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Mushroom Men: Las Guerras Espora

Champiñones radioactivos.

Para ayudarle a hacer frente a los enemigos también cuenta con otros superpoderes como la telekinesis, que le sirve para mover y hacer levitar los objetos que encuentra por el camino. La gracia es que estos objetos con los que interactua son los típicos que tan ruinmente lanzamos en plena naturaleza, como latas, botes o cacharros viejos que dejamos por allí tan tranquilamente, sin pensar que después podrían convertirse en peligrosas armas si cayeran en manos un aguerrido champiñón.

En fin, que tenemos armas, poderes varios y hasta una mano elástica (de esas que se pusieron de moda hace unos años) para enfrentamos no solamente a nuestros rivales talofitos sino también a otras criaturas de fauna diversa como pueden ser topos, ratones, arañas o avispones, entre otros. En estos combates usamos los típicos movimientos con el mando de Wii para atacar sacudiendo el WiiMote, y es que el control no deja de ser el mismo que tantas veces hemos visto repetido en los juegos de aventuras para esta plataforma. La cámara no ayuda demasiado, se mueve de forma totalmente manual y la verdad es que es un poco engorrosa porque no sigue la acción desde los ángulos más óptimos. Suerte (o desgracia según se mire) que la IA de la mayoría de lo enemigos tiende hacia lo nefasto y nos podremos escapar fácilmente para recuperar fuerzas.

El aspecto que más destaca de Mushroom Men es sin ningún tipo de duda el mundo en el que nos movemos. Se trata de un escenario muy peculiar y rico en detalles. Es lo que tiene ofrecernos una perspectiva en miniatura del mundo, que estamos en el mismo lugar de siempre pero parece algo totalmente nuevo. Así, nos encontramos con unos escenarios totalmente cerrados que la mayoría de las veces transcurren en medio de la espesura de unas hierbas altas plagadas de extrañas mutaciones y cierta decrepitud tóxica. Resulta especialmente curioso que aunque se trata un juego catalogado para niños de 7 años en adelante nos encontramos con algunas escenas semi-gore-cartoon bastante sorprendentes. Por ejemplo, cuando un ventilador se zampa a un pobre conejo loco. Algo tan normal en este mundo como ver a criaturas alimentándose como carroñeros de otros animales muertos. De hecho, el juego está plagado de este tipo de situaciones inesperadamente turbias para lo que es un juego recomendado para niños, aunque he de decir que en absoluto sobran.

El apartado sonoro en general es de un ritmo bastante constante y está construido en base a sonidos muy acentuados que le dan un característico tono muy artificial. Lo mismo pasa con la música, compuesta por el guitarrrista Les Claypool del grupo de rock Primus, quien ha construido unas melodías que han sido aplaudidas por todos los medios pero que a mi me han parecido un poco machaconas. Suerte que llegar al final del juego no nos costará más allá de entre 6 y 8 horas, porque si no acabaríamos un poco locos con tantos sonidos extraños.

En esencia esto es lo que nos ofrece el peculiar mundo en miniatura de Mushroom Men, un juego de plataformas de planteamiento clásico que basa su atractivo en su característico escenario radioactivo. Estamos ante un título correcto pero que no termina destacar en ninguno de sus aspectos, uno de esos juegos que fácilmente podríamos ver funcionando en una PS2 o una Gamecube. Una propuesta que no está carente de buenas intenciones pero que pasará tan desapercibida como una seta en pleno verano.

6 / 10

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