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Need for Speed: SHIFT

Volantazo en la buena dirección.

Entre los circuitos por los que nos movemos, unos 18, están Londres, Tokyo, Laguna Seca, Silverstone o Nürburgring. Están bien recreados y veremos secciones reales que reconoceremos al instante.

Las pruebas que tendremos que hacer en cada uno de ellos son muy variadas. Nos encontramos las clásicas carreras en las que hay que clasificarnos en el podio, tenemos también Time Attack, vueltas en las que se elimina el que va último… las habituales del género. Pero también hay añadidos que bien merecen la pena. Hay unas cuantas en las que todos los pilotos llevan el mismo coche y en las que la habilidad es la que decide quién merece ganar. Hay otras, una de mis favoritas, en las que distintas marcas compiten. Son carreras de uno contra uno y a tres rondas. En la primera sales en cabeza y tienes que llegar antes a la meta o distanciarte cinco segundos de tu rival. En la segunda, al revés; o lo adelantas y ganas o lo pasas cinco segundos. Y si hay empate salís a la vez.

Por último también están las pruebas de “Drift” en las que tienes que ir derrapando y consiguiendo puntos. El estilo de conducción y el control cambia totalmente y, la verdad, no entendemos muy bien a qué se debe. Cuando les pillas el truco son divertidillas, pero… son algo extrañas, la verdad.

El juego permite varios estilos de conducción: agresivo o preciso.

Por suerte Need for Speed: Shift es un juego versátil y permisivo con los estilos de conducción, y esto es quizás lo que más me gusta de él. Te deja ser un tiquismiquis del asfalto y respetar a tus rivales pero también te deja ser una bestia parda —como me gusta a mi— e intentar echar a todos tus contrincantes de la pista, adelantar de forma sucia, chocar a la mínima… ser el Fábio Rochemback de los coches, vamos. Pero tampoco en plan Burnout, no nos confundamos, que los coches no salen volando a la mínima. Eso sí: qué gratificante es conseguir que alguien de un trompo justo antes de entrar en un tramo estrecho y provocar un gran embotellamiento.