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MotorStorm: Pacific Rift

Más completo. Más confuso.

En cualquier caso, encontramos en Pacific Rift un grandísimo juego de carreras. La nueva localización ha servido para plantear cuatro tipos de entorno distintos, donde predominan respectivamente el agua, el aire, el fuego y la tierra. Y efectivamente existen elementos propios de cada uno de los elementos que marcan la diferencia entre las distintas localizaciones. Además se ha añadido un elemento de interacción entre el entorno y nuestro vehículo, ya que la temperatura ambiental afecta al comportamiento de nuestro turbo. Así, en las zonas volcánicas la temperatura del nitro se disparará hasta límites peligrosos, de modo que tendremos que medir mucho su uso para evitar que explote. Por el contrario, los charcos, orillas o cascadas enfriarán el motor y como consecuencia podremos utilizarlo a toda potencia sin riesgo a que estalle el vehículo.

La interactividad con los escenarios se ha incrementado con el uso de la vegetación como obstáculo. En función al vehículo que pilotemos, podremos pasar por encima de un tipo de plantas u otros. Así, los nuevos “monster trucks” podrán arrasar con árboles sin mayores problemas, mientras que las débiles motos apenas serán capaces de destrozar la hierba baja. Para compensar esta desventaja, los pilotos de las motocicletas y de los quads podrán agacharse, pudiendo pasar así por huecos donde otros vehículos no caben. Y no son los únicos añadidos al control, ya que ahora tendremos la posibilidad de embestir lateralmente, añadiendo a todos los vehículos el componente “ataque” que en la primera entrega era patrimonio exclusivo de las motos y los quads.

Motorstorm: Pacific Rift suma al planteamiento del primer juego un montón de pequeños ajustes totalmente necesarios, como un selector de vehículos que no acaba con la paciencia de cualquiera (aunque aún es mejorable), un modo de dos jugadores a pantalla partida, un menú que muestra nuestra evolución de una manera más evidente, y modos de carrera más variados, tanto para un solo jugador como para competir on line. Todo está mucho más pulido y brilla más en Pacific Rift.

En lo técnico, cabe destacar el impresionante aspecto de algunos escenarios, especialmente los selváticos. La vegetación y las zonas con agua están realmente muy logradas, y ofrecen sin duda los momentos más inspirados del juego. Sin embargo otros ambientes no parecen estar tan trabajados, y ciertos “defectos” del primer Motorstorm, como la baja resolución de algunas texturas, permanecen en la secuela. Lo cierto es que, en líneas generales, luce con altibajos más o menos como el primero, pero es más espectacular por las características propias del lugar donde se ambienta la acción.

Motorstorm Pacific Rift suma una serie de elementos al núcleo de la primera entrega que conforma un título más completo, pero más confuso. Creemos que se han añadido algunas cosas innecesarias, que realmente aportan muy poco al concepto original. Además el diseño de los circuitos no es tan sólido como en la primera entrega, y encontramos falta de homogeneidad en la calidad de los mismos. En líneas generales el juego no está tan bien balanceado como su antecesor y en ocasiones llega a ser frustrante o demasiado fácil, tanto por el diseño de los circuitos como por la IA de los competidores. No queremos decir en absoluto que sea un juego malo, ni siquiera mediocre. Es un juego extraordinario que lleva un paso más allá muchos de los conceptos esbozados originalmente en el primer Motorstorm, pero que diluye los que quizás fueran más importantes en aquel juego genial.

8 / 10

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