Lumines Electronic Symphony
El puzle audiovisual.
Si hay un binomio que me gusta especialmente y que se ha venido perpetuando con regularidad a lo largo de las generaciones es el formado por la consola portátil y su puzle insignia, aquel que, habitualmente, suele figurar entre el catálogo inicial de la máquina con vocación de juego auxiliar, y que en no pocas ocasiones se acaba convirtiendo en el destinatario principal de una parte considerable del total de horas invertidas en el vicio portátil. Desde el eterno Tetris y sus numerosas versiones ligadas a las portátiles Nintendo o aquel Columns, reconvertido en buque insignia de Sega en general y de Game Gear en particular desde que se hicieran con sus derechos en 1990, hasta el precedente directo del título que nos ocupa, la fórmula se ha consolidado gracias a un firme mano a mano entre la calidad de estos juegos y a que la portátil constituye una plataforma idónea para respaldar esa fórmula lúdica tan concreta que ostenta el género.
Si nos remontamos al mencionado precedente directo, Lumines, maravilla firmada y sellada por ese titan vitae que es Tetsuya Mizuguchi y su estudio Q Entertainment, y lanzada al mercado en el año 2005 para alegrar los circuitos de la incipiente PSP y también un poquito nuestras vidas, puede considerarse como el privilegiado pionero de abrir nuevas vías de expresión y ejecución en una fórmula tan espartana como la del puzle: su inserción en una estructura dinámica de patrones de luz y sonido que no sólo se acoplaba, desde el simple punto de vista audiovisual, a la mecánica base, sino que se configuraba como un elemento más para el correcto funcionamiento de la misma, uno imprescindible para exprimirle al juego todo su significado. En este sentido y ya en el caso concreto de Electronic Symphony, pocas modificaciones cabía esperarse de una fórmula tan bien llevada, más que la sobrealimentación de todo el entramado técnico y audiovisual aprovechando el poderío de PlayStation Vita, e inyectar una nueva identidad propia a ese clima temperado en base a la selección de temas musicales y un acompañamiento visual que reverbere en su misma frecuencia.
Y así es. La mecánica base de esta nueva entrega se mantiene intacta con respecto al original (deberemos agrupar bloques de, como mínimo, cuatro gemas del mismo color para hacerlas desaparecer cuando la línea del ritmo pase sobre ellas) y a sus posteriores reediciones, pero añade unas cuantas opciones que potencian un poquito la faceta estratégica del título. Los avatares desbloqueables que nos acompañaban en el lateral de la pantalla dejan de ser un simple adorno bonico que vibra al ritmo de la música para incidir en el desarrollo del puzle a modo de power ups, cada uno con su efecto particular. Se han incluido también gemas especiales de aparición aleatoria, como aquellas que intercambiarán los colores de los bloques existentes en pantalla - dando al traste con nuestras improvisadas estrategias o bien creando inesperadas combinaciones salvadoras-. También hacen su aparición nuevos modos de juego para acompañar al agotador modo Viaje - el modo principal - como la Lista, gracias a la cual podemos elegir la canción que queramos y jugarla ad aeternum, el Duelo, para enfrentar nuestras habilidades a las de algún amigo - lamentablemente solo en modo local-, el modo Contrarreloj, y el Maestro, que nos pondrá las cosas un poco más complicadas.
Con respecto al repertorio musical, encontramos temas como "Yesterday When I Was Mad (Jam & Spoon Mix)" de Pet Shop Boys, "Aganju" de Bebel Gilberto, "Dissolve" o "Hey Boy Hey Girl", de The Chemical Brothers, "Celebrate Our Love" de Howard Jones, "Good Girl" de Benny Benassi, "Never" de Orbital, "In My Arms" de Mylo, "Superstar" de Aeroplane, o "Always Loved A Film" de Underworld, hasta un total de 34 temas licenciados, más otros 10 compuestos en exclusiva para el juego por la propia Q Entertainment. En resumen, un chorreo musical electrónico con el que ni siquiera hay que estar familiarizado para disfrutarlo intensamente, puesto aquí al servicio de una experiencia jugable y visual sin fisuras.
Lumines Electronic Symphony es uno de los títulos más recomendables para PS Vita que podemos encontrar en su actual catálogo, tanto por su condición de puzle eterno, susceptible de arrancarnos más horas de juego de las que estaremos orgullosos de reconocer, como por su vocación audiovisual, que fluye a través de los nervios de la máquina con un esplendor y una calidad irreprochables.