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Nintendo Switch: Nuestras primeras impresiones

La redacción ofrece su opinión tras la presentación de ayer.

Como ya sabéis, a no ser que viváis bajo una piedra, Nintendo presentó hace poco más de veinticuatro horas su nueva consola.

Poco después del anuncio oficial de Nintendo Switch os ofrecimos un artículo con todos los detalles que podían verse en el tráiler de presentación, pero hoy hemos querido arremangarnos y explicaros nuestras sensaciones personales, más reposadas tras la vorágine de ayer. A continuación, tres miembros de la redacción os ofrecen sus primeras impresiones sobre lo que piensan de la nueva máquina de la gran N.

Josep Maria Sempere

Ha costado, pero Nintendo por fin ha levantado el telón y ha presentado en sociedad lo que hasta ahora conocíamos como NX. Su nombre definitivo será Switch y, tal y como os avanzamos el pasado mes de julio en Eurogamer, será una consola portátil y de sobremesa al mismo tiempo.

La gran N parece haber aprendido de errores pasados, y con este breve tráiler ha dejado claras las intenciones de su nueva máquina, aún con todas las incógnitas -y no son pocas- que le siguen rodeando. A diferencia de Wii U, una consola con una presentación caótica que confundió a muchísimos consumidores potenciales y que, a la postre, lastró las ventas, Switch tiene un nombre que no lleva a equívocos, y el vídeo explica de forma muy visual y concreta su propuesta, una consola híbrida que se dirige no solo al público de portátiles, sino también al de sobremesa. Como treintañero me escama un poquito ese enfoque millenial que tiene la presentación, pero si se piensa fríamente ese es precisamente el target adecuado para el producto y, también, para el segmento que Nintendo debe ganarse si quiere seguir siendo relevante. A los demás, en el fondo, ya nos tiene ganados.

Sin embargo, tengo la sensación de que este concepto de consola híbrida hubiese resultado revolucionario hace unos años, quizás en el momento en el que Nintendo lanzó al mercado Wii U. Ahora, en cambio, no tengo del todo claro si es el camino a seguir: a priori -es importante tener en cuenta que solo hemos visto un vídeo promocional de apenas tres minutos- Switch da la sensación de tener un tamaño demasiado grande como consola portátil y de estar muy limitada en lo puramente técnico como consola de sobremesa. La apuesta de Nintendo es clara, abarcar dos mercados con un único producto, pero la nueva consola corre el peligro de quedarse navegando entre dos aguas.

Tiene bastante sentido que el propio concepto de Switch gire alrededor de la portabilidad, siendo este el sector en el que Nintendo siempre ha mostrado un dominio absoluto del mercado, desde el lanzamiento de la mítica Game Boy en 1989. Pero el mundo ha cambiado, como demuestran las cifras de ventas de Nintendo 3DS en tiempos recientes, y ahora el rey indiscutible de los bolsillos es el smartphone, con terminales de potencia impensable hace unos años, capaces incluso de rivalizar con la anterior generación de consolas. El gran reto de Nintendo, quizás, sea convencernos de que vale la pena llevar encima otro aparato, algo que PlayStation Vita, por ejemplo, jamás logró con el gran público.

Me intriga mucho, supongo que por tener un perfil más técnico, el siempre escabroso asunto las especificaciones del hardware. Que Nintendo haya optado por la tecnología Tegra de Nvidia para comandar el nuevo sistema me parece un acierto, pero esto también puede alejarla demasiado de las otras consolas de actual generación, Xbox One y PlayStation 4. No parece que portar títulos de otras plataformas vaya a resultar sencillo, y aunque los diseñadores de la compañía japonesa siempre han hecho auténtica magia para maquillar el diferencial de rendimiento con sus rivales, estamos en un momento en el que el público de las consolas de sobremesa exige un estándar mínimo de fidelidad visual - y esto es algo que pesó bastante con Wii U. Veremos también como se toma el público fiel de la gran N la más que probable pérdida de retrocompatibilidad a raíz del cambio de arquitectura (hasta ahora, con GameCube, Wii y Wii U, venían usando PowerPC, pero con el chip Tegra se pasará a ARM y eso complicará mucho hacer que el catálogo actual funcione, aparte de las presuntas carencias en los esquemas de control).

