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Need for Speed: The Run

Cuando llegar segundo no es una opción.

En cualquier caso los coches siguen siendo los verdaderos protagonistas, y las tres demos que nos enseñaron demuestran que en este aspecto sigue siendo un Need for Speed sólido y competente, dejando de lado la simulación de Shift para volver al estilo arcade visto en Hot Pursuit, del que también recupera el famoso sistema Autolog. El control, de hecho, es parecido al del juego de Criterion, aunque lo suficientemente diferente como para necesitar una ligera adaptación a novedades como la repetición (que se activa automáticamente tras una colisión que destroce nuestro vehículo).

Como decíamos, probamos tres tipos de niveles: una contrarreloj con checkpoints, una carrera en la que debíamos adelantar diez coches antes de llegar a la meta y un duelo con otro otro bólido por las montañas nevadas de Colorado. Ésta última demo era la más interesante, porque en ella no sólo había que competir contra la IA, sino también contra obstáculos dinámicos en el escenario, a medida que se producen avalanchas y enormes rocas caen sobre la carretera. Recordaba, en parte, al genial Split/Second de Black Rock, aunque sin la intervención del usuario para activar la destrucción y con unos efectos algo más comedidos.

Esta iniciativa de aprovechar al máximo los escenarios quizás derive del uso del motor Frostbite 2 de DICE, una solvente tecnología que proporciona un apartado visual sencillamente apabullante. La implementación no es tan buena, desde luego, como la de Battlefield 3, y hay que depurar tanto el frame-rate como unos cuantos glitches gráficos, pero en términos generales el nivel está a la altura de lo esperado de una producción triple A.

Con Need for Speed parece que EA tiene algo que ofrecer a todo el mundo: Shift para los amantes de la simulación, Hot Pursuit para los fans del arcade puro y duro y ahora una nueva entrega para aquellos con una mayor inclinación por los juegos de acción. La intención es cuanto menos loable y los resultados, la verdad, más que convincentes. The Run no va a ser el juego del año, desde luego, pero sí tiene todas las papeletas para ser uno de los juegos de conducción más divertidos y visualmente espectaculares de 2011.

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