Mass Effect 2: Arrival
La inexorable cuenta atrás.
En Arrival, el último pack de contenido descargable para Mass Effect 2, el jugador asiste a una secuencia en la que Shepard mira con nerviosismo un gran reloj digital que marca la cuenta atrás hacia un evento de extrema importancia. El paralelismo con los fans de BioWare, esos mismos que seguramente marcan en sus calendarios los días que faltan hasta la publicación del cierre de la trilogía, resulta intrigante.
La historia de este nuevo DLC, sin entrar en demasiados detalles (porque al fin y al cabo es su principal aliciente), comienza cuando Shepard recibe por parte del Almirante Hackett el encargo de rescatar a la doctora Amanda Kenson (una versión bizca de Chakwas, la oficial médico de la Normandía), la cual parece haber encontrado un artefacto alienígena que contiene importante información sobre la futura invasión de los Segadores. El problema es que Kenson se encuentra recluida en una prisión batariana, una especie que no goza precisamente de una buena relación con los humanos. Y las malas noticias no terminan ahí: dada la secreta naturaleza de la misión Shepard tendrá que infiltrarse solo, sin contar con la ayuda de ningún otro miembro de su tripulación.
Mientras que la anterior expansión, La Guarida del Corredor Sombrío, aportaba algo de variedad intercalando investigación y conversaciones interesantes, con Arrival BioWare opta por un desarrollo mucho más directo y claramente enfocado a la acción frontal, excepto un primer tramo que opcionalmente (para conseguir un logro) se puede superar usando nuestra capacidad de sigilo. Ese es quizás su principal problema, el vivir bajo la sombra de un DLC que marcó el camino a seguir por este tipo de expansión y ser inferior a él.
Optar por dejar solo a Shepard, por ejemplo, implica la pérdida de uno de los puntos más característicos y resultones de Mass Effect 2, las conversaciones entre los miembros del pelotón. También resulta curiosa, dada la propia idiosincrasia de la saga, que cuando Shepard se enfrenta a una decisión imposible (y que sin duda marcará bastante el desarrollo de Mass Effect 3) no haya posibilidad de escoger una salida alternativa.
Pero a pesar de todo Arrival mantiene sobradamente la compostura: no llegará a la altura del anterior DLC, pero sí es algo mejor que Overlord. Enriquece la historia, el diseño de los mapeados es bastante inspirado y el hecho de no contar con apoyo hace que el combate tenga matices diferentes. Además, a no ser que me falle la memoria, aquí tenemos por primera vez la oportunidad de controlar directamente durante un tiroteo, aunque solo por unos momentos, a un personaje diferente a Shepard.
Es evidente que para el seguidor del universo creado por BioWare la compra de este nuevo contenido descargable es más que recomendable, siendo como es un claro nexo de unión entre entre el final de la segunda entrega de la saga y el principio de la tercera (y última). Arrival cumple con creces y condensa algunos de esos momentos que hicieron tan grande a Mass Effect 2, sí, pero también le falta ese puntito de emoción que sí hizo memorable a La Guarida del Corredor Sombrío. Llegados a este punto, y por increíble que parezca, aunque su precio no sea demasiado elevado ya no basta con alargar una hora más la experiencia: incluso el fan más acérrimo sentirá una ligera decepción al ver que este último DLC no es la gran explosión final con la que esperábamos que se despidiese el GOTY del año pasado, sino una pequeña pieza más en el engranaje que conduce a su inevitable conclusión.