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MotoGP 08

Flotando entre dos aguas.

En este entorno es en el que podremos disfrutar realmente de todo lo bueno que MotoGP 08 tiene que ofrecer. Con cada carrera iremos aprendiendo a pilotar tal y como el juego nos exige: suavemente, pero con decisión. Hay que hacerse con la inercia de las motos, y seremos penalizados si no mantenemos un mínimo de concentración mientras estamos pilotando en circuito. Se trata de un manejo que quiere manos ligeras y que premia la suavidad y la elegancia en el trazado: quiere el estilo enlazado del mejor Biaggi, por encima del ofensivo dirt tracking de un Abe. Siempre tendremos mejores resultados trazando fino y manteniendo alto el paso por curva que apurando a muerte con el cuchillo entre los dientes al llegar a esa curva de izquierdas, ciega y contraperaltada.

Claro que para lograr esto, lo mejor es dedicarle tiempo y rodar, rodar, rodar y conocer los circuitos. Conviene hacernos con la perspectiva adecuada a nuestro estilo de pilotaje lo antes posible –las cámaras subjetivas son bastante malas y, de entre las externas, sólo una ofrece buena sensación de velocidad y ciertos momentos de vibrante emoción competitiva-, así como aprender a dosificar la entrega de potencia con suavidad y continuidad. Otro factor que se ve muy bien recompensado en MotoGP 08 es la anticipación y la buena memoria. Tomarse la molestia de rodar un par de veces antes de los entrenamientos clasificatorios para interiorizar el ritmo del circuito es el mejor consejo para obtener buenos resultados en la clasificación e ir escalando puesto en la carrera por el campeonato.

Hit the road, Jack. - R.C.

Y aquí es donde MotoGP 08 no termina de despegar como debiera porque las carreras son un tanto decepcionantes. Los rivales son completamente genéricos y no se aprecia diferencia alguna entre correr al rebufo de Talmacsi, detrás de Rossi o por delante de Stoner. No hay huella del estilo peculiar de los pilotos y la diferencia entre los distintos niveles de la IA rival vienen marcados no por la agresividad, sino por lo cerca que están de la perfección divina y ultraterrena, ya sea porque luzcan un paso por curva inalcanzable, tanto como porque nos encontremos con que lo que para nosotros significa necesariamente dar con nuestros huesos en la grava, para ellos no supone obstáculo alguno. A esto hay que sumar que las reacciones de las motos ante los contactos con rivales tienden más bien a resultar poco convincentes.

Además, es durante las carreras cuando podremos ver algunos de los defectos técnicos del juego. Las caídas, para empezar, resultan total y completamente irreales y responden a animaciones prefijadas; no hay interacción alguna con el entorno, ni destructibilidad; las animaciones de los pilotos dejan en ocasiones bastante que desear y, aunque en términos generales el aspecto del juego es agradable, hay detalles molestos como el público y una cierta sensación de poco mimo a la hora de reflejar el entorno de los circuitos. Los controles son muy accesibles, pero se echa en falta poder calibrar la sensibilidad del mando y el reparto de peso en los frenos no funciona como debería, aunque, por ejemplo, el efecto del par motor y la tracción sí está bastante bien logrado.

Por último, para exigirnos tanto como pilotos, MotoGP 08 nos ofrece muy poco a la hora de alterar o juguetear con los reglajes de las motos. El componente afinación es completamente genérico y la completa ausencia de datos telemétricos o de verdaderas opciones avanzadas de reglaje no deja de señalarnos que estamos ante algo que se suponía que iba a ser un mero arcade, pero que se quedó a unos pasos de ser también un simulador. Esta indecisión parece más bien fruto de la falta de tiempo y quizás sea lo que explique la tardía aparición de MotoGP 08 en el mercado.

MotoGP 08 es, en resumen, demasiado poco inmediato como arcade y demasiado poco profundo como simulador, pero planta una excelente base desde la que lanzarse a por cualquiera de ambos resultados en un futuro cercano, ofreciendo una experiencia de pilotaje emocionante, gratificante y muy divertida, enmarcada en un conjunto algo irregular pero igualmente recomendable: aun a pesar de flotar entre dos aguas, nada con estilo y con gracia. Un buen juego al que conviene no perder la pista.

7 / 10

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