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Impresiones de la PC Engine Mini

Una estupenda miniconsola retro con un montón de joyas a (re)descubrir.

Desde que Nintendo inició la moda de las miniconsolas retro con la NES Mini han sido unas cuantas las máquinas de este tipo que se han puesto a la venta, y como nostálgico que soy las he coleccionado casi todas. Son dispositivos que están bien, aunque a menudo acaban cogiendo polvo en la estantería a las dos semanas, cuando ya has revisitado todos sus juegos. La PC Engine Mini, sin embargo, lleva un mes enchufada en mi televisor y la uso de forma frecuente, mucho más que el resto de miniconsolas. ¿Por qué, exactamente? Creo que la razón es muy sencilla, en el fondo: porque la PC Engine Mini ofrece la emoción real de estar descubriendo algo con ella.

Si eres un coleccionista empedernido quizás no sea tu caso, pero para la gran mayoría de usuarios la PC Engine y su catálogo son algo bastante desconocido y exótico. Su lanzamiento en Europa se produjo a principios de los noventa, años después de su estreno en Japón, y como consecuencia de su fracaso comercial en Estados Unidos, su presencia en las estanterías fue tremendamente limitada (en España apenas se pudo comprar en El Corte Inglés, Galerías Preciados, Toys 'r' Us y las tiendas Centro Mail). Muchos de sus mejores juegos no llegaron nunca a Occidente, y si te atrevías a recurrir a la importación debías mentalizarte en gastar un dineral para conseguir algunos títulos esenciales del catálogo, como Castlevania: Rondo of Blood o Ginga Fukei Densetsu: Sapphire. No me quiero ni imaginar lo que costaría comprar los cincuenta y siete juegos que incluye la PC Engine Mini.

Lo que ofrece la PC Engine Mini es una biblioteca instantánea de videojuegos clásicos, y menuda biblioteca. Tiene una personalidad única, algo que quizás se deba al hecho de que Hudson Soft, los creadores de shmups como Soldier Blade o Gunhed (ambos incluidos aquí), estuvieron involucrados en el diseño de la consola de NEC. La verdad es que la PC Engine grita la palabra "acción", y en ella puedes encontrar algunos de los títulos más emocionantes y con más estilo de aquella época.

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De hecho, el propio hardware juega un papel importante en ello. La consola es bastante elegante, con un conector Mini USB para la alimentación y un tamaño no mucho más pequeño que el de la máquina original, porque la PC Engine siempre fue una consola diminuta. Puedes alternar entre dos menús, el de PC Engine con fondo claro y bonitas carátulas para acceder a los títulos en japonés, y otro oscuro y más atrevido, el de TurboGrafx, para los títulos en inglés, con un arte mucho menos atractivo en las portadas. También hay detalles muy cuidados, como el hecho de que se haya emulado los tiempos de carga en los juegos de PC Engine CD incluidos, o la animación y el sonido que se reproducen al seleccionar e insertar un cartucho.

Lo más importante es que han clavado el mando, con un peso decente y un buen d-pad para aportar una fidelidad real a los movimientos. Sin embargo, se aprecia un poquito de input lag y, pese al trabajo de los expertos en emulación de M2 en la bonita interfaz, la opción de guardar partidas y la inclusión de un puñado de filtros gráficos, se nota que no es un producto tan refinado como la Mega Drive Mini.

Eso no ha evitado que haya dedicado un montón de horas a la biblioteca de juegos de la PC Engine Mini, descubriendo un montón de fantásticos títulos; algunos que me resultaban lejanos, algunos que desconocía por completo y algunos que nunca pude jugar en su época. Castlevania: Rondo of Blood está considerado por muchos fans como una de las mejores entregas de la saga de Konami, un título que añadía a la popular fórmula nuevos elementos como las rutas opcionales, que más adelante se convertirían en algo habitual, o una tremenda banda sonora. Ys 1&2 son dos atmosféricos juegos de rol que se juegan tan bien hoy como entonces, Bomberman '94 sigue siendo uno de los juegos más divertidos que puedes jugar en compañía de tus amigos y R-Type es una fiel conversión del mítico shmup de Irem.

Además, me vale cualquier excusa para jugar a un juego de Hudson Soft, y aquí tienes una buena selección de ellos. Soldier Blade ofrece acción rapidísima y una superestilizada estética de ciencia-ficción, Gunhed (conocido como Blazing Lasers en Occidente) lleva el hardware casi tan al límite como a tus reflejos y Victory Run es un buen arcade de carreras con un toque especial gracias a la novedosa mecánica que hacía que algunas piezas del coche se degradasen.

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Los Spriggan de Compile son una auténtica revelación, Lords of Thunder es un shooter entretenidísimo y Ginga Fukei Densetsu: Sapphire demuestra de qué era capaz el accesorio Arcade CD-ROM. La PC Engine Mini se permite incluso el lujo de incluir una excentricidad como Appare! Gateball. Hay omisiones y títulos que se echan en falta, desde luego, así como un par de malos juegos que no deberían haber pasado el corte, con lo cual si quieres la biblioteca completa de PC Engine no la encontrarás aquí. Lo que sí te va a proporcionar, en cambio, es una cueva del tesoro con un montón de fantásticos juegos poco conocidos por el gran público.

También está el problema de la disponibilidad, en parte provocado por la situación actual en la que se ha visto envuelto todo el mundo y en parte debido a que a España la PC Engine Mini no llegará de forma oficial (se puede conseguir con relativa facilidad, eso sí, en Amazon Inglaterra). En mi caso opté por importarla de Japón, no porque tuviese un catálogo distinto (la versión occidental incluye también los títulos japoneses, y viceversa), sino porque me gusta más el diseño nipón de la consola, más limpio, y porque el mando no tiene los vulgares botones turbo de la TurboGrafx.

Lo que quiero decir, en definitiva, es que vale la pena importarla o comprarla cuando puedas en Amazon, porque estamos ante algo especial. Han pasado muchas miniconsolas por nuestras manos, y estoy seguro de que vosotros mismos habréis comprado alguna que habréis utilizado mucho menos de lo esperado, si es que siquiera la habéis llegado a sacar de la caja. La PC Engine Mini, sin embargo, te permite descubrir un montón de juegos que hasta ahora habían estado fuera de nuestro alcance, títulos que nacieron tras el boom de los recreativos y cuya acción resulta tan electrizante como en su época. Es una miniconsola que destaca por ser diferente, y por eso es imprescindible.

Traducción por Josep Maria Sempere.

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