¿Merece la pena Happy Home Paradise, el DLC de Animal Crossing: New Horizons?
Reformas a lo loco.
El pasado 3 de noviembre se publicó la actualización gratuita 2.0 de Animal Crossing: New Horizons, que añadía un montón de nuevos objetos y el retorno de NPCs muy queridos pero que todavía no aparecían en esta entrega. Un poquito más tarde, el día 5, se produjo el lanzamiento de Animal Crossing: Happy Home Paradise, el primer - y último - DLC de pago del título, que ofrecía, además, toda un área nueva donde podemos jugar de una manera muy particular, decorando las residencias vacacionales de los distintos personajes que la visitan. Ahora que ya hemos podido pasar un buen tiempo con el juego, podemos responder a la pregunta que muchos os estaréis haciendo: ¿merece la pena probar este DLC de pago para uno de los juegos de mayor éxito de 2020?
Lo primero que hay que explicar, seguramente, es en qué consiste exactamente Happy Home Paradise. Básicamente, es muy similar a lo que ya vimos en Animal Crossing: Happy Home Designer para Nintendo 3DS: una especie de pequeño "spin-off" dentro del universo del título de Nintendo en el que en lugar de dedicarnos a las distintas actividades de nuestra isla, nos centramos en el aspecto de la decoración. Happy Home Paradise, sin embargo, está completamente integrado dentro de New Horizons. No es un juego separado, sino una nueva parte dentro del juego base que puede interactuar con ella.
Como ya decíamos, este DLC vino de la mano de la actualización 2.0, que también añade muchas nuevas mecánicas: visitar a NPC como Katrina o Tórtimer, desbloquear nuevos peinados con Marilín o la vuelta de los tour de islas del Capitán se compaginan con la cocina o la agricultura que ahora podemos realizar en nuestras islas. A primera vista, la actualización puede parecer más interesante que el propio DLC en sí, porque es la que más contenido nos trae, incluyendo miles de muebles nunca vistos antes. Sin embargo, el verdadero éxito del planteamiento de Happy Home Paradise es que da una muy buena estructura de progreso a todas estas nuevas opciones que obtiene el juego base, y que pueden ser abrumadoras si es la primera vez que entramos a New Horizons desde hace mucho tiempo.
Para acceder a la mayoría del contenido de Happy Home Paradise tendremos que ir al aeropuerto de nuestra isla. Allí conoceremos a Nuria, que nos explica que busca trabajadores para Archipiélago Paraíso, una agencia vacacional que, básicamente, se encarga de diseñar casas de descanso y recreo para sus clientes. La trama del DLC es, básicamente, una pequeña excusa para permitirnos acceder a una dinámica de juego totalmente nueva.
Generalmente, después de entrar al juego y hacer nuestras tareas habituales en la isla, querremos ir a Archipiélago Paraíso para, como lo llama el juego, "trabajar" - nunca deja de hacer un poquito de gracia ese tono tan grave, el de la palabra "trabajar", en un mundo tan relajado - y así nos desplazaremos al área exclusiva de Happy Home Paradise, una pequeña islita con playas y en un principio pocas instalaciones donde encontraremos a los personajes cuyas casas tendremos que construir. Todos los días habrá animalillos nuevos - los vecinos que ya venían en la versión base del juego, más los nuevos que se han añadido con la actualización - pululando por nuestra isla y pidiendo que construyamos el hogar de sus sueños. Cuando nos acerquemos a ellos veremos un pequeño bocadillo de pensamiento que nos dará una pista de qué estilo de casa quieren. Pueden ser, por ejemplo, un apartamento rústico para relajarse, una habitación donde grabar vídeos y streamings, una cocina muy amplia para hacer pasteles...
De ahí, depende de nosotros a quienes queramos ayudar. Cuando entablamos conversación con cada vecino y decidimos aceptar su encargo, se abre una pequeña misión en la cual se nos permitirá elegir la localización y el entorno de la casa que vamos a diseñar, se nos darán un puñado de muebles alrededor de los que estructurar la idea y, por lo demás, podremos ser todo lo creativos que queramos en la construcción de estas pequeñas residencias.
