Mindjack
(Des)control mental.
La industria japonesa del videojuego pasa por un mal momento, o eso afirman sin tapujos pesos pesados como el mítico Keiji Inafune. No voy a entrar a discutir el fondo de la cuestión (en el que, siendo sinceros, estoy bastante de acuerdo), pero sí hay que reconocer que la forma de corregir la situación tomada por algunas compañías ha constituido un remedio mucho peor que la enfermedad. Capcom ha sufrido descalabros importantes con Dark Void o el reboot de Bionic Commando, y Square Enix decepcionó a finales de año con el descafeinado Front Mission Evolved.
Es la propia Square la encargada de publicar Mindjack, el último juego del ya difunto estudio Feelplus (colaboradores en Lost Odyssey o Star Ocean: The Last Hope). Por desgracia, sigue el mismo patrón de otros juegos nipones "occidentalizados": hace un pésimo uso de la tecnología del Unreal Engine 3, intenta sin éxito abrirse a un mercado global y recupera todos esos vicios adquiridos que han enterrado a desarrollos similares.
Ambientado en el año 2031, Mindjack nos sitúa en la piel de Jim Corbijn, un agente de la FIA (nada que ver con la Fórmula 1) especializado en el "hackeo de mentes", con la misión de seguir y vigilar en un aeropuerto a una rebelde llamada Rebecca Weiss. A los pocos segundos, sin embargo, todo se va al traste cuando un desconocido intenta matar a Rebecca, Jim interviene y de pronto los dos pasan a ser fugitivos. Como punto de partida no está mal, pero la verdad es que las conspiraciones con grandes corporaciones y el futuro que predice Mindjack ya están muy vistos, y a medida que avanza el argumento no hay elementos que incentiven nuestro interés.
Tampoco es que el desarrollo jugable ayude demasiado. Con el planteamiento típico de un shooter en tercera persona post Gears of War (basado en tiroteos con coberturas), Mindjack presenta numerosos defectos en su control, con un sistema de apuntado falto de precisión (algo doloroso si tenemos en cuenta que hay puntos de experiencia según donde impacten nuestros disparos), movimientos mecánicos y ausencias importantes (de poco sirve usar un enemigo como escudo humano si no podemos ejecutarlo). Peor es la alarmante falta de variedad en las situaciones, porque todo se limita a despachar una oleada de enemigos, ver una cinemática, eliminar otro grupo de soldados y así ad nauseam.
Lo más original a nivel jugable (o quizás no tanto, porque no dista mucho de lo que ya vimos hace once años en el Messiah de Shiny o casi seis en el Geist de Nintendo) es la capacidad que tiene Jim de hackear la mente de los enemigos para poseerlos y tomar control de su cuerpo. Con una simple pulsación de botones "salimos" de nuestro cuerpo en forma de ente volátil para poseer a un enemigo debilitado (en la práctica, dispararle hasta que se queda de rodillas), y también existe la posibilidad de usar varios enemigos poseídos como autómatas controlados por la IA. Es una lástima que el diseño del juego no aproveche mejor estas características, que por culpa de su simplicidad tampoco resultan demasiado atractivas pasados unos pocos minutos.
La principal gracia de Mindjack es que no hay distinción entre el modo individual y el multijugador (si no desactivamos esa opción, claro), porque todo va integrado en la misma partida. La idea es que un jugador hace la función de anfitrión, y otros pueden hackear para entrar en la partida y poseer a un personaje, ejerciendo como aliado o rival. El anfitrión, eso sí, cuenta con la ventaja de poder hackear varios enemigos para usarlos como un mini-ejército de autómatas. Sobre el papel la idea del multijugador con hackeo (algo que recuerda mucho en su planteamiento a los agentes de Matrix) es genial, porque ayuda a mitigar el efecto que tiene la desastrosa IA si jugamos solos, pero en la práctica no mejora un juego que presenta una mecánica aburrida y derivativa. Existe un problema peor, en todo caso: hay muy pocas personas jugando a Mindjack, lo cual implica que las posibilidades de que alguien entre en nuestra partida son bastante remotas.
Para acabarlo de rematar, a nivel técnico el trabajo de Feelplus solo puede calificarse como mediocre. Gráficamente parece un juego de PS2, con una dirección artística poco inspirada y bastante aséptica que no ayuda a maquillar sus numerosos defectos, a lo cual hay que sumar un frame-rate muy poco estable (y que, incomprensiblemente, tiene tirones en los momentos más insospechados). Los escenarios son repetitivos y están poco elaborados, y la IA deja mucho que desear. Tampoco es una delicia para nuestros oídos, con una banda sonora tremendamente genérica y un doblaje (en inglés) de calidad paupérrima.
Mindjack parte de una buena idea, pero en la práctica falla en casi todos sus apartados, ya sean técnicos, jugables o narrativos. Lo peor de todo es que lo que debería ser su detalle más significativo, el hackeo de mentes, sorprende durante unos primeros minutos pero se vuelve repetitivo y aburrido al poco rato por culpa de una mecánica simple y poco profunda. Tampoco el multijugador evita el hastío, a pesar de tener planteamiento tan interesante como innovador. Quitando eso, Mindjack es un shooter mediocre que no aporta nada a un género que cuenta con oponentes mucho más recomendables, lo cual no hace sino acentuar lo anecdótico de su propuesta.