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Mini Ninjas

¡Kawaii!

El juego se divide en una serie de capítulos, que podremos repetir para completarlos al 100%. A lo largo de cada uno de ellos, tendremos que luchar contra grupos de adversarios y feroces enemigos finales, utilizando diferentes técnicas Ninja (lanzar shurikens, atacar mientras paramos el tiempo, golpear de forma consecutiva a varios adversarios o realizar combos y ataques especiales), abriéndonos paso a través de parajes tremendamente bellos. Una pequeña aldea de acogedor ambiente, un valle inundado por cañas de bambú o una fortaleza plagada de enemigos son unos cuantos ejemplos de la clase de espacios escénicos que visitaremos. Además, la recolección de elementos escondidos en el entorno, se convertirá en una dinámica divertida: intentaremos no dejarnos ningún rincón por explorar, en aras de conseguir ese ingrediente necesario para elaborar una poción especial, algunas monedas que nos permitan comprarnos mejoras o aquella estatuilla que falta dentro de nuestra completa colección.

Además, casi al comienzo de la aventura nos obsequian con la habilidad que permite a Hiro controlar a los animales. Gracias a ella, podremos usar la tremenda fuerza de un oso para neutralizar a los secuaces del Malvado Samurai o el fino olfato de un zorro para encontrar objetos coleccionables (cuando adquirimos forma animal, dichos objetos desprenden una especie de humo lila, que evidencia su localización exacta). Al derrotar a nuestros enemigos o liberar a los animales de su cautiverio, conseguiremos puntos de experiencia que nos harán subir de nivel, con la consiguiente mejora de nuestras condiciones físicas y espirituales.

Un cúmulo de posibilidades que, lamentablemente, no están del todo aprovechadas. La exploración se limita a emplazamientos generalmente sencillos y demasiado lineales, por lo que nuestra libertad es muy limitada. Además, no habrá aventuras alternativas destacables, que maticen la trama principal del juego, viéndose relegadas a los pequeños desafíos de exploración que hemos comentado. En definitiva, el título es tremendamente divertido, pero su desarrollo podría haber estado más compensado, sin basarse tanto en la linealidad de un juego de acción con escasos tintes de aventura.

El control ofrece bastantes posibilidades, gracias a los diversos ataques, variadas técnicas Ninja y diferentes movimientos secundarios. Controlar a los personajes resulta sumamente sencillo y responden bien a los comandos que realizamos. Por otra parte, las habilidades de los diferentes guerreros, otorgan un punto de variedad al esquema jugable de Mini Ninjas, lo que es muy de agradecer. Si con Hiro podremos detener el tiempo o poseer a distintos animales, la bella Suzume cuenta con la habilidad de “encantar” a sus enemigos interpretando relajantes melodías con su flauta, para infiltrarse sin ser vista en los diferentes escenarios. También cabe destacar el (esencialmente anecdótico) uso del sensor de movimiento del mando de PS3, aprovechado únicamente para efectuar sencillas acciones, como abrir determinadas puertas o agitar un árbol para que caigan frutas (con las que recuperamos parte de la energía perdida durante el combate).

Apartado visual Cel Shading

Uno de las facetas más destacables de este juego de acción, reside en su atractivo apartado gráfico. El acertado diseño de los personajes —de simpáticas proporciones y singular personalidad—, se potencia mediante unas animaciones suaves y bien coordinadas, donde el timing y la exageración de las poses clave ayudan a enfatizar el contexto desenfadado del título. Los escenarios mantienen el mismo estilo, mediante sencillas texturas planas que realzan la sensación de dibujo animado. Los bitmaps que completan la escena, se componen de preciosos paisajes dibujados, perfectamente integrados con los elementos poligonales para describir ambientes variados y, sobre todo, muy efectivos a nivel compositivo.

El cel shading utilizado recuerda al de Windwaker, debido a que evita la utilización del contorno negro habitual en juegos como Borderlands, Eternal Sonata o Jet Set Radio. En su lugar, nos encontramos con un estilo visual muy parecido al de las escenas iniciales de Kung Fu Panda, elaboradas por medio de animación Flash.

Por otra parte, la música que nos acompañan durante la aventura mantiene una personalidad acorde con el juego, gracias a la utilización de instrumentos orientales tan distintivos como el shamisem (instrumento de cuerda típico) y el sakuhachi (una suerte de flauta fabricada con bambú), tan habituales en composiciones para el teatro kabuki o en melodías líricas japonesas. Las escenas de acción se potencian con el arte del taiko —tambor japonés de gran diámetro—por medio de rítmicas y contundentes melodías de percusión. Los acertados efectos sonoros y el doblaje de los diálogos al castellano completan un apartado digno de elogio.

Es posible que Mini Ninjas no aproveche el potencial gráfico de las consolas actuales, pero su faceta artística es fascinante. Resulta evidente que la duración del título es algo escasa , aunque nos encontramos con una aventura cuya propuesta es muy divertida y fresca (además, su desarrollo puede superarse en distintos niveles de dificultad). Una mayor profundidad interactiva hubiera elevado la calificación final del título; no obstante, hemos de tener en cuenta que esta producción está orientada, sobre todo, a los más pequeños de la casa. En definitiva, Mini Ninjas queda lejos de convertirse en un juego sobresaliente, pero no por ello deja de ser un título altamente recomendable para todos los públicos.

7 / 10

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