¿Merece la pena volver a jugar Starfield en 2024?
Hasta el infinito y más allá.
Starfield fue, una vez, uno de los juegos más esperados de todos los tiempos. No obstante, las cosas no salieron como se esperaban. Su recepción fue, cuanto menos, un tanto mezclada en su lanzamiento. Hubo mucha gente a la que el juego le gustó, otros tantos a los que les decepcionó, y un buen puñado de los jugadores que reaccionamos de forma un poquito más tibia al título de Bethesda. Con el tiempo, el furor bajó su intensidad, y a la hora de elegir juegos del año, el videojuego que muchos pensábamos que sí o sí estaría en todas las listas acabó pasando sin hacer mucho ruido.
Ahora, más de un año después y múltiples actualizaciones, nos queremos plantear si es un buen momento para volver a él. Ha habido muchos arreglos técnicos, algunas funcionalidades de calidad de vida que al juego le hacían falta y que redondean la experiencia. Y, si algo nos han demostrado títulos como Cyberpunk 2077, con su expansión Phantom Liberty, o No Man’s Sky, con su soporte post-lanzamiento, es que un título puede llegar a cambiar muchísimo en los meses posteriores a su lanzamiento.
Vaya por delante que nuestras sensaciones sobre el juego original no fueron catastróficas, ni nada parecido. Cuando lo analicé, en su momento, Starfield me gustó, pero consideré que algunos de sus elementos estaban un poco anticuados, incluso dentro de la propia fórmula de los juegos de Bethesda. En el análisis original, además, señalaba que el juego intentaba hacer demasiadas cosas al mismo tiempo. Me dio la sensación de que algunas partes del juego, como el detallado de los escenarios o la construcción de las ciudades y sus misiones secundarias, estaban muy, muy trabajadas; mientras otras, como la exploración, la navegación por el espacio o la construcción de puestos y bases eran bastante simplonas y no muy entretenidas. La poca ambición de todos esos planetas vacíos con no mucho que hacer, o el obligarnos a hacer decenas de veces el mismo puzle poco inspirado de perseguir luces para desbloquear los poderes contrastaba con historias secundarias que podían llegar a ser divertidas, dulces o alocadas, y que se planteaban como lo mejor de la propuesta.
Mi experiencia original también fue muy accidentada en cuestión de bugs. La versión de PC siempre ha funcionado mejor que la de consolas, la verdad, pero igualmente no fui la única que tuvo glitches varios en los que los NPC no funcionaban correctamente, algunas misiones no podían completarse, los enemigos se quedaban atascados en paredes y demás elementos gráficos. Afortunadamente, muchos de estos defectos se han limado en parches gratuitos. Mi vuelta a Starfield ha sido notablemente más fluida, con, sí, algún problema visual todavía, pero nada que afectase directamente a la jugabilidad. Hay algún que otro marcador de misión colocado de manera extraña, y sigue sucediendo esta cosa por la cual los personajes miran a donde no es cuando le estás hablando, o nuestro compañero participa en las conversaciones sin estar en la habitación. Pero son glitches que, aunque a veces hacen que el juego parezca un poco más cutre de lo que debería, no afectan, como antes, a la posibilidad de jugar y progresar.
Otra de las novedades de Starfield si jugáis en consolas es que se ha añadido un modo en el que podemos jugar a 60FPS. En general, el funcionamiento es bueno, razonablemente estable en casi todo el juego, excepto, en mi caso, en las zonas del nuevo DLC. Las áreas de Shattered Space han supuesto caídas bastante importantes en mi caso, hasta el punto que acabé por desactivar el modo rendimiento cuando estaba haciendo la línea de misiones de esta parte del juego.
