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Análisis de PaRappa the Rapper Remastered

El anárquico ritmo de los 90.

PaRappa the Rapper vuelve remasterizado para PS4, fiel a al original en estética pero también en su anárquica jugabilidad.

Que las modas son cíclicas es algo bien sabido, y normalmente la espuma de esa ola se ve venir de lejos. Y así como con la ropa ha vuelto la estética vintage, en el mundo de los videojuegos se ha puesto de moda volver a recordar clásicos de otras generaciones. Estos títulos con la etiqueta "remastered" bien podrían ser la oportunidad de presentarle una época pasada a una generación que se haya perdido aquel entonces, pero la intención no vende tanto por la constitución del producto, sino por la nostalgia.

Pueden haber pasado perfectamente diez años desde que jugué a Parappa the Rapper por primera vez, aunque su lanzamiento original fue hace el doble, en 1996. La versión adaptada a PSP tenía su encanto de olor añejo y sabía entretenerte un buen rato sincronizando comandos de botones con el rap de turno, pero esta versión remasterizada puede que sea un poco rizar el rizo. Es cierto que si no se cumple este capricho difícilmente alguien lo podría jugar hoy en día en viejas plataformas, pero que busca repescar a antiguos usuarios es evidente tanto en este caso como en el caso general de las remasterizaciones noventeras. Aunque da cosa; es como ver a un niño jugando en un partido senior, que se quiere más por la ternura que da verlo teniendo ya cierta madurez que por la admiración de su juego.

Imagino que la mayoría sabréis en qué consiste el clásico Parappa the Rapper: un perro rapero que tiene que ir superando las lecciones musicales de distintos personajes para poder conquistar a la chica que le gusta, Sunny, que es literalmente una flor. Con cada lección vamos haciendo del personaje un mejor profesional del rap, y entre clase y clase se irán intercalando cinemáticas durante los seis capítulos que componen el título. El juego es muy breve en contenido, dividido por canciones temáticas con varios niveles, y éstos hay que superarlos de forma continuada para superar los bloques enteros, por eso tendremos al "profesor" de turno avanzándonos las frases de combinación que debemos hacer para continuación repetirlas nosotros.

Sin embargo, el principal problema que me he encontrado con esta adaptación es la sincronía, ya que la referencia de música y letra no va del todo acorde con el golpe de pulso, como ya pasaba con el original. No es un problema de esta remasterización en concreto, de todas formas, porque ya en PSP el juego era una demencia de ritmos sin mucho sentido. Con un patrón previo de comandos en principio no debería ser difícil superar las fases; supuestamente solo es repetir las frases con ritmo. Pero no. No, qué va, no es una cuestión de compás, porque los pulsos del bueno de PaRappa son, a medida que avanza el juego, una anarquía sin sentido. A veces encajar las frases haciendo que suenen perfectas te baja la puntuación, y otras veces haciendo que suene terrible pero fijándote en los botones sobre los que vas pasando, la aumentas. Esto hace que parezca más una cuestión de azar.

Si tienes la suerte de hacértelo de corrido, es bastante fácil que no sepas si has llegado al final por improvisar al ritmo, por clavar los golpes siguiendo la guía de botones, o si es en relación a clavar las frases en el momento que parece adecuado. Sea como sea, la estrategia de encajar comandos haciendo que suene bien el rap parece imposible; cada botón de la serie que debemos reproducir tiene asignada una palabra, en ocasiones más, y aunque el objetivo es imitar a nuestro maestro hay veces en las que parece que nos están pidiendo otra cosa. A medida que vas perdiendo fases sin saber qué es lo que quieren de ti (hablo sobre todo a partir del ecuador del juego) la desesperación da un poco la clave del avance, por una cuestión de intentos.

Me atrevería a decir que el éxito de PaRappa es precisamente ese: el pique de no admitir que el juego se ría de ti. Existe un indicador llamado "U Rappin'" que nos va dando pistas de si lo estamos haciendo bien o mal, moviéndonos entre cuatro opciones de peor a mejor: Awful, Bad, Good y Cool. Si consigues pasar una fase con la calificación Good se puede optar a la marca Cool con el "modo maestro", que consiste en interpretar las canciones al gusto, dentro siempre de los golpes de ritmo, y así superar al mentor de la fase. Aquí sí que queda claro que es improvisación.

Por su estética de colores planos de alto contraste, simplificado guión para la historia y grafismo general, PaRappa the Rapper parece orientado a un target infantil, pero a un niño podría explotarle la cabeza intentando descifrar qué quieren de él, porque repito, cuesta encontrar la pauta. Y eso que parece mentira teniendo un juego de rap libre de restricciones PEGI. La forma de categorizar el menú y familia de letras del juego siguen respetando la versión original, pero todo sea dicho de paso no invitan demasiado a empezar una partida, especialmente por las fuentes utilizadas. Ojo, a día de hoy. Sin embargo, en el contexto de su lanzamiento toda esta perspectiva crítica cambia radicalmente, y es que al año siguiente de haber salido a la venta, PaRappa the Rapper se convirtió en unos de los títulos más vendidos, ya que el género no se había explorado demasiado y su originalidad era evidente. En Japón llegaron a venderse más de 700.000 copias ese año, y el furor llegó incluso hasta McDonalds en forma de muñecos PaRappa en el menú Happy Meal.

Pero cuando la narrativa no es importante y lo que destaca es la novedad contextualizada, el producto envejece peor. Actualmente la competencia en el género musical supone una barrera de entrada bastante seria, por eso no se entiende como una remasterización que pretenda posicionarse alto, sino como un juego que quiere recuperar a amantes de aquel breve recuerdo. Puede ser por ello que también las cinemáticas y duración del juego estén igual que en la primera entrega, y que prácticamente la capa de pintura se haya limitado a pulir ligeramente el apartado gráfico, suavizando bordes y remarcando líneas gruesas.

En cualquier caso, si pudiste jugar en su momento y disfrutar los intentos de hacerte rapero en aquellos años, volver a ponerte a prueba no va a dejar de ser una memoria bonita, pero es probable que solo estos afortunados puedan entender por qué nos gustaba tanto. La paciencia de un nuevo usuario seguro que se agota antes; para que eso no pasara tendrían que sacar hoy un nuevo PaRappa, renovado y actual. Y se llamaría PaRappa the Trapper.

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