Retroanálisis: Los Justicieros
La moda del Full Motion Video.
Dinamic Multimedia... esa compañía.
Hoy no vamos a hablar de el auge y decadencia de nadie, pero sí vamos a hacerlo de una plaga que asoló el PC a mediados de los 90. Una moda que se basaba en el asesinato sistemático de la jugabilidad, en el puro espectáculo, en juegos en CD... lo que se denominó "películas interactivas".
Y, como no podía ser de otra manera con la compañía que tocó más palos que Sasha Grey, Dinamic también sacó un juego basado en el Full Motion Video:
Los Justicieros.
Una plaga que asoló el PC a mediados de los 90. Una moda que se basaba en el asesinato sistemático de la jugabilidad, en el puro espectáculo, en juegos en CD... lo que se denominó "películas interactivas".
Los juegos Full Motion Video, o FMV, se caracterizaban por ser un vídeo tras otro en los que el jugador no puede hacer nada, tan sólo actuar en momentos muy concretos, para a continuación pasar al siguiente vídeo. Ejemplos de esto los tenemos en clásicos como Phantasmagoria o The X-Files, juegos muy disfrutables, pero que no pasaban de ser telefilmes de sobremesa con ratón.
No me entendáis mal; hubo muchos juegos con FMV bien llevado, como Privateer II, Under a Killing Moon o 7th Guest, juegos en los que el FMV era un apoyo para el juego y no la base del mismo. Pero no nos extendamos, aunque el tema da para un artículo por si mismo.
Hemos venido a hablar de un juego de Dinamic Multimedia (ponerse Multimedia en el nombre era lo más por aquel entonces), adaptación a su vez de una recreativa llamada Los Hermanos Zorton, que de por sí era una copia descarada y la española de uno de los grandes juegos en laserdisc: Mad Dog McCree.
Un justiciero, que somos nosotros, llega a un pequeño pueblo al oeste del río Pecos. Polvo, caballos, Saloon, furcias... el pueblo lo tiene todo, y parece un buen sitio para lo que quiera que sea que hemos venido a hacer a este puñetero rincón perdido de la mano de Dios.
Pero antes de que podamos entrar al saloon y pedir un whisky, dos forajidos nos retan a disparar a unas estrellas de sherrif y a unas botellas sostenidas por un enano. Y claro, como todo forajido, se enfadan porque no le damos al enano y se lían a tiros con nosotros.
Los Justicieros nos lleva a lo largo de un western absolutamente clásico en primera persona. Nuestra búsqueda consistirá en reunir los trozos de un mapa que nos lleve a la prisión de Sonora, donde se esconden los hermanos Zoton, que tienen aterrorizado al pueblo. Pasaremos por todos los decorados necesarios en este tipo de producciones: el Saloon, el banco, la mina, etcétera; no falta nada de nada.
Todo lo que veamos será desde el punto de vista del protagonista, con los personajes hablando con nosotros directamente.
Y El juego es un shooter FMV; esto es, una película interactiva en la que sólo podemos participar en ciertos momentos, usando el puntero del ratón a modo de punto de mira. Si damos en el objetivo, la película continua, pero si fallamos somos abatidos y tenemos que soportar una escena en la que el juego destila puro odio, porque una cosa es que te llamen inútil, y otra que lo haga el feo de los Calatrava.
Ay, los actores... ¡qué elenco de titanes nos acompañaba! Entre los candidatos al Oscar teníamos al ya mencionado Paco Calatrava, o al humorista Mariano 1,85. El resto, ni puñetera idea, ni entonces, ni ahora.
Eso es Los Justicieros: FMV y más FMV. Y es que el juego no tiene más y es completable en un rato. Como añadido a la mecánica de la recreativa original se incluyen unos minijuegos, mediante los cuales ganaremos dinero para comprar munición, muy limitada en todo momento. Si estos juegos aportan algo o entorpecen el juego es cuestión de opiniones, pero yo me sitúo en el segundo grupo: yo he venido a disparar.
Los Justicieros fue bien recibido en su momento, y es que el juego no es malo: es un shooter FMV de libro. Todas las secuencias son siempre iguales, y sabemos que después de que el vaquero de la barra dispare, se levantará uno de la mesa central, y luego el apoyado en las escaleras atacará. Y es que pasadas las primeras partidas, el juego no tiene desafío de habilidad, convirtiéndose en un juego de memoria, como todos los del género.
El mérito del juego fue salir en el momento adecuado, en plena obsesión por el Full Motion Video. De hecho, Picmatic, los desarrolladores, crearon también la recreativa "Corrupción en Marbella", de escasa repercusión, mismo género y muy superior nivel de ojiplatismo provocado al jugador. Es más, estaba prevista la salida de este arcade en PC, pero el abandono del desarrollador principal dio al traste con todo, y es posible que la reorientación absoluta de Picmatic hacia las tragaperras tenga algo que ver.
Muy disfrutable a día de hoy, aunque muy limitado en jugabilidad, Los Justicieros es uno de esos juegos que, seguramente, no serán recordados dentro de unos años, pero que merece la pena ser desempolvado de vez en cuando para enseñarle a los Zorton quién manda.