Los dos añadidos más notables de los parches gratuitos de Starfield han sido los vehículos y la mejora de los mapas. Los vehículos, o bueno, el vehículo, porque ahora mismo solo hay uno, es una especie de buggy espacial que podemos comprar para que aparezca al lado de nuestra nave cada vez que aterricemos en un planeta. Sus físicas son un poco peculiares, y en algunos terrenos rocosos no funciona súper bien, pero añade muchísima variedad y, sobre todo, velocidad a la exploración de los planetas. La verdad es que sigue sin haber muchísimo que ver en los planetas, pero movernos por ellos es mucho más rápido. El coche también es útil para explorar por los alrededores de las ciudades, en los que muchas veces hay pequeñas misiones secundarias y demás. Le tengo cariño, y me da un poco de vibras del primer Mass Effect. ¿Es la panacea? No, pero es algo que claramente faltaba en el juego base y se agradece mucho cuando retornamos.
Que es lo mismo que pasa, básicamente, con los mapas. No sé si los recordáis, pero originalmente los mapas de las ciudades eran básicamente ilegibles. Un problema bastante grave porque, como os decía, movernos por los núcleos principales de cada sistema y encontrar y seguir sus misiones secundarias es la parte más interesante y más divertida del juego. Los nuevos mapas no sólo son mucho más legibles, sino que son directamente chulísimos: nos plantean un modelo 3D de cada ciudad en el que podemos ver su estructura, su ubicación y un montón de pequeños detalles. Además, el viaje rápido entre los puntos ahora es comodísimo, y es perfectamente útil para ubicarnos. Para mí, a la hora de la verdad, este ha sido el cambio del juego que más he notado.
Al margen de todo esto, un cambio que a lo mejor muchos no habéis percibido, pero que también es importantísimo, es la dificultad adaptativa. Soy plenamente consciente de que a muchos usuarios no les gusta modificar la dificultad base de los juegos, y en cierta medida lo entiendo, pero Starfield nos ofrece ahora un menú pormenorizado de cambios que podemos hacer sobre el juego base y que pueden servir para paliar algunos de los aspectos más frustrantes del juego. Yo, personalmente, he probado a desactivar con las opciones de límite de carga desactivadas, ya que me parece que el juego no está muy bien equilibrado en ese sentido. Además de eso, me parece útil aumentar la cantidad de vida que cura la comida, que en general suele ser ridículamente pequeña en el juego base. Sé de mucha gente, por ejemplo, a la que no le gusta el combate de naves, y también hay opciones que nos permiten hacerlo más sencillo. Por otro lado, los aspectos del juego que son demasiado fáciles, como por ejemplo el combate, también pueden ponerse en modo difícil o muy difícil para obtener un poco más de desafío. Además, cuando juguemos al juego con opciones de dificultad aumentada, también se aumentará un poco la experiencia que obtenemos por enemigo derrotado, entre otras cosas. Esencialmente esto hace que podamos hacer más exigentes los aspectos del juego que nos gusten y hacer más sencillos los que no nos convenzan. No es una solución totalmente perfecta, pero para mí, da el pego. Otros detallitos, como la posibilidad de crear munición en las estaciones de desarrollo, también nos ahorran bastantes viajes tontos a las ciudades mientras estamos haciendo otras cosas por ahí.
En general, siento que casi todas estas mejoras han sido muy, muy acertadas por parte de Bethesda. La pregunta es si son suficiente. Y la respuesta es que… depende. Desde luego, Starfield es un juego mucho mejor ahora mismo que en su lanzamiento. Pero hay algunos de sus problemas, algunas de las cosas que no terminan de convencer, que son demasiado estructurales como para ser cambiadas con parches gratuitos. Los compañeros siguen siendo extremadamente sosos como personajes, por ejemplo; y la navegación espacial sigue siendo aparatosa y un poco decepcionante, especialmente si lo comparamos con las fórmulas de otros juegos similares, como No Man’s Sky.
Quizás la esperanza que muchos teníamos es que Shattered Space, la primera expansión del juego, terminase de hacer los cambios sustanciales y profundos que, en gran medida, el juego necesitaba para ser la grandísima obra que originalmente se esperaba. Sin embargo, para bien y para mal, Shattered Space es básicamente más de lo mismo. El DLC ha recibido muchísimas críticas y reseñas de usuarios negativas por su escasa duración y su elevado precio. Básicamente, dura alrededor de 10 horas, pero si vais a saco, podéis pasároslo en seis sin problemas. Y, por otro lado, su precio es de 30 euros, que es bastante en comparación al contenido que ofrece.
