Los mejores juegos de este año que no has jugado (VIII) - World of Horror
El faro.
Tenía mis reservas a la hora de introducir a World of Horror en esta sección. Por un lado, de entre todos los juegos independientes del año 2023, posiblemente este sea uno de los más conocidos. Por otro, me da la sensación de que a pesar de que su estética llamativa y su clarísima referencia al trabajo del autor japonés Junji Ito han dado mucho que hablar durante el largo período de acceso anticipado del juego, una cantidad proporcionalmente muy pequeña de personas acabaron realmente jugándolo cuando se lanzó su versión definitiva el pasado octubre.
En cierto modo, no es de extrañar. El juego del desarrollador polaco Paweł Koźmiński (¿sabíais que, como el propio Junji Ito antes de ser mangaka, Koźmiński compagina el desarrollo de videojuegos con ser dentista?) puede parecer todo estética, pero a la larga sus sistemas, sus particulares mecánicas de progreso y sus sutiles maneras de añadir terror y angustia a cada paso que damos en su mundo requieren un poco de paciencia. Paciencia para entenderlas, al principio, y para dominarlas y conseguir acabar una partida, más tarde. Como si se compadeciese de lo largo que es el viaje que nos espera - y, más probablemente, por las peticiones de los usuarios del Early Access -, World of Horror nos recibe con un pequeño tutorial en forma de mini investigación y una insistencia notable en que empezar en el modo más bajo de dificultad es lo normal, pero que el juego de verdad comienza cuando dominamos las más altas.
La estructura roguelike de World of Horror es uno de los aspectos más diferenciadores y, al mismo tiempo, más adictivos de todo el conjunto. Al principio de cada partida se nos genera un personaje con ciertas estadísticas y atributos. Con el tiempo, aprenderemos cuáles de ellos tienen más ataque, o más facilidad para aprender magias, o menos sensibilidad a obtener maldiciones. Pero especialmente en los primeros compases, la idea es que dejemos que el juego nos otorgue uno aleatoriamente y que exploremos sus posibilidades. La premisa del título es que nos encontramos en una ciudad maldita por algún tipo de dios antiguo y, antes de que su maldición se apodere de todo lo que conocemos, tenemos que investigar la ciudad para conseguir pistas sobre el faro del que parece emanar toda esa energía negativa.
Las partidas, no obstante, tienen la forma de episodios autoconclusivos. En cada una de ellas se nos dará a elegir entre distintos casos de entre los que tendremos que resolver un total de cinco para poder llegar al final. Los casos son compartidos entre partidas, es decir, tienen una base mecánica y un misterio común que tendremos que resolver, pero otros elementos, como el combate, los objetos que encontraremos o el orden en el que llegaremos a las pistas variarán de manera aleatoria. Así, hay una estructura de progreso evidente - cuanto mejor conozcamos los casos, más sencillo nos resultará tomar decisiones y priorizar objetivos - pero las partidas siempre son distintas porque cambiarán los combates, o los eventos, o las reacciones de nuestro personaje ante ellos. A veces la suerte nos sonreirá y avanzaremos muy rápido a través de un caso muy difícil, a veces fracasaremos en un caso que creíamos conocer a la perfección y descubriremos algo que no sabíamos sobre él.
Pero lo verdaderamente fascinante de World of Horror es la manera en la que todos y cada uno de sus elementos son totalmente desquiciantes. Como un artefacto prohibido decidido a llevarnos paso a paso, clic a clic, hasta la locura, la opacidad de ciertas de sus mecánicas o lo aparatoso de otras parecen creadas única y exclusivamente para intentar volvernos locos. El combate, un sistema de turnos que, fuera de contexto, es bastante sencillo, está envuelto en una interfaz pequeña, críptica y aparatosa. Quizás podríamos considerarlo un problema de diseño, pero yo siento que es todo lo contrario: un diseño que consigue exactamente lo que busca, incluso si lo que pretende es mantenernos en tensión constante. Sus iconos casi ilegibles al principio, su línea de acciones, el peculiar manejo del inventario y otros muchos detalles hacen que sea total y absolutamente imposible automatizar los enfrentamientos. Equivocarse es sencillo, y perder vida o ganar una herida fatal por error también, así que navegaremos cada combate como si fuese la primera vez que lo luchamos, siempre al borde del asiento por si algo sale mal y nos obliga a empezar la partida desde cero.
Con sus peculiaridades, e incluso con su barrera de entrada un poco más alta de lo que podría parecer en un principio, World of Horror es un juego que responde extraordinariamente bien a nuestros esfuerzos. Se desvela poco a poco ante nosotros, como una buena novela de misterio, quizás su segunda inspiración más evidente después de la obra de Ito. Y si algo de lo anteriormente mencionado os ha llamado la atención, estoy segura de que a vosotros también os cautivará sin problemas.