de clarísima vieja escuela, con los botones de siempre, las estrategias de toda la vida y los añadidos habituales. Una formula que demuestra rápidamente su excesiva simpleza y que corre el serio peligro de tornarse muy repetitiva al poco, pero que es solventada siempre que estemos dispuestos a gastarnos en la tienda el duramente logrado dinero del juego en nuevas técnicas y movimientos. Y digo "si estamos dispuestos", pues esa misma moneda es la que nos sirve para comprarle nuevos y sugerentes trajes a la protagonista... y creo que a estas alturas ya sabemos de que pie cojea cada uno de nosotros. Fetichismos aparte, es francamente curioso como en aspectos jugables el título conseguirá llevarnos del tedio y aburrimiento a una ligera obsesión en continuar adelante. Leí no hace mucho que precisamente el gran logro de "Lollipop Chainsaw" era ese, siendo como es un juego del montón, conseguir ocultar todos sus defectos con una mezcla de locura, humor, variedad de extras y un acabado técnico muy resultón.
Porque ese estilo tan personal a medio camino entre la estética de un cómic yankee y la de una serie de niñatos americanos en un campus es realmente atractivo, como lo es también una banda sonora que cuenta con temas verdaderamente grotescos por un lado y composiciones del maestro Akira Yamaoka por otro. Una receta rematada con guiños dignos de una película de serie B y de algún que otro homenaje a juegos clásicos como "Pacman" o "Elevator Action".
"Lollipop Chainsaw" no tiene más, ni tampoco lo necesita. Es un juego simple, sin demasiadas pretensiones de comerse el mundo, sin ansías de aparecer entre los superventas del mercado y no obstante ha logrado colarse entre los juegos más interesantes de esta segunda mitad del año. Su clave, sin duda, una formula jugable que funciona y, sobre todo, un humor absurdo y descerebrado. Haciendo un símil culinario, "Lollipop" por sí solo no sería más que un soso y aburrido plato de pasta; pero es la salsa, su acompañamiento, la que consigue que el título sea atractivo a los sentidos, y en este caso es de cinco estrellas.
Es un videojuego divertido, hilarante, con momentos nacidos de una mente indudablemente perturbada, pero que engancha como el que más; un título que se hace corto, porque además su longitud es relativamente breve. Un juego, insisto, que en el fondo tiene indudables problemas y defectos, que en su planteamiento más básico es francamente soso, pero que a pesar de todo es capaz de conquistarte con sus virtudes, que las tiene y son gratamente brillantes.