El gran reto de Nintendo, quizás, sea convencernos de que vale la pena llevar encima otro aparato, algo que PlayStation Vita, por ejemplo, jamás logró con el gran público.

Pero al final, y aunque es el tópico de siempre, todo se reduce a los juegos. Aquí es donde Nintendo posee una fuerza que no tiene ningún smartphone, y donde cabe la posibilidad de ser más optimista. Un buen catálogo para el lanzamiento es vital, y si el vídeo de presentación ofrece pistas del mismo parece que habrá un Zelda, un Mario, una versión del fantástico Splatoon -una de las sorpresas más agradables de 2015- y un Mario Kart, solo a nivel de exclusivos. Es un conjunto más atractivo que el que tuvo Wii U en su salida al mercado, y además está también la promesa de un buen apoyo por parte de las third parties más importantes de la industria (aunque, no olvidemos, eso también se nos dijo con la anterior consola, y a los pocos meses muchas -como Electronic Arts- se bajaron despavoridas del barco). La competencia con los móviles a la que se enfrentará Switch es feroz, pero Nintendo puede -y debe- ofrecer experiencias no disponibles en ese tipo de dispositivo; ese será, al final, el factor más importante que definirá el éxito o fracaso de la nueva propuesta de la compañía de Kyoto.

Otro factor fundamental será el precio, a día de hoy un misterio. Se admiten apuestas, pero creo que la barrera psicológica está en los 299€; si es ese o inferior Switch tiene muchas posibilidades de ganarse a los potenciales usuarios, si es superior perderá gran parte de su atractivo para buena parte del público. Puede que la Shield Tablet de Nvidia, con la que comparte ciertos puntos en común, sea una pista de por dónde pueden ir los tiros, pero también sabemos que Nintendo va muy a la suya y que no es muy amiga de vender su hardware perdiendo dinero.

Me gusta Switch, aunque tras esta primera y brevísima presentación prefiero ser cauto y mantener unas expectativas moderadas. Quedan muchas incógnitas por resolver antes de poder dar un veredicto, pero sobre el papel me gusta su concepto, que completa esa visión que con Wii U se quedó en un quiero y no puedo. Tengo dudas de que con Switch Nintendo pueda repetir algunos de sus éxitos pasados, como el de la primera Wii, pero espero y deseo que las cosas les salgan bien. Porque, gusten más o menos sus propuestas, viene bien que Sony y Microsoft tengan competencia, especialmente una capaz de aportar algo diferente. Y porque no solo sería una buena noticia para la industria, sino también para nosotros como jugadores.

Borja Pavón

Nintendo no solo se ha permitido el lujo de abandonar las grandilocuentes conferencias de los eventos más importantes para apostar por su propio estilo con esos vídeos llamados, muy convenientemente, Nintendo Direct, sino que por si fuera poco ha anunciado su nueva consola mediante un teaser tráiler de poco más de tres minutos. Con un par. Nintendo NX se llama ahora Nintendo Switch, y es, efectivamente una consola portátil con mandos separables que puede conectarse a la televisión. No es del todo una portátil, tampoco es una consola de sobremesa, pero es las dos cosas al mismo tiempo. El movimiento es inteligente, y resulta una decisión lógica ante el callejón sin salida en el que parecía encontrarse la compañía: tras el estrepitoso fracaso de Wii U (un mal necesario para la concepción y el nacimiento de Switch; el mismo concepto, pero muchísimo menos práctico), la única opción viable era aunar esfuerzos y fusionar ambas divisiones para crear un producto que hiciera gala de lo mejor de los dos mundos, a pesar de que, en esta ocasión, no va a tener las ventas de su portátil para echar una mano en caso de que las de sobremesa se queden cortas.

