Mercenaries 2: World in Flames
Sin novedades en el frente.
Gráficamente cumple en términos de escala y fluidez, pero quizás no tanto cuando hablamos de texturas y detalles.
El ritmo de juego es entretenido, pero resulta virtualmente imposible morir si no es como resultado de una actitud suicida persistente (además de los packs médicos abundantes, contamos con un sistema de recuperación de daños basado en el tiempo), de modo que la sensación de reto no es todo lo gratificante que cupiese esperar…
Como veis, a cada elogio le acompaña un pequeño reproche: nada realmente molesto, pero sí un conjunto de inconsistencias que alejan a Mercenaries 2 del buen juego que podría haber sido. La prudencia nos lleva, en cualquier caso, a esperar el inminente lanzamiento de sus contenidos descargables (que incluyen nuevos personajes jugables y trucos para desbloquear todas las armas, vehículos y jugar con munición y salud infinitas) que a buen seguro añadirán elementos a su favor.
Es un trabajo sucio… pero alguien tiene que hacerlo.
Quizás se esperaba más del salto de la franquicia a la nueva generación, especialmente porque Mercenaries 2 tiene una competencia feroz a la que enfrentarse (con Crackdown y GTAIV a la cabeza) y está previsto que ésta no haga otra cosa que crecer en un futuro no muy lejano. En Pandemic se han esforzado en ofrecer una secuela fiel al original pero se echa de menos algo de frescura en los planteamientos, y es que el mayor defecto que puede achacarse a Mercenaries 2 es la sensación genérica que desprende.
Se trata de un producto correcto, pero un tanto desequilibrado: es divertido y se deja jugar pero quizás su esperanza de vida no es todo lo extensa que una mayor dedicación le habría asegurado. Se presenta como un ramillete de ideas bien concebidas pero dubitativamente ejecutadas y cuenta además con el problema de haber sido lanzado simultáneamente en soportes de dos generaciones distintas, con el consiguiente número de concesiones –a la baja–que esto siempre supone.
Y, ahora, por veinticinco céntimos la respuesta: cosas que hacen ¡PUM!, primero y ¡CATAPUM!, después. Un, dos, tres, responda otra vez: barriles de gasoil.