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Opinión: La etiqueta en los deportes electrónicos

Los insultos y las descalificaciones no tendrían que permitirse.

Hace poco hemos publicado un vídeo en el que veíamos un cruce brutal de insultos y gestos soeces entre varios jugadores de la final europea de Call of Duty. Los jóvenes -porque la mayoría lo son, incluso algunos menores de edad- se levantan como poseídos cuando ganan una ronda y empiezan a gritar improperios contra el equipo rival.


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Más allá del morbo de ver esa pseudopelea de chavales que casi llegan a las manos la sensación que nos queda es que estamos ante un espectáculo lamentable y que produce cierta vergüenza ajena. ¿Qué padre en su sano juicio permitiría que sus hijos se involucrasen en algo así? ¿Qué valores transmite esto, qué modelos nos están proyectando? Sueno un poco como el abuelo cebolleta, lo sé, pero ya hay suficientes prejuicios en el mundo de los videojuegos como para que, encima, tengamos que aguantar que "esto no hace más que fomentar el odio entre compañeros".

En este artículo intentaremos investigar si esto es algo habitual en los deportes electrónicos, si es algo buscado o permisible o si, por el contrario, estamos ante un incidente aislado. E intentaremos dar alguna alternativa.

¿Qué podría provocar o justificar una reacción tan desmedida como la de estos chavales? Muchos se excusan diciendo que el premio es muy elevado, que puede alcanzar hasta el millón de dólares, que los niveles de tensión están por las nubes y de que esto no son más que técnicas de distracción para poner nervioso al rival. Sinceramente: este argumento no sirve.

Tampoco sirve el de que esto es algo inherente del juego online o competitivo, y de que la gente es así y de que no se puede cambiar. Los deportes electrónicos tienen un potencial tremendo para llegar a convertirse en uno de los grandes pilares del ocio del futuro, y precisamente ahora es cuando se tendrían que atajar estas cuestiones para empezar a edificar algo constructivo y enriquecedor.

¿Por qué los gobiernos subvencionan el deporte? ¿Por qué hay tantas fundaciones que basan su labor en el fútbol, el baloncesto o el béisbol? Porque el deporte es una herramienta de unión potentísima. En una cancha se apartan las creencias religiosas, las orientaciones políticas y las diferencias de clases y se da una interacción sana e integradora. Todos hemos visto partidos en los que los hinchas lanzan bengalas, los padres de los niños insultan a los árbitros o varios jugadores se pelean: cierto. Pero también lo es que hay un consenso unánime de que esta conducta es totalmente reprobable y, además, el reglamento la castiga duramente. Si el árbitro te ve dándole una patada al otro o insultándolo efusivamente te echará inmediatamente. La nobleza y la humildad son, de hecho, algunos de los valores que más se glorifican en el deporte. Esto es lo que lo hace grande, lo que hace que nos emocionemos siguiendo a nuestros equipos, que nos identifiquemos con una forma de hacer y de actuar. Todo el mundo sabe insultar y despreciar al otro; no todos saben perder -o ganar- educadamente. ¿Con quién te juntarías tú, de quién te sentirías más orgulloso? No hace falta que el otro sea educado para que tú lo seas: hay que empezar por uno mismo.

Hemos hablado con Sergi Mesonero, Director General de la Liga de Videojuegos Profesional de España (LVP), para preguntarle sobre este incidente. ¿Es algo que sucede a menudo? "Definitivamente, no", explica. "En las competiciones profesionales no es nada habitual porque la organización lo impide. Este torneo estuvo organizado por una empresa con experiencia que, en principio, debería haber sabido reaccionar. El problema es que no tienen ni idea de Call of Duty y posiblemente lo llevó un equipo externo o novato. Y así pasó lo que pasó. Basta con ver los vídeos para ver que la organización fue patética".

"Los shooters son terreno fértil para los excesos de testosterona, pero insisto: en CoD no pasa. A nosotros no nos ha pasado jamás nada parecido y eso que CoD es el juego con mayor presencia en la LVP", comenta.

