Análisis de Payday 2
Cuatro hombres y un destino.
Payday 2 es un cooperativo online en el que cuatro ladrones deben ejecutar un golpe y llevarse un botín. Está ambientado en la actualidad, en un mundo muy de thriller, con personajes que visten camisa blanca, traje negro y corbatita a conjunto bien estrecha y que tienen un econdrijo bajo tierra en el que guardan toda la pasta que obtienen en sus fechorías. Montones de billetes.
Un juego de ladrones, ¿por qué no hay más? Mirad la parrilla de series o la cartelera del cine más cercano; casi la mitad, seguro, son thrillers, pelis de suspense o implican a departamentos de policía de medio mundo. A los videojuegos les falta rellenar ese hueco que, inexplicablemente, sigue muy mal cubierto. El primer Payday ya era una alternativa, aunque poco desarrollada. El segundo convence mucho más.
Tiene fallos, y muchos, empezando por un motor gráfico y un aspecto visual al que le hubiese ido de perlas una operación estética. Imaginémonos esto con algo más potente, con un Frostbite, por ejemplo, con destrucción de escenarios y personajes que no traspasen a los demás y unas animaciones menos acartonadas. La inteligencia artificial es otra de las patas que necesitarían algo de refuerzo; los enemigos entran a por ti con una sed de sangre desmedida y los compañeros controlados por la IA son más útiles cuando se apoyan en una pared que cuando pillan una metralleta. Nunca juegues offline si no es por practicar porque no volverás a jugar a Payday 2.
En un atraco con amigos, sin embargo, todo cambia: esos engranajes que por separado parecen descuajaringados encajan, no sin chirriar un poco, y el juego construye su propia lógica. Logras vencer esa apariencia un poco de mod, de juego de segunda, y tus amigos empiezan a escuchar tus indicaciones por el micro: que dos se queden en la calle, yo me encargo del tejado y uno que ponga a dormir al guardia, podrías haber dicho, por ejemplo, con voz seria y concentración extrema. El golpe puede salir bien y que nadie alerte a la policía -aunque eso pasará muy pocas veces- o irse al traste por culpa de un pequeño descuido. Entonces todos sacáis el metal pesado y mientras unos van cumpliendo los objetivos -reventar una caja fuerte, robar unas joyas, transportar unas bolsas llenas de droga, cocinar metanfetaminas...- los otros intentan neutralizar las oleadas de policías que vienen a romper tu asedio.
Con esto quiero decir que para que Payday 2 funcione y destaque necesita que participes activamente, que te impliques y que quieras disfrutarlo. Que no lo mires por encima del hombro. Con la mentalidad y la pandilla adecuada es una de las experiencias cooperativas más recomendables de los últimos años.
En esta segunda parte hay muchas más misiones, cerca de 30, y algunas están divididas en varios días. Si quieres cobrar tendrás que superarlos todos o el dinero volará. La duración aproximada de cada una de ellas es de entre 10 y 20 minutos, y todas siguen una estructura parecida. Hay algunas misiones que empiezan con acción desde el primer segundo y otras que pueden solventarse silenciosamente. No es tan fácil como parece, sin embargo, porque cada nivel tiene una serie de elementos que se generan aleatoriamente. Hay veces en las que, por ejemplo, las cámaras de seguridad cambian de sitio, o los civiles pasean por la otra acera, o tu objetivo o el punto de recogida están en otro lugar. Detectar y analizar todos estos factores antes de ponerte la máscara -que es el momento en el que decides sacar las armas y pasar del sigilo- es clave para conseguir un golpe limpio: si dejas que un civil asustado salga corriendo o que el dependiente haga sonar la alarma vendrá la policía y se liará parda.
Para que Payday 2 funcione y destaque necesita que participes activamente, que te impliques y que quieras disfrutarlo. Que no lo mires por encima del hombro. Con la mentalidad y la pandilla adecuada es una de las experiencias cooperativas más recomendables de los últimos años.
Evidentemente si formas parte de un equipo que tenga expertos de todo tipo tu vida será mucho más fácil. Cada jugador puede personalizar su personaje para que destaque en habilidades concretas. Hay cuatro ramas en total y cada una de ellas tiene varias habilidades asociadas. Podemos o bien centrarnos en una sola faceta o intentar crear un ladrón polivalente mejorando un poco de aquí y un poco de allá. Si te centras en Master Mind consigues dominar a los civiles con más facilidad, y hasta puedes convertir a un policía en un aliado. Los Enforcers son los tanques, los que resisten más daño, cargan más peso y disparan más duro. Los Technicians pueden plantar torretas, utilizar explosivos o abrir cajas más rápido que los demás. Los Ghosts son ideales para el sigilo previo a cada misión. Además de esos puntos de experiencia también consigues dinero que te puedes gastar en nuevas armas o en máscaras. Al final de cada partida, si tienes suerte, sacarás una carta de una baraja y el juego te puede regalar accesorios para tu arsenal, nuevos diseños o colores o directamente dinero.
A pesar de los muchos fallos que tiene Payday 2 es atractivo y magnético; la ambientación, muy de película, es cercana y reconocible y el cooperativo con amigos lanza a un segundo plano todos esos problemas. Si estás un poco harto de los shooters de toda la vida como Call of Duty o Battlefield te recomendamos encarecidamente que le des una oportunidad a Payday 2. Y no queremos incurrir en actividades ilícitas, pero quizás aquí en los comentarios podáis encontrar a algún que otro compañero para ayudaros a... a ir a ver esos anillos de diamante tan bonitos que queréis regalarle a vuestra pareja para esa boda que estáis planeando.