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Nintendogs + Cats

Perro ladrador, poco mordedor.

Cachorros que nunca crecen, que no se ensucian, que no pasan hambre ni sed y que están ahí para obedecerte y hacerte sonreír cada vez que enciendes la consola. ¡Si todo fuese tan fácil!

Dependiendo del título que hayas comprado tendrás determinadas razas a elegir. Aunque nuestro juego es el del bulldog francés, nos decantamos por un precioso Husky. A medida que pase el tiempo y conozcas a otra gente podrás ir adoptando más animales, así que tampoco te desesperes si tu primera elección no te deja del todo satisfecho. Es bastante improbable que eso pase, porque el animalito hace todo lo posible para que lo ames con todas tus fuerzas.

Una de las primeras tareas a realizar es enseñarle poses al perro. Mediante gestos con el stylus (hay una guía que nos dice más o menos qué tenemos que hacer) les diremos cómo sentarse, dar la patita o ponerse de pie, entre otras cosas. Durante este proceso la consola nos pide que con qué nombre queremos identificar cada orden; cuando lo haya entendido, solo con gritar "patita", "siéntate" o lo que hayamos querido, la mascota nos hará caso.

Son monos y adorables, eso no se puede discutir.

Eso nos viene fenomenal para participar en uno de los tres concursos disponibles, ya que nuestro éxito dependerá de la obediencia del perro. Primero ponemos una de las cartas de realidad aumentada encima de la mesa para transportar ahí al animal. Luego, nos exigen secuencias de monerías que debemos imitar en el menor tiempo posible y, si ganamos, nos dan dinero y se desbloquea una dificultad superior, que exigirá órdenes algo más complicadas. Esa misma mecánica se repite con las demás pruebas, que son lanzamiento de frisbee –autoexplicativa- y una carrera en la que hay que ir tirando de una pelusilla con el stylus para que el perro la siga y llegue a la meta antes que sus dos contricantes.

El dinero que ganamos en esas pruebas lo podemos invertir en mil y una historias. Podemos decorar nuestra casa –o directamente cambiar todo el estilo de decoración de occidental a oriental, etc-, comprar juguetes, comida, cepillos, accesorios tipo sombreros y gafas... la personalización puede llegar a ser bastante extrema.

Poco a poco –si nos vamos acordando de guardar, por cierto, porque el juego no lo hace automáticamente y es bastante normal perder un día entero por culpa de un despiste- el lazo entre tú y tu mascota crecerá, y querrás tenerlo bien alimentadito, lavadito y contento. Parte importante de esto último es sacarlo a pasear; hay varias rutas, y en ellas conocerá a otros perros, entraréis en cafés exclusivos para chuchos en los que le puedes comprar café y bollos, iréis a practicar con el platillo en la playa y hará sus necesidades. También encontrará una serie de regalitos por la calle que luego puedes ir a cambiar en la tienda de segunda mano y construir objetos exclusivos como helicópteros de control remoto u organillos. Otra forma de pasear con él es activar el podómetro y llevar encima la Nintendo 3DS. Cuando la vuelvas a abrir tu mascota te recibirá con otro obsequio y moviendo el rabo frenéticamente.

Las tarjetas de Realidad Aumentada te permiten llevar a tu mascota al salón de tu casa.

Los gatos, aunque muy bonitos, son más un actor secundario que una parte principal del título. Como en la vida real no te hacen caso ni a la de tres, no quieren salir a pasear y ni pienses en enseñarle poses porque eso no es lo suyo. Como mucho ronroneará entre bufido y bufido.

En general Nintendogs + Cats es un buen juego, en el que no tienes más objetivos que relajarte acariciando a tu mascota y mejorar en las pruebas diarias para ganar dinero y comprar accesorios. Posiblemente para el público más adulto le falte un punto de naturalidad, una cucharadita más de realismo que lo separe de la anterior entrega y desarrolle una IA más suelta y menos complaciente, con algo más de garra.

6 / 10

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