De hecho hay juegos famosos por ciertas normas que invitan al fair play, como podría ser el caso de StarCraft, en el que los jugadores suelen iniciar las partidas deseándole suerte al rival y se rinden con el famoso "gg", o "good game". Es decir: reconocen su derrota, en un gesto noble, y le dicen al adversario que ha jugado bien. En según qué ocasiones no debe de ser fácil.

"En StarCraft está muy mal visto acabar sin el gg. En Corea es obligatorio y te pueden sancionar si no lo haces. En Europa no te sancionan pero está mal visto. En CoD lo normal es darse la mano al final del partido y pasa en el 99% de nuestros partidos", indican desde la LVP. Añaden que, de hecho, en los deportes electrónicos reina la etiqueta normal de cualquier deporte/espectáculo competitivo.

"A nadie le interesa este tipo de comportamientos. Insisto: los jugadores tienen parte de culpa, pero la organización es la mayor culpable. Por otro lado, el montaje del vídeo está descontextualizado. Al final de todos esos partidos todos los equipos mostraron camaradería con sus rivales". También nos apunta que "el vídeo tiene mucha mala leche. El título del artículo original más. Pero lo que pasó no se puede ocultar. Pero se está centrando demasiado el tiro en los jugadores y muy poco en la organización. Los jugadores son jóvenes, si perciben desorganización o normas poco claras este tipo de cosas pueden pasar".

Quizás esta sea, precisamente, una de las claves del asunto: la mayoría de jugadores son jóvenes y debe ser la organización la que tome cartas en el asunto y evite, a toda costa, que se den situaciones similares con sanciones, árbitros, reglamento y hasta cursos. Hay deportes, como el boxeo o el hockey sobre hielo, que permiten ciertos momentos parecidos; en todo caso no creo que sean modelos para los deportes electrónicos y más teniendo en cuenta la edad de los participantes.

Perder es duro, pero es admirable saber hacerlo con clase.

Tras esos momentos de escándalo al ver el vídeo que enlazamos al principio del artículo es fácil dejarse llevar y cargar contra el juego online y sus participantes. Pero es interesante ver lo que decía uno de nuestros usuarios, jamessunderland, y que me parece crucial: "Por gente como esta muchos piensan que los que jugamos somos idiotas...". No, no es de justicia, ciertamente; ya sabemos que esto de generalizar es muy fácil, y muy tentador. En vez de estigmatizar el juego, a los jugadores o a los deportes electrónicos en general deberíamos exigir responsabilidades a los organizadores e intentar promover activamente comportamientos deportivos que nos hagan sentirnos orgullosos de esta nueva rama de los videojuegos.

Y no es tan difícil: la LVP es un claro ejemplo de cómo hacerlo. No se tendrían que permitir descalificaciones hacia los rivales. Eso incluye insultos, gritos, consignas, gestos o todo lo que pueda entenderse como una provocación desde los momentos previos a la competición hasta que acaba. Esta claro, sin embargo, que las muestras de alegría o decepción por ganar o perder son inevitables (miremos a Rafa Nadal, si no) y comprensibles, siempre que se hagan dentro de unos límites lógicos. Se tendría que fomentar el saludar y despedirse tras un partido. Cada deporte tiene sus peculiaridades, y hay que analizarlos en detalle para establecer fronteras. Y fijarnos, también, en los deportes tradicionales y en su protocolo.

Y ojo, que esto no empieza ni acaba con los jugadores: el público, los que lo miramos desde fuera, también tendríamos que ser capaces de aplaudir o sancionar los comportamientos admirables o lamentables. Hay que alentar el fair play y condenar las malas maneras: no nos olvidemos de nuestra parte de responsabilidad, porque es importante.

Si además de ser una herramienta para contar historias, inventar mundos, generar negocio y divertir al personal lo convertimos en un instrumento enriquecedor e integrador todos saldremos ganando. Por eso es vital que haya y que se respete una etiqueta en los deportes electrónicos: tendremos una razón más para estar orgullosos.

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