Análisis de Mario & Luigi: Paper Jam Bros
Trifuerza.
Algunos de los momentos cómicos más brillantes de El Último Gran Héroe (una infravaloradísima cinta del director de La Jungla de Cristal, John McTiernan, con un ingenioso guión de Shane Black) se producen como consecuencia del choque de convenciones de los dos universos que confluyen en la gran pantalla: la exageración y pirotecnia del cine de acción de Hollywood en el que vive inmerso Jack Slater y el frío y gris mundo real en el que crece Danny Madigan. Los dos mundos que chocan en Paper Jam, el último en la larga estirpe de desenfadados JRPGs protagonizados por Mario, no tienen mucho que ver con la película de 1993, pero la base de su comedia guarda numerosos puntos en común.
La enésima metedura de pata provocada por la cobardía de Luigi -en esta ocasión cuando tira un libro mientras huye de una rata- es la excusa perfecta para reunir en un mismo juego el mundo plano y de papel de los Paper Mario con el tridimensional de los Mario & Luigi. El caos que se desata en el reino Champiñón es el lienzo sobre el que AlphaDream presenta un buen puñado de situaciones graciosas, y si bien no estamos ante el mejor guión visto en la saga, la mezcla de slapstick, bromas autorreferenciales y diálogos y situaciones desternillantes sigue funcionando bien, apoyada además en una excelente localización al castellano por parte del siempre solvente departamento de traducción de Nintendo.
Paper Jam es, ante todo, un Mario & Luigi (que no un Paper Mario), así que si habéis jugado con anterioridad a Superstar Saga, Partners in Time o Dream Team ya podéis imaginar lo que encontraréis aquí. Lo más destacable sigue siendo su divertidísimo sistema de combate por turnos, en el que se introduce un tercer personaje (el Mario de papel), los ataques de trío y un sistema de cartas con diferentes habilidades que añade una capa más estratégica al asunto - y también el uso de Amiibos, cómo no. El núcleo, en cualquier caso, sigue siendo esa simple pero tremendamente efectiva mecánica basada en la pulsación del botón correcto en el tiempo adecuado, la cual hace que sea un sistema más activo y entretenido que el de un JRPG por turnos al uso, y en el que tampoco falta un sencillo sistema de progresión con el que mejorar los atributos de los personajes.
Aunque tengo la sensación de que los combates son ligeramente más difíciles que antaño (lo cual no es malo, más bien todo lo contrario), sí resulta evidente que Paper Jam es un juego más simple y directo que sus antecesores. El desarrollo es muchísimo más lineal, y también parece que el número de puzzles es menor y la exploración un componente que pasa a un plano más secundario. En su lugar se han incluido un montón de minijuegos y misiones en los Centros Lakitu, la mayoría centrados en la búsqueda y rescate de los toads de papel (jugando al escondite, al pilla-pilla o incluso guiándolos como un rebaño) aunque también existen varios desafíos expertos más complejos.
Otra novedad importante son los combates de Cartoñecos, aunque en este caso su inclusión es un poco más discutible. La idea es combatir contra jefes finales con un gigante de cartón repleto de toads, pero lo que en un principio parece una buena idea para añadir más variedad acaba tornándose en algo sin mucho sentido, en el que persigues a tu rival para tratar de echarlo al suelo con un set muy básico de movimientos y participas en un minijuego musical para recuperar energía. Estos enfrentamientos son uno de los aspectos más flojos del juego de AlphaDream, aunque afortunadamente no son demasiados.
Simpático y entretenido a partes iguales, Mario & Luigi: Paper Jam Bros. es un juego que no rompe moldes ni reinventa la rueda, pero que cumple con solvencia en todos los apartados, desde el jugable (es un juego de Nintendo, al fin y al cabo) hasta el narrativo, pasando por unos gráficos encantadores que mezclan muy bien las 3D con los elementos planos o la agradable banda sonora compuesta por Yoko Shimomura. No es ni de lejos la mejor entrega de una saga que nos ha dejado joyas como Viaje al Centro de Bowser, pero sí un divertido JRPG que garantiza un par de docenas de horas de diversión, chascarrillos y sonrisas. Dentro de un catálogo, el de 3DS, que en 2015 no ha estado tan bien servido como en otras épocas, quizás sea una propuesta a tener en cuenta.