También me gustaría llamar un poco a la calma en este sentido. A pesar de que la frustración causada por la falta de innovación, el precio y la duración del DLC es súper comprensible, la verdad es que Shattered Space está bastante bien. En cuestión de historia, por ejemplo, me parece bastante más interesante que gran parte de las historias de facción del juego base. En ella, podemos explorar por primera vez la historia de la casa Va’ruun, una misteriosa facción religiosa que adora las enseñanzas de la Gran Serpiente. Casi todos los miembros de la casa Va’ruun que nos hemos encontrado en el juego base son fanáticos un poco locos, así que es bastante sorprendente cuando en el DLC podemos, por fin, ir a la ciudad de Dazra, donde habitan sus distintas casas y facciones políticas. Además, podremos tomar parte en el conflicto que está sucediendo en ese momento en el planeta, que tiene que ver con la manera en la que colisionan la ciencia y las creencias de estas personas. A mí, personalmente, me ha gustado mucho la trama y el diseño del nuevo planeta, con paisajes impresionantes y enemigos bastante puñeteros. Por otro lado, es verdad que no hay nuevos compañeros, la historia no enlaza en absolutamente nada con la del juego base, no es muy larga y se echan en falta, por ejemplo, nuevas armas y trajes.
Pero si ya tenéis la edición Ultimate, que incluye el pase de temporada, o si os gustó mucho el juego base, sí que os recomendaría jugarla. Y, en realidad, es que en eso se resume todo. Los cambios que ha sufrido Starfield en los últimos meses redondean un poco más la experiencia y liman algunas asperezas, pero el juego… es exactamente el de siempre.
Si en su momento lo jugasteis, y no os gustó, no creo que volver a él ahora mismo vaya a cambiar vuestra opinión sustancialmente. Si en su momento lo jugasteis, y os gustaba lo que proponía, pero acabasteis abandonándolo por sus temas técnicos o por su falta de mejoras de calidad de vida, entonces sí: esta vez, la experiencia va a ser mucho, mucho más fluida.
¿Y si no lo habéis jugado? Pues entonces tendréis que pensarlo bien. La verdad es que yo recomendaría Starfield a los usuarios más enfocados a la historia, a los que no les va a importar tanto la sencillez del combate, las tontadas que hace la IA a veces o la falta de profundidad en la exploración. Si os gusta, en general, la fórmula Bethesda, incluso las partes de ella que se han quedado un poco anticuadas, o si sois muy, muy nerds del espacio, seguramente vais a encontrar aquí un montón de cosas que os molen. Si os gustan los juegos de Bethesda, pero estáis más acostumbrados a los títulos de mundo abierto y rol modernos, quizás tengáis que dejarlo a un lado. No encontraréis aquí la profundidad de decisiones y situaciones de un Baldur’s Gate 3, la enorme cantidad de contenido de un Assassin’s Creed o la densidad de mecánicas de las versiones más recientes de Cyberpunk 2077.
¿Y si estáis a medias entre todas estas opciones? Pues entonces sí que os recomendaría que lo probarais, pero siendo conscientes de lo que es. Un juego con aciertos pero también con defectos, que se disfruta muchísimo más separándonos del hype y entendiendo que no es un juego que venga a cambiar el mundo: es Fallout 4, pero en el espacio, con todo lo que eso conlleva. Para mí, lo más liberador de esta segunda vuelta a Starfield ha sido precisamente eso: sin la campaña de marketing, sin todos los años de espera, sin las expectativas de que sea el juego del año ni uno que me vaya a cambiar la vida, he podido disfrutar de Starfield de una manera más sincera y más sencilla; y la experiencia, para mí, sí ha valido la pena.