Análisis de Los Sims 4 para consola
Sim más.
Hubo un momento de mi vida en el que pensé que nunca llegaría a jugar un título de Los Sims en consola sin la sensación de estar perdiéndome un montón de cosas. Las versiones del archiconocido simulador de vida de Maxis que hasta ahora habían llegado a estas plataformas, con modestas excepciones, tenían más trazas de ser un spin-off reciclado de los títulos de PC, tratando de explotar un poco más el tirón de la marca, que de plantear algún tipo de apuesta real para los jugadores. Se me ocurre Los Sims 2 de Nintendo DS como anomalía: un RPG sencillo pero curioso que destacaba por funcionar en tiempo real y por la gran variedad de historias que podíamos desbloquear, pero que más allá de los guiños concretos y algunos de los elementos clásicos de la saga, como el medidor de necesidades, podría haber funcionado igual de bien bajo cualquier otro título.
Tras un pequeño intento con Los Sims 3 para PS3 y Xbox 360, con un port quizás no extremadamente optimizado y que eliminaba alguna de las opciones de la versión de PC pero que hacía un valiente intento de pasar del teclado y ratón a los joysticks, el anuncio de la publicación tardía de Los Sims 4 en consola despertaba un optimismo cauto. Sobre todo, se entiende que esta edición puede llamar la atención a quienes por comodidad o falta de recursos no habían jugado al título original, ya que además del contenido con el que el juego debutó en su lanzamiento en el año 2014, cuenta con el añadido de incluir todas las actualizaciones que el juego base, sin expansiones, ha ido incorporando desde entonces. Dispondremos de un nuevo vecindario completo en el que podremos ubicar nuevas edificaciones, una herramienta de creación de personajes mejorada y con más opciones de customización de género, y un nuevo tipo de Sims con los que jugar: los infantes, a medio camino entre bebés y adolescentes.
Por si alguien ha conseguido escapar de esta icónica saga durante los casi veinte años de vida con los que ya cuenta a sus espaldas, quizás es interesante describir los que han sido sus rasgos principales durante todo este tiempo. Los Sims 4 - como los títulos numéricos previos de la serie - es un simulador de vida virtual que se caracteriza por ofrecer multiplicidad de opciones de personalización de espacios y personajes, y por no imponer al jugador ningún tipo de guión ni objetivos concretos. En él, tomamos control de uno - o varios - avatares, que podemos diseñar a nuestro gusto, y centrarnos en intentar que progresen en sus metas vitales. Para ello, tendremos que ocuparnos primero sus necesidades básicas, como comer, dormir o ducharse, pero también algunas más complejas, como conseguir un trabajo para traer algo dinero a casa y poder pagar las facturas. Suena bastante mundano, y a priori cabría cuestionarnos cuál es el atractivo de un videojuego que imita de forma tan deliberada lo que sería el día a día habitual de cualquier persona media.
La versión PS4 de Los Sims 4 es una réplica a escala 1:1 de la versión original, pero la piedra angular que determinará el éxito de este port será precisamente un obstáculo difícil de saltar: el control.
No obstante, la propia lógica interna del juego da lugar a toda una serie de situaciones de narrativa emergente con muchísimas posibilidades. Tan pronto nos encontraremos enfrentándonos a situaciones trágicas como la muerte de un ser querido en un incendio provocado por dejar la sartén en el fuego más tiempo del que tocaba como se nos presentará la opción de hacernos amigos de la propia Parca, ir al espacio y establecer relaciones románticas con fantasmas. Otro punto a favor es, indudablemente, el hecho de que prácticamente todos los aspectos de la vida de nuestros sims sean personalizables, desde la ropa hasta el mobiliario de nuestras casas. Pocos títulos saben replicar esa sensación de emoción que nos genera crear a un sim que se parece de forma relativamente fiel a nosotros mismos, o a nuestros conocidos, y verle más tarde replicar comportamientos con los que nos sentimos identificados.
La posibilidad de replicar la experiencia que ofrece la versión de PC, pero en nuestras consolas ha sido uno de los elementos que Electronic Arts ha utilizado como reclamo a la hora de publicitar el título. En este sentido, podemos quedarnos tranquilos: la versión PS4 de Los Sims 4 es, básicamente, una réplica a escala 1:1 de la versión original. Pero esta afirmación, en sí misma, no es suficiente para aplacar todas las posibles reticencias que el concepto podría generar a los jugadores. La piedra angular que determinará el éxito de este port será precisamente un obstáculo difícil de saltar: el control, que ya no dispone de la comodidad del ratón y los atajos de teclado para desplazarnos por los abundantes menús.
