Medal of Honor
La evolución del honor.
Sin embargo hay dos elementos que restan algo de vigor a la batalla. Por un lado está la inteligencia artificial, a la que le falta un punto de realismo. En demasiadas ocasiones los talibanes dejan esas coberturas que tanto tendrían que conocer y empiezan a correr hacia ti como pollos sin cabeza. Y, por otro, la falta de atención al detalle. Mientras que MOH se mueve bien en espacios grandes, es curioso detectar que no puedes romper jarrones, mesas o pantallas, y que algunas texturas flojean más de la cuenta.
Curiosamente eso no pasa en el multijugador, porque está hecho por otro estudio y con otro motor gráfico. DICE ha tirado de Frostbite para ese apartado, y el resultado es incluso casi mejor que en el modo para un jugador. Chirría bastante, eso sí, detectar tantas diferencias entre ambos modos. Y no sólo en jarrones destructibles. En el modo campaña existen un par de movimientos, como el de deslizarte por el suelo o el de inclinar el cuerpo, que desaparecen. También se echa de menos, y mucho, el poder tumbarte en el suelo.
El estilo del multijugador está entre Modern Warfare y Battlefield. Te recompensan con puntos por cada muerte, y te dan un extra si además disparas de muy lejos o aciertas en la cabeza. Cada ciertos puntos se desbloquean rachas que te dejarán tirar misiles, ataques de morteros...
En cuanto a tu personaje y sus armas, te proponen tres itinerarios bastante diferenciados entre sí y que debes potenciar individualmente. Hay uno que se sirve de metralletas pesadas y rifles, otro que busca más el combate cercano con rifles y escopetas, y el francotirador. Tu rendimiento en cada combate resultará en unos cuantos puntos, que se distribuirán entre las clases que hayas usado y desbloquearán nuevas armas, mirillas, cargadores adicionales...
El modo Deathmatch es muy oldschool -prescinden hasta de la cámara que te enseña quién te ha matado- y se abusa demasiado de los francotiradores. Los niveles están diseñados de tal forma que tienen tres o cuatro puntos elevados muy claros en los que se ve prácticamente todo, y ahí los campers se hacen fuertes. Está bien y es divertido, pero también frustrará a aquellos que quieran buscar el combate directo y no puedan porque cruzar la calle significará una lluvia de balas desde metralletas demasiado lejanas. En los otros modos de juego, que son clásicos y que te llevan a desactivar o activar explosivos, proteger zonas... esta presión disminuye por la necesidad de llegar a ciertos puntos o defender en la distancia corta.
Medal of Honor tiene una campaña corta pero intensa, y un multijugador que no decepciona y con el que merece la pena tirarse horas y horas mejorando tu personaje y descubriendo tus rutas favoritas de cada mapa. Eso sí, peca de cobardía: se cuenta más bien poco y se innova prácticamente nada.