Los juegos del futuro - Ender Magnolia: Bloom In The Mist

De forma silenciosa pero constante, la actualidad ha ido acaparando todo el espacio informativo. Y aunque este hecho no se circunscribe de forma única al mundo del videojuego, damos por hecho que nuestros lectores entenderán que Eurogamer poco puede hacer en otros ámbitos. Sin embargo, donde sí podemos tomar la iniciativa es a la hora de prestar una mayor atención a proyectos de la industria del videojuego con un brillante porvenir. De ese renovado esfuerzo nace esta sección, “Los juegos del futuro”.

El videojuego, como medio joven que aún busca su sitio, arrastra consigo un buen puñado de males endémicos. Uno de los más arraigados es, sin ningún género de dudas, su condición de hermano raquítico de alguna que otra arte audiovisual con mayor reconocimiento social. Del cine, vaya. Y pese a que semejante bagaje acarrea no pocas piedras lanzadas desde su propio graderío, lo cierto es que dicha condición provoca que, en muchas ocasiones, el videojuego contemple a escondidas a su hermano mayor en busca de guía en vez de alzarse sobre los hombros de sus antecesores para forjarse su propio camino. Cómo explicar, si no, las exasperantes maniobras de márketing, las estériles ceremonias de premios o la imperiosa necesidad de crear secuelas de universos agotados.

Menos mal que, aunque sea de vez en cuando, hay excepciones a esta última regla. Como Ender Magnolia: Bloom In The Mist.

Secuela de Ender Lilies: Quietus Of The Knights, Ender Magnolia (dejaremos la parte de “Bloom In The Mist” flotando en el limbo de los subtítulos perdidos) nos traslada, de nuevo, a un universo de fantasía oscura en el que nuestra protagonista despierta sin recuerdos y rodeada de destrucción, muerte y caos. Pese a que estos indicios apuntan a que bien podría haber despertado en un mundo cualquiera de Warhammer -incluso en mitad de un amistoso de Blood Bowl-, poco a poco iremos desvelando detalles sobre la historia de este prometedor cruce entre metroidvania y soulslike. Nuestra protagonista, Lilac, vuelve a recorrer los inhóspitos parajes del antaño próspero Reino de Humelia, enfrentado ahora a las consecuencias de sus propios actos.

Con estas pinceladas de historia -y unas cuantas más que dejaremos en el aire para que el jugador las descubra por sí sólo-, abre fuego un título que, ya desde los primeros compases, no tiene ningún reparo en declarar sus intenciones de ser continuista. En el mejor sentido posible, claro está. Y es que tanto dará que nos fijemos en el apartado audiovisual como en el jugable: Ender Magnolia está dedicado por entero a ofrecer una experiencia más refinada que su antecesor. Desde unos diseños y animaciones impecables hasta unos escenarios que complementan a la perfección la oscura historia que se desvela ante nosotros, todos los elementos que componen las localizaciones a las que se puede acceder en este Early Access prometen un título con un empaque muy superior a la primera entrega. Mención especial merece, además, la melancólica banda sonora que acompaña el periplo de Lilac y sus improbables ayudantes. Una colección de preciosas melodías que elevan el conjunto del título y que, al mismo tiempo, parecen querer pasar a evocar la condenación a poco que te descuides.

Ahora bien, si guardara silencio un segundo, casi podría oír como pensáis “sí, sí… todo esto que nos cuentas está muy bien, pero ¿qué tal se juega?” Pues muy bien, gracias por preguntar. Siguiendo la estela de su antecesor, Ender Magnolia no pierde el tiempo a la hora de introducir sus mecánicas. Y al igual que le ocurría a la protagonista de Ender Lilies, Lilac sólo es capaz de realizar las acciones relativas al movimiento como saltar, esquivar o agarrarse a los salientes de los amplísimos escenarios que tendremos que explorar. Sin embargo, el hecho de que Lilac no tenga capacidades ofensivas no significará, ni por lo más remoto, que esté a merced de los enemigos que nos salgan al paso. Pudiendo forjar alianzas con homúnculos que aún mantengan un mínimo de cordura, Lilac podrá delegar la siempre desagradable tarea de combatir en aquellos aliados que bien de forma voluntaria, bien gracias a un poco de persuasión -o sea, a estocada limpia- se incorporen a nuestras filas. A efectos prácticos, esto significará que podremos asignar cada homúnculo aliado a un botón de ataque, y estos se manifestarán para atacar a nuestra voluntad.

Como es lógico, cada uno de ellos servirá a propósitos distintos y quedará en nuestra mano cómo alternar, por poner unos ejemplos, ataques contundentes pero de menor alcance con el clásico, pero nunca bien ponderado, combo de tres golpes. Si a esto le sumamos un medidor de resistencia al noqueo de todos los enemigos -sí, jefazos incluidos- o la capacidad de introducir variantes a los ataques de nuestros homúnculos, no queda otra que concluir que el combate de Ender Magnolia apunta a una profundidad muy superior de la que sus primeras combinaciones indican.

Sin embargo, no todo han sido alegrías en este primer acercamiento al Early Access de Ender Magnolia. En primera instancia, conviene señalar que, a diferencia de su antecesor, la balanza entre metroidvania y soulslike está mucho más inclinada hacia el segundo componente. A esta percepción contribuye, y mucho, el hecho de que, además, se nos otorgue el doble salto al llevar apenas una hora de recorrido. Y, por otro lado, es complicado valorar ese mismo componente soulslike cuando no hay forma de saber qué nivel de dificultad tiene esta primera versión. En cualquier caso, es de justicia señalar que estas puntualizaciones quedarán mejor o peor retratadas conforme este Early Access reciba las correspondientes actualizaciones. En el primer caso porque una mayor cantidad de mapeado nos permitirá calibrar mejor esa balanza jugable y, en el segundo caso, porque la opción de seleccionar dificultad está prevista para una posterior revisión.

Estas pequeñas imprecisiones -propias de un Early Access y, por ende, susceptibles de ser corregidas dentro del mismo- no empañan, ni por lo más remoto, el hecho de que Ender Magnolia: Bloom In The Mist cimenta lo que aspira a ser no ya una gran secuela, sino un gran título por derecho propio.