NBA 2K10
Dominando en la zona.
Lo que sí nos preocupa, y mucho, es el bajón técnico que ha sufrido esta edición. El problema está en las bárbaras ralentizaciones con que nos hemos encontrado. Especialmente cuando jugamos con la cámara de detrás del jugador —esencial en el modo Mi Jugador, del que hablaremos más adelante—y en estadios llenos de público. De hecho los tirones son tan graves que hacen imposible disputar ciertos partidos. Cuando estás haciendo una jugada de ataque y se abarullan jugadores en la botella el framerate baja tantísimo que perdemos la noción de lo que estamos haciendo. Hemos estado jugando la versión de Xbox 360; cuando le echemos el guante a la de PS3 os comentaremos si sucede lo mismo. Por suerte en los partidos convencionales con la cámara estándar esto no pasa, así que tampoco os preocupéis demasiado si lo que os va es jugar contra algún amigo o por Internet. Pero desde luego este fallo es preocupante y peligroso. Una saga que siempre se ha caracterizado por estar optimizada al máximo y por exprimir la tecnología a su alcance no puede permitirse caer en descuidos de tanta magnitud.
Lo que sí que ha mejorado considerablemente es el backstage del juego. Las bases de datos, las actualizaciones online… ahí se ha puesto toda la atención que un auténtico fan de la NBA requiere —sí, vosotros, los que os quedáis despiertos hasta las seis de la mañana para ver a Gasol y compañía y vais a currar/estudiar con ojeras que llegan al suelo—.
NBA 2K10 se actualiza constantemente con todos los cambios que suceden en la vida real. Como la temporada no ha empezado no lo hemos podido ver en marcha, pero si funciona mínimamente bien es todo un triple que sube puntos al juego. Y es gratis.
Con todo, el modo estrella de esta edición, y como os avisamos en el avance de hace unas semanas, es el de “Mi Jugador”. Tenemos que crear un personaje virtual —no podemos ponerle nuestra cara con webcams o por internet, lástima— a partir de un editor bastante apañado y asignarle una posición. Esto es absolutamente determinante ya que el estilo de juego varía al cien por cien. Obviamente no es lo mismo ser base que escolta, alero, ala-pívot o pívot, y tienes que decidir en qué demarcación te sientes más cómodo —el base, por ejemplo, es el único que puede marcar jugadas—. Una vez la hayas decidido todavía debes profundizar un poco más. ¿Atlético? ¿Anotador? ¿Defensivo? Cada estilo tiene potenciadas ciertas habilidades.
Al principio son casi de risa y no metes un tiro ni con grúa. Tampoco machacas el aro y los triples parecen algo tan lejano como la paz mundial. Para mejorar hay que entrenar duro. Tienes a tu disposición una serie de ejercicios enfocados a cada área del juego: robo del balón, rebotes, bandejas y mates, conducción y manejo… son bastante divertidos y su dificultad aumenta con el tiempo. Puedes conseguir medalla de bronce, de plata o de oro, y cada una te da más puntos de habilidad que la otra.