Análisis del Capsule de NZXT - Un micrófono tan bonito como funcional
Plug and p̶l̶a̶y̶ record.
Ya hemos hablado en otras ocasiones de lo mucho que están cambiando y evolucionando en tiempos recientes los fabricantes de componentes y periféricos de PC. Marcas que otrora se centraban en productos muy concretos han empezado a producir - con bastante éxito, me atrevo a decir - nuevos dispositivos alejados de su zona de confort para aumentar su oferta y expandirse a otros mercados. Uno de los que ha tenido un auge especialmente importante es el de los productos dedicados al mundo del streaming, el cual ha sufrido una tremenda explosión de popularidad en los últimos dos años, y dentro de ellos los micrófonos, con una gran demanda por parte del público general durante y después de la pandemia.
NZXT, otra compañía que en la que inicialmente no pensarías a la hora de escoger un micrófono, ha optado por algo distinto para estrenarse en este segmento. Radicalmente distinto, en realidad: en vez de ofrecer un aparato complejo, con un alto grado de configuración o acompañado de un software con muchas posibilidades pero que también exige cierto aprendizaje (como sería el caso del Wave:3 de Elgato que probamos hace un tiempo), ha elegido el camino contrario, el de uno que sea lo más sencillo posible de usar - sin sacrificar calidad, como veremos luego - para los usuarios menos versados en el mundo del audio. Un dispositivo, el NZXT Capsule, que tiene en el concepto de enchufar y listo su ethos. O grabar y listos, ya me entendéis.
No os extrañe al abrir la caja, por lo tanto, encontrar solo el micro montado en su pie, un par de piezas para montarlo en un brazo (NZXT ha lanzado uno con muy buena pinta, el Boom Arm, aunque todavía no hemos podido probarlo) y un cable USB. No hay que instalar drivers ni software propietario, solo enchufar el conector USB tipo C en el micrófono, el tipo A en el ordenador, esperar unos segundo a que Windows lo detecte de forma automática y ya está listo para su uso. Tampoco hay peligro de liarse con los controles; solo hay dos ruedas de volumen, una para la ganancia (con la opción de pulsarlo para mutear la entrada) y otro para el de la salida de auriculares integrada, con la que monitorizar la grabación.
Pero toda esta simplicidad no implica que la calidad se resienta. Más bien lo contrario; uno no puede evitar tener la sensación de que NZXT ha querido focalizar su atención en los aspectos esenciales y centrar su esfuerzo en que estos sean lo mejor posible, dejando todo lo accesorio de lado. Es por ello que resulta fácil (y rápido) hablar del Capsule, porque implica tocar apenas dos aspectos: el sonido y la calidad de fabricación.
El NZXT es un micrófono de tipo cardoide unidireccional, con una impedancia de 16 ohmios, una respuesta de frecuencia de 15Hz-22kHz, profundidad de 24 bits y frecuencia de muestreo de 96kHz. Esto, traducido al castellano, significa que es un micrófono diseñado para grabar de forma individual (al ser cardoide captura principalmente el sonido que tiene de frente), con una calidad más que de sobras para streaming y podcasts y margen más que suficiente para la edición posterior con software tipo Audacity o Adobe Audition. El sonido grabado con el Capsule es nítido y cálido, y personalmente creo que no tiene nada que envidiar (cuando no es superior, pero esto ya sabéis que es un poco cuestión de gustos) al que se obtienen con dispositivos de precio similar, como el Razer Seiren X o el conocidísimo Blue Yeti.
Y luego está la calidad de construcción. Quizás no sea el aspecto más prioritario a la hora de comprar un micrófono, desde luego, pero el Capsule entra también por los ojos y es francamente bonito, en especial el modelo de color blanco. Con un diseño tipo industrial y moderno muy atractivo, un led circular en la parte inferior (que cambia a rojo al estar muteado, haciendo muy fácil ver el estado a simple vista), fabricación en aluminio (recubierto de un esmalte muy agradable al tacto) y una estética, si lo piensas, muy propia de NZXT (si lo colocáis al lado de ordenador montado en una caja H510, por ejemplo, queda de lujo), es un buen elemento para cualquier setup gaming, siendo además muy resistente - es pronto para emitir un veredicto, pero desde luego promete mucho en términos de durabilidad - y firme, con una base que amortigua sorprendentemente bien posibles golpes en la mesa. En caso de querer montarlo en un brazo, tan solo hay que quitar la base retirando dos roscas, poner una tapa de plástico para ocultar el sistema de enganche y colocar una pieza en la parte inferior. Una vez más, un proceso tremendamente sencillo.
Esa es, quizás, la palabra clave: sencillez. Para quien busque un buen micrófono para grabar podcast, hacer streaming o realizar videoconferencias, la solución de NZXT toca todas las teclas adecuadas. Se escucha bien (esto es lo más importante), está bien fabricado, es bonito y, sobre todo, es increíblemente fácil de usar. Siempre se puede aumentar la funcionalidad mediante software (es posible, por ejemplo, retirar ruido de fondo usando Nvidia RTX Voice o controlar mejor sus ajustes con el panel de control de Windows o con las opciones de OBS y similares) si queremos exprimirlo más o estamos más versados en el mundo del audio, pero de fábrica es una opción muy interesante para todo tipo de usuarios y una opción muy a tener en cuenta dentro de un segmento con cada vez más contendientes, pero donde NZXT ha conseguido, con su primera propuesta, diferenciarse con una filosofía back to basics muy bien estudiada y mejor ejecutada.