De nuevo, el riesgo. En una época en la que los teléfonos móviles han comido la mayor parte del terreno a las portátiles, ofrecer una consola que adopta la portabilidad pero que, al mismo tiempo, cuenta con la potencia necesaria para hacer funcionar algunos de los juegos más importantes, es el único paso viable para una compañía como Nintendo. La cuestión ahora no es tanto si el catálogo de juegos va a acompañar, o si las third-parties van a apoyar a Switch; sabemos que Nintendo no pretende repetir los fracasos cometidos por Wii U, sabemos, por el teaser, que hay un nuevo Mario en ciernes, un nuevo Zelda, y que cuenta con partners como From Software, Level 5, Warner Bros, EA o Ubisoft; como Epic Games o Activision, y que su concepto puede avivar la creatividad de los desarrolladores. Vale, eso ya lo sabemos. La cuestión es si va a acertar a la hora de venderla al público general, si va saber transmitir el concepto central, porque en ese sentido, el tráiler me ha dejado un poco frío: a qué mercado va dirigida, cómo se van a usar los mandos, cuándo y en qué condiciones será posible jugar sólo con uno y dejarle el otro a un amigo. ¿Por qué debería comprarla además de para jugar en la calle? ¿Me sale a cuenta ponerme a jugar con ella en el metro o tengo bastante con mi iPad? Para ello es esencial que sepamos cuanto antes el precio, y, como ya hemos comentado, el catálogo de lanzamiento.

Nintendo sigue arriesgando, sigue innovando y sigue siendo la sal necesaria en un mercado que apuesta por la fuerza bruta y por especificaciones técnicas que, al fin y al cabo, nunca fueron ni serán vitales para calibrar la diversión.

Pero una cosa está clara: Nintendo sigue arriesgando, sigue innovando y sigue siendo la sal necesaria en un mercado que apuesta por la fuerza bruta y por especificaciones técnicas que, al fin y al cabo, nunca fueron ni serán vitales para calibrar la diversión. Recuento de píxeles frente a funcionalidad. En un momento en el que Sony ha anunciado PS4 Pro y Microsoft va a intentar vendernos Project Scorpio, consolas más y más potentes para ejecutar los mismos juegos que se pierden en su propia tecnoverborrea de resoluciones y pelos en la nariz de los personajes (y que si cuela, pues oye, cuela), el anuncio de Nintendo Switch es la noche de Reyes: de todo menos aburrido. Quedan preguntas por responder, faltaría más, y muchos datos por aclarar (¿tienen sensor de movimiento los mandos separables? ¿Es táctil la pantalla de Switch? ¿Cuánto durará su batería en el modo portátil?), pero en mi humilde opinión, poder ponerme a jugar con mis sobrina al Splatoon mientras vamos de viaje en coche, es un sold como una casa.

José Altozano

Este año fue mi primera vez en la Gamescom. No fui solo a Colonia, sino en compañía de dos amigos periodistas, y cuando llegamos al piso que habíamos alquilado se me vino una idea estúpida a la cabeza: "Debería haberme traído la Wii U". Llegamos varios días antes de la feria y nos quedaríamos otros tantos después, así que íbamos a tener tiempo libre. Ojalá me hubiera traído el Super Smash Bros para echar unas partidas, pero si hubiera podido dar marcha atrás ¿realmente la habría traído? No iba precisamente con un hueco libre del tamaño de una consola y no estaba por la labor de lidiar con los cables desconectando, conectando, desconectando y volviendo a conectar. Switch, antes NX, llega como una solución de la teletienda tras un problema tan específico. Qué fácil habría sido llevarme ese trasunto de tablet a otro país.