Lo más sorprendente de Happy Home Paradise es la manera tan certera en la que consigue crear una curva de progreso. Cuando comencemos tendremos pocas opciones y muebles para personalizar las habitaciones, pero pronto empezaremos a tener muchas más posibilidades. Cada casita quedará más mona y más a nuestro gusto que la anterior y, a pesar de que no hay mucha presión - básicamente, a los vecinos les da prácticamente igual lo que hagas con su casa, y siempre van a estar satisfechos - la manera en la que el juego plantea cada encargo da la sensación de que siempre estamos avanzando, y nos transmite ganas de hacerlo lo mejor posible. Al terminar cada casa, podremos hacer fotografías de ella que a su vez podremos - o no - compartir en un portal interno que tiene el juego, una especie de plataforma en el que podemos enseñar nuestros diseños a otros jugadores y observar las perspectivas que otras personas han dado a las casas que han construido. Es una buena manera de encontrar inspiración, pero también de ver la cantidad de posibilidades que nos ofrece el juego para abordar cada misión de maneras diferentes.
En principio, y salvo cuando se den eventos de trama concretos, no hay límite al número de casas que podemos decorar cada día, así que si ese día tenemos varias propuestas que nos llamen la atención, normalmente podremos hacerlas todas. Me parece particularmente inteligente la manera en la que Happy Home Paradise acaba sirviendo como una especie de extensión de nuestras islas. A pesar de que sus rutinas en sus hogares no son tan completas como lo son si los tenemos como vecinos, una vez decoremos las casas de cada personaje podremos visitarles cuando queramos. Así que, si estamos satisfechos con la población de nuestra isla, pero echamos de menos a algunos animalillos que nos gusten o que hayamos tenido en otros juegos, tenemos una manera de poder tenerlos cerca.
Más interesante, sin embargo, es descubrir a personajes que no esperábamos que nos gustasen, pero que acaban encandilándonos a través del DLC. En ocasiones, un NPC puede no llamarnos la atención por su personalidad o aspecto estético, pero tendrán propuestas de decoración interesantes que nos harán decantarnos por ellos y, a veces, incluso terminar cogiéndoles cariño. Al respecto de, precisamente, las sugerencias, sí hay que señalar que son muy, muy variadas. Más allá de algunas premisas básicas (tienden a repetirse aldeanos que quieren casas rurales tranquilas, o salones de ejercicio, con matices diferentes, pero la misma idea general) casi nunca decoraremos dos casas iguales. No sé si ha sido el caso, o si hay algún truco que no estoy viendo, pero realmente da la sensación de que se le han asignado a cada animalillo sus intereses y la premisa para su casa de manera manual; algo nada desdeñable, teniendo en cuenta la enorme cantidad de personajes que tiene el juego. Además, a través de los amiibos, podemos o bien invitar al vecino que queramos - siempre que tengamos su carta - o usar los amiibos para decorar las casas de otros personajes del juego, como Tom Nook, Canela, Sócrates y demás. Personalmente, decorar las casas de estos personajes ha sido una de mis actividades preferidas. Al final, son NPC hacia los que ya tienes cariño. Pero por otro lado, tener una característica de pago - hay que comprar los amiibos o tarjetas, al final - dentro de un DLC que, ya de por sí, es de pago, suena un poco raro.
Los muebles que utilizamos para decorar estas casas vacacionales, por cierto, no tienen nada que ver con los que tengamos en nuestro inventario o nuestro catálogo. Al menos, al principio. A pesar de que, conforme avancemos, desbloquearemos la opción de añadir a la lista de objetos disponibles en nuestro catálogo y en nuestros bancos de bricolaje a Happy Home Paradise, en el inicio y en general los objetos que tendremos disponibles dentro del DLC no tendrán mucho que ver con los del juego principal. Happy Home Paradise tiene su propio inventario en el que empezamos con apenas unos muebles básicos, y al que vamos añadiendo ítems conforme cogemos nuevos encargos. Cada vez que aceptemos una misión, es decir, cada vez que escojamos decorar la casa vacacional de un personaje, se nos darán una serie de objetos relacionados con la temática propuesta para ésta. Es decir: si un personaje quiere muebles de color verde, recibiremos muebles de color verde; si un personaje quiere un salón de lectura, obtendremos libros, estanterías y butacas calentitas. Pero estos objetos no servirán únicamente para, digamos, la misión activa en ese momento, sino que se convertirán en parte de nuestras opciones disponibles para siempre, en cualquiera de las casas posteriores.