Para adaptar el control del juego al mando en esta versión para consolas se ha optado por un sistema que combina el uso de un cursor, que manejamos con el stick derecho, y los botones, que nos permitirán adelantar y pausar el tiempo, movernos por los menús de aspiraciones y necesidades, seleccionar objetos e interactuar con ellos. Es una solución bastante solvente, aunque no es tan intuitivo como hacer clic en el elemento que necesitemos con el ratón, y hasta que nos acostumbremos, alternar entre cursor y botones se hará un tanto incómodo. A la larga, lo más probable es que en el "modo vida" - ese en el que se desarrolla el día a día de nuestros sims - no tengamos mucho problema, pero cuando entramos en el "modo construcción", para editar los edificios y el mobiliario del que disponemos, la cosa se complica. Los fallos de rendimiento que el juego experimenta de forma puntual se acrecientan en gran medida aquí, y esto, unido a la falta de precisión relativa que supone manejar el cursor con el stick, hace que remodelar nuestras habitaciones sea una tarea un tanto frustrante en ocasiones.
Si hay algo que se echa en falta, más allá de los detalles técnicos, es el soporte para mods, que siempre ha sido uno de los puntos fuertes de la versión de PC.
Aun así, estos defectos sólo serán llamativos para quienes estén acostumbrados al funcionamiento de la versión original. Para los jugadores entren de nuevas a la saga - o más probablemente, a esta entrega en particular - no deja de ser una opción razonable para disfrutar de la experiencia. Hago hincapié en esto de que es una buena opción para nuevos jugadores porque, al fin y al cabo, da la sensación de que esta es la premisa a partir de la cual surge esta versión: un port para aquellos que no dispongan de un equipo con la potencia necesaria como para jugarlo en PC. No es algo malo per se, pero sí da la sensación de que podría haber apuntado algo más alto, añadiendo alguna funcionalidad o elemento novedoso. El respeto excesivo por la interfaz original, por ejemplo, pone cortapisas a lo que podría haber sido una reimaginación del sistema menos fiel, pero más agradable para el usuario.
Si hay algo que se echa en falta, más allá de los detalles técnicos, es el soporte para mods, que siempre ha sido uno de los puntos fuertes de la versión de PC. La opción de descargar peinados, ropa o personajes creados por otros usuarios a nuestra propia partida no sólo añade muchas más horas de vida al juego, sino que nos permite ir un paso más allá con la personalización de nuestras aventuras de vida virtual. No hay todavía información sobre si entra en los planes de EA añadir esta opción en un futuro, pero aun así, no sería descabellado considerarlo, teniendo en cuenta que Los Sims 4 tiene una de las comunidades de modding más activas y la opción ya está presente en algunos títulos de esta generación, como Skyrim o Fallout 4.
Otro elemento que es casi tan intrínseco al juego como los propios mods es el uso de "trucos", que, de forma un tanto curiosa, más que un método para hacer trampas funciona como una manera de adaptar el juego al modo en el que queramos jugar. Poder corregir nuestros errores o no preocuparnos del dinero y el trabajo o de las necesidades de nuestros Sims nos permite aproximaciones más creativas o experimentales al título. No obstante, al menos en la versión analizada, y a pesar de que la propia pantalla del título nos aconseja directamente que probemos a jugar alguna que otra partida con estos trucos, no hemos encontrado forma de hacerlos funcionar. La combinación de los botones R1, R2, L1 y L2 abre la consola de comandos, donde podemos escribir, por ejemplo, el clásico "motherlode" para obtener más dinero, pero al introducirlos no obtenemos ningún efecto sobre la partida.
Todo esto nos encamina hacia la misma conclusión: esta versión de Los Sims 4 es un port modesto pero correcto, pero al que termina faltándole un tanto de variedad por omitir las particularidades del juego en PC. Si la versión original aspira a poner en nuestras manos una ciudad entera para que la manejemos a nuestro antojo, como un espacio enorme y lleno de posibilidades, la versión de consola nos traslada a más bien a un pequeño pueblo de montaña. Para algunos tendrá su propio encanto, y no se puede negar que la fórmula sigue funcionando como el primer día, pero pesa un poco sobre todo cuando este lanzamiento se produce casi tres años después de la versión original, que ha tenido mucho espacio para crecer durante este tiempo. Aun así, Los Sims siempre ha sido una serie muy propensa a expandirse mediante packs de contenido y actualizaciones, así que no podemos descartar que sea algo que se solucione en un futuro. Veremos.