Nintendo entiende algo sobre el mercado: la guerra ha cambiado, pero no digo con esto que sepa ver venir las últimas tendencias y se adapte a ellas. Los smartphones son algo con lo que llevamos lidiando ya unos años y no sorprendo a nadie, que son muchos quienes ya lo han dicho, si digo que la Switch no parece hacer nada que no se haya visto en el iPad. Esa no es la cuestión. La guerra ha cambiado porque, si Nintendo quiere seguir justificando su existencia en el mercado de las consolas, como casa que crea nuevas plataformas y no desarrolla sus juegos para las de otros, necesita hacer algo distinto a una caja negra. Quizá me esté explicando mal: necesita hacer algo más. En un espacio dominado por PlayStation 4, donde tus juegos no levantan suficiente interés como para mover consolas de por sí, necesitas hacer de la propia consola un nuevo concepto. Necesitas dejar claro que tú juegas a otro juego.

Al menos, esta vez no se han pasado con tanta innovación innecesaria.

Nintendo todavía no se ha hecho a eso de que estamos en el año de nuestro señor 2016, pero no son tan idiotas como para crear una consola que la gente ya tenga. Sí, luce como una tablet y su tecnología es la de una tablet, pero esto es lo importante: no se juega como una tablet. El iPad, la Surface y, en general, los smartphones pertenecen a otro universo, uno donde los videojuegos son breves y simples. Incluso si existe el ocasional port de consola, que no deja de ser eso, ocasional, hay una diferencia significativa entre jugarlo con un mando diseñado expresamente para el movimiento y la acción espaciales o hacerlo en una pantalla plana que no sabe indicar si estás tocando el joystick, un botón o el culo de tu personaje. La promesa de Switch está clara en el anuncio: esto no es una consola portátil. No es una tablet. Es una consola de sobremesa, pero puedes llevártela donde quieras. Sus videojuegos son The Elder Scrolls, The Legend of Zelda, NBA 2K y, viendo que Activision está involucrada en este encuentro, también Call of Duty. En otras palabras, lo que viene a ser obras trabajadas, "serias", hechas para consumirse en sesiones largas y no a bocados. No quieres la Switch porque necesites algo para distraerte mientras estás fuera: la quieres porque deseas la experiencia completa estés donde estés.

Nintendo parece tener en mente a tus amigos inmediatos, tu familia, y quiere colarse en algún rincón allá donde te encuentres. Wii quiso traer el videojuego a los menos interesados, pero tras el fracaso de Wii U, parece que quieren mover a los interesados con su consola, y que ellos prediquen llevándola a todas partes.

Switch, en su corazón, lleva una idea que desde hace muchos años se ha visto ligada a Nintendo: el contacto. Sí, en Xbox One puedes crear tu usuario, darle un nombre bien molón y pintarlo con tu color favorito. Puedes personalizar tu perfil, tu consola, tu mando, pero todo eso se queda en el salón de tu casa. El contacto de Switch es físico, es aquél que viví cuando era un niño y salía al patio del recreo a jugar con otros chavales que tuviesen una GameBoy Color. Nintendo parece tener en mente a tus amigos inmediatos, tu familia, y quiere colarse en algún rincón allá donde te encuentres. Wii quiso traer el videojuego a los menos interesados, pero tras el fracaso de Wii U, parece que quieren mover a los interesados con su consola, y que ellos prediquen llevándola a todas partes.

Vista así, no es una mala idea. No habrá habido veces en que me hubiera gustado traer una consola para jugar a cualquier cosa con mis amigos mientras estábamos en otra casa, en otra ciudad, pero también hay que ser cínicos. En primer lugar, aunque es un mando sin pretensiones de pantalla táctil, o al menos eso parece, todavía queda por ver si realmente es cómodo jugar así. Tendrá su mando pro, como lo tiene ahora Wii U, pero sólo Dios sabe si gustará o no moverse en aquella pantalla. La idea de que cada segmento pueda convertirse en un mando clásico, al estilo de la NES, tiene su punto para ese componente multijugador, pero entramos en las mismas cuestiones ¿Y si quiero jugar a un título más complejo? ¿Realmente se puede jugar a NBA 2K con tan pocos controles o están sacrificando el realismo con tal de vender una idea? Pero antes de nada ¿todo eso va a ser cómodo?