De nuevo, el DLC es consciente de que gran parte de su atractivo viene de la mano de una sustanciosa actualización gratuita que añade muchos muebles que nunca habíamos visto antes, así que, sobre todo en los primeros encargos, notaremos que hay un montón de objetos de la última remesa. Además, y a pesar de que en general los objetos del DLC no se pueden transferir al juego principal, sí tenemos una pequeña opción para obtener algunos de ellos. Por cada encargo completado obtendremos "pokis", una moneda exclusiva a Happy Home Paradise, que podremos utilizar para comprar objetos en la tienda del juego. La tienda, como en el juego principal, va rotando diariamente y tiene objetos limitados y objetos que podemos comprar tantas veces como queramos, pero todos estos enseres serán completamente nuevos dentro de la expansión. Al menos, según nosotros hemos podido comprobar, algunas de las cosas que hemos comprado aquí han aparecido más tarde en nuestro MiniNook de la isla, pero de manera bastante poco frecuente.
Una vez finalicemos las misiones principales del DLC se nos abrirá la posibilidad, además, de redecorar las casas de nuestros vecinos en la isla. De nuevo, otra manera en la que Happy Home Paradise, de manera muy acertada, interactúa con el juego principal. Nada de tener a nuestros vecinos con un montón de objetos desperdigados por ahí sin mucho sentido: ahora, si queremos, podemos dejarlas tan bonitas - o no - como nos apetezca.
Lo otro que podemos llevarnos de la isla de Happy Home Paradise a la nuestra son un puñado de recetas de bricolaje con los que son los grandes añadidos mecánicos - por llamarlos de alguna manera - del DLC: las encimeras, columnas y muros de separación. Estos añadidos solucionan un problema que el juego tenía, y que los usuarios habían estado solucionando como mejor podían durante un tiempo. Básicamente, se nos abre la posibilidad de dividir de distintas maneras los espacios dentro de cada habitación, bien con paredes explícitas, bien con otros elementos menos rupturistas pero que, al mismo tiempo, causan una diferencia bastante radical en los espacios. Personalmente, al respecto de esta mecánica, veo luces y sombras: por un lado, es cierto que les da a las estancias un ambiente muy distinto. Por otro, el uso de las columnas y las paredes está bastante limitado por el hecho de que las habitaciones no suelen ser lo suficientemente grandes como para albergar varias estancias. Además, los muros de separación tienen que utilizar el mismo papel de pared que la habitación principal, lo cual hace que sus usos tampoco sean tan amplios ya que, generalmente, no queremos tener la misma decoración en una cocina que en un dormitorio, por ejemplo.
Sería algo fácilmente solucionable - añadir paredes más pequeñas o habitaciones más grandes - si no fuese porque ya sabemos que no va a haber más actualizaciones para el juego nunca más. Lo cual, de alguna manera, explica al mismo tiempo qué es lo mejor y lo peor de este DLC. Por un lado, el contenido que añade y la manera en la que complementa la nueva rutina de la actualización gratuita es brillante, y nos dará la sensación de que siempre estamos descubriendo objetos nuevos y encontrando maneras distintas de jugar a New Horizons. En ese sentido, por la forma en la que consigue que reinterpretemos y encontremos nuevas formas de divertirnos en un mundo que muchos ya habíamos explotado durante cientos de horas, creo que el DLC es imprescindible literalmente para cualquiera menos para quienes la opción de decorar no sea atractiva en absoluto. Pero a pesar de todo lo que me ha encantado esta expansión, no puedo dejar de pensar en ella con un poco de tristeza. Happy Home Paradise y la actualización 2.0 ofrecen direcciones muy claras y muy obvias en las cuales el juego podría ir a continuación, así que saber perfectamente que nunca sucederán es algo agridulce. Lo que hay aquí, el contenido que se ha añadido está muy bien pensado, y responde a los deseos y a las ideas de los jugadores de una manera muy específica; tanto que si, de hecho, hubiesen seguido actualizando el juego, no me cabe ninguna duda de que podríamos haber seguido disfrutando New Horizons durante años. No parece que vaya a ser así, pero nos podemos quedar con lo que tenemos: nuevos objetos, personajes y posibilidades extraordinarias para vivir en nuestra isla feliz, si no para siempre, al menos un puñado de horas más.