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Los mejores juegos de 2021 que no has jugado (III): Mini Motorways

Madrid-Puerta de Atocha.

El lanzamiento de una secuela espiritual de Mini Metro debería ser un acontecimiento mundial, uno de esos en los que el universo se para unos segundos para admirar este regalo para la humanidad que, a todas luces, no nos merecemos. Sin embargo, Mini Motorways ha pasado medio desapercibido en un año un poco extraño, un poco caótico para los videojuegos; para mí, un craso error, porque el juego es capaz de ponernos en un lugar mental pacífico y dulce de una manera cada vez más extraña, y precisamente por eso es uno de los títulos más relevantes del año.

Mini Motorways salió originalmente en Acceso Anticipado en PC el pasado año 2019, y, como el anterior título estudio neozelandés Dinosaur Polo Club, nos insta a dibujar mapas de ciudades de manera que sean utilizables para que los ciudadanos puedan llegar a sus puntos de interés, lugares de trabajo y demás. Si Mini Metro quería que construyésemos una red de metro, Mini Motorways sube un poquito la apuesta y nos permite crear redes de carreteras completas. Hay varios escenarios posibles que podemos escoger: podremos jugar a planificar en Los Ángeles, Beijing, Tokio, Moscú o Munich.

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Empezaremos cada partida con un mapa en blanco en el que el reloj interno del juego hará avanzar el paso de los días. Conforme pasen los días, irán apareciendo determinados puntos de interés en el mapa que tendremos que enlazar a través de carreteras. Están los puntos de salida, que son casas, y los puntos de llegada, que son instalaciones (presumimos que son centros comerciales, oficinas o parques). Entre ellos se moverán constantemente coches, yendo y volviendo de estos lugares. Cada punto de interés tendrá un color, que nos indican posibles trayectos: los coches que salgan de las casas azules irán a las instalaciones de color azul, los de las casas de color amarillo irán a las instalaciones de color amarillo, y así sucesivamente. El truco está en que no tenemos materiales infinitos para construir todas las vías que queramos, así que tendremos que optimizar las rutas para que sirvan varios propósitos. Serán limitados el asfalto para crear carreteras, pero también los puentes, túneles, rotondas y semáforos. A final de cada semana in-game se nos ofrecerán varias opciones de recursos que podremos obtener para encarar la semana siguiente. El juego se acaba cuando nuestras vías están demasiado congestionadas como para que los ciudadanos lleguen a tiempo a sus destinos; el objetivo es conseguir que la mayor cantidad de ellos puedan alcanzar el punto de llegada sin problemas.

Al principio el juego es muy sencillo, mientras tenemos pocos puntos que enlazar y pocos desafíos a los que enfrentarnos; pero, igual que pasaba en Mini Metro, conforme va aumentando el número de personas que circulan por nuestras vías, tenemos que tener un control muy preciso sobre la carga que lleva cada carretera, para que no se formen atascos o se tarde demasiado de un punto a otro.

Suena extraordinariamente aburrido, pero no os dejéis engañar: el diseño visual y de sonido del juego lo hacen una experiencia muy, muy agradable. Podemos pausar el juego en cualquier momento y reconsiderar nuestras decisiones, incluso borrar todo el mapa y empezar desde cero sin ninguna penalización. No obstante, para poder arreglar nuestros errores y reconsiderar el trazado de nuestra ciudad tendremos que pararnos a observarla: los puntos de tensión, los cruces más transitados, las casas más alejadas que tienen más dificultad para acceder a determinados lugares. Así, la mayor parte del juego la pasaremos observando. Observando rutinas, trayectos, acumulaciones de coches, viendo los pequeños puntitos sobre la pantalla ir y venir. La posibilidad de pausar en cualquier momento, de volver sobre nuestros pasos y deshacer nuestros errores, hace que sintamos cada ciudad cada vez más nuestra; pero, al mismo tiempo, cada mapa tiene una personalidad totalmente diferente. Los coches y la estructura de los puntos que van apareciendo en el mapa tienen una personalidad tan diferente en Tokio respecto a, por ejemplo, los de Los Ángeles, que identificamos enseguida qué escenarios nos gustan más, cuales encajan con nuestra manera de jugar, o nuestra decisión cambiará según en el humor en el que estemos.

El juego puede parecer, a priori, no muy diferente respecto a Mini Metro, pero tanto el progreso como el nivel de detalle con el que podemos diseñar nuestras ciudades es muy avanzado respecto al primero. Además, un detalle estético mayor y un especial cuidado al respecto de los sonidos hacen que Mini Motorways pueda convertirse, fácilmente, en nuestro lugar feliz: uno en el que relajarnos, uno el que estresarnos, o uno en el que dar riendas sueltas a nuestra creatividad y simplemente diseñar lo que queramos. El sistema de retos diarios y semanales, en los que podemos jugar con condiciones especiales y comparar nuestras puntuaciones con jugadores de todo el mundo. Mis favoritos, por ejemplo, son los retos que nos permiten obtener el doble de asfalto a cambio de que todas nuestras carreteras sean líneas rectas. Me suelo encontrar frecuentemente a mí misma repitiendo estas misiones una y otra vez, no por intentar superar mi propia puntuación ni la de nadie, sino simplemente por poder disfrutarlas de nuevo. Ojalá el mundo fuese así de bonito, sencillo y agradecido a veces; ojalá pudiéramos vivir dentro de el estado mental que nos deja Mini Motorways todo el tiempo.


Mini Motorways se estrenó el pasado 19 de septiembre de 2019 en PC en Acceso Anticipado (Steam) y en su versión definitiva el 20 de julio de 2021. Saldrá en Nintendo Switch 2022.

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