También está el problema de la tecnología. No soy de los que pidan gráficos por los gráficos y todo aquél debate de si 60fps 4K SMS TM, si os soy sincero, me importa más bien poco, pero pensemos a largo plazo. Imaginemos un futuro ideal en que NX tiene a todos los estudios third party a bordo, la consola vende bien y lanzan el nuevo Battlefield al mercado. Estamos en 2019 y la tecnología ha avanzado aún más: puedes ver los escenarios extenderse a kilómetros de distancia, y la destrucción es totalmente orgánica. Y entonces miras a la versión de Switch, luchando por renderizar a 16 soldados en escenarios reducidos y sin el mismo despliegue visual. Quieras que no, eso va a echar atrás a la gente, y quien tenga otra plataforma comprará en otra plataforma. Al final, la distancia entre lo que las consolas de Microsoft, Sony y el PC pueden hacer frente a lo que Switch pueda tolerar se hará cada vez mayor, y entonces quizá volvamos a la primera casilla. Fuera los third party. Hola de nuevo, sólo títulos de Nintendo. Seguramente todos hayáis visto aquella imagen con decenas de estudios que confirman su apoyo hacia la consola ¿pero son nuevos lanzamientos o ports? Es una idea que algunos han lanzado al aire, y es una poco alentadora. Sí, la idea de tener tu Dark Souls y llevártelo de viaje es tentadora ¿pero realmente vas a jugar tanto como para que te rente? ¿Después de una versión en la séptima generación y otra en PC vas a comprarlo una tercera vez?

Esta es la triste verdad: en Colonia no tendríamos una Wii U con Super Smash Bros., pero tampoco supuso un problema. Al final encontramos un bar gaming donde jugarlo: el Meltdown, y ahí pasamos nuestras horas, e incluso entonces tampoco necesitábamos aquél sitio. Tengo varios títulos instalados en mi smartphone, pero no juego a casi ninguno porque suelo estar más ocupado con otras cosas, como videojuegos de sobremesa que toca analizar aquí o alguna película que tenga pendiente. La idea de una consola que pueda venirse de vacaciones conmigo es tentadora, pero a pesar de que tenga esperanzas y haya recibido el anuncio con una sonrisa, todavía no lo tengo claro. Lo único que parece claro es que el lenguaje de las consolas está cambiando; el concepto de "generación" peligra con los anuncios de PS4 Pro y Project Scorpio, y ahora ni siquiera tengo claro qué llamar esto, si una consola de sobremesa, portátil o ambas. Y ya que estamos ¿qué significa esto para la 3DS?

Son demasiadas ideas. La cabeza me da vueltas y sé que podría seguir hablando durante horas, pero no creo que dijese mucho más que ya no haya expresado aquí. Han pasado dos horas desde que se ha anunciado, así que no puedo fingir que tenga todas las respuestas. Será mejor ir cerrando y dejar que otros continúen el debate. La idea de una consola que te acompañe donde vayas tiene un problema central, y es que ni siquiera es un problema tan importante. No voy a perder el sueño por saber que saldré de casa sin una plataforma para jugar a juegos de video. Hemos encontrado soluciones para vivir fuera de este mundillo. Hacemos planes, quedamos con los amigos, vamos al cine, salimos a dar un paseo sin más voluntad que la de perdernos en alguna calle mientras escuchamos música. La Switch quiere formar parte de nuestras vidas, pero llevamos años organizando nuestras vidas sin ella. Ese es su auténtico campo de batalla.

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