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Pequeños detalles: New Super Mario Bros. U

El infierno son los otros.

"Pequeños detalles" es una serie de artículos dedicados a analizar los elementos individuales, filosofías de diseño y demás aspectos que marcan a videojuegos concretos.


"Quien tiene un amigo, tiene un tesoro", versa el dicho, y si intentase hacer un recuento del número de películas familiares sobre el valor de la amistad y lo chachi, chuli, guay piruli que es tener amigos que te apoyen y te quieran, este artículo tendría la longitud de un libro. La amistad es algo maravilloso: poder compartir experiencias con otra persona, quedar, hablar de tonterías, ir a la boda de un amigo y plantearte qué estás haciendo con tu vida. Todo genial. Pero mis amigos de toda la vida siguen disfrutando a cada nueva oportunidad que encuentran para recordar mis muchas vergüenzas de la adolescencia y, sobre todo, infancia. Un día de estos soltarán el mensaje a los cuatro vientos y tendré que golpearlos con una pala en el cráneo, pero hasta entonces les quiero.

Generalmente, cuando uno juega al modo cooperativo la intención es, valga la redundancia, no interponerse en el camino del compañero. Incluso en títulos como Kane & Lynch, donde ambos protagonistas se odian a muerte, el modo cooperativo es uno de apoyo y colaboración, coordinarse y, juntos, hacer frente a un enemigo. El futuro Knack 2 trae una dinámica creativa en la que ambos jugadores pueden golpearse y eso trae beneficios en el combate, como lanzar a tu compañero contra los bichos de turno o meterle una somanta de palos que convierta su cuerpo en metralla que acabe con quien quiera que ose oponerse; la considero una muy buena idea, pero lleva un toque juguetón de gente que se sabe tan por encima de la situación que se permite hacer el lelo incluso cuando sus vidas deberían estar en peligro. Little Big Planet tiene la opción de mover tus brazos independientemente y dar bofetadas a tus compañeros, y aunque recuerdo esa mecánica con cariño, no deja de ser una opción aparte, algo con lo que tontear una vez ha terminado el nivel, como si dos personajes compitiesen por la atención de una cámara que no apunta a nadie y no tiene más audiencia que los propios jugadores.

Luego llega Nintendo.

No me deja de resultar curioso el cómo la compañía tiene una reputación similar a Disney: la fábrica de sueños de Mickey Mouse se ha labrado una imagen de felicidad y colores pastel con niños y niñas sonrientes y nos ha hecho olvidar que algunos de los momentos más traumáticos de la ficción infantil de las últimas décadas han ocurrido en una película Disney. Del mismo modo, Nintendo es la compañía de todos, la facilona, la accesible y simple, a pesar de que hace unas pocas décadas estuviese lanzando la consigna "somos Nintendo, no podéis vencernos" y todavía hoy sepan ponerse los guantes y sacarnos al ring a sufrir de vez en cuando. Vivirán en el siglo XIX, pero si hay algo que entienden es al jugador.

New Super Mario Bros. U ofrece dos formas de cooperar, dependiendo de las ganas que tenga el otro de involucrarse: puede ir a lo tradicional y controlar a un nuevo personaje junto al respetable o bien puede agarrar el mando de Wii U y utilizar la pantalla táctil para crear bloques. La teoría es que los bloques servirán para ayudar a Mario a saltar más alto y más lejos, y si está cayendo, un bloque bien puesto podría salvarle la vida. Lo que viene siendo la función de apoyo de toda la vida, pero entonces le das el mando a un amigo y empieza el festival del humor. Hay bloques que sí contribuyen a la causa, los menos, pero el resto vienen a ser contraproducentes, a hacerte el tapón cuando intentas saltar, a bloquearte el paso y ser más molestos que los propios enemigos. Hay veces en las que saltarás en un bloque y el otro jugador lo hará desaparecer porque no hay sabor más delicioso que la frustración ajena.

La otra forma de juego cooperativo tampoco está exenta de posibilidades. Los hay, y yo durante un tiempo me he incluido en este grupo, que consideran un error el que los distintos personajes de New Super Mario Bros. U choquen entre ellos y puedan pisotearse y empujarse. A nivel práctico, de querer completar el juego, es evidentemente un fallo, pero entonces entra la pregunta de qué se puede hacer cuando se coopera en un título que no necesita cooperación. La ayuda de un compañero en un juego de acción es inestimable porque permite cubrir más flancos, probar nuevas estrategias y complementarse, pero el desafío del plataformeo es contra el propio escenario. Incluso habiendo enemigos, esto es algo que puedes completar por tu propia cuenta, así que ¿a qué contribuye el segundo jugador? En realidad estamos planteando mal el problema. La pregunta, en este caso, es: "Además de cooperar ¿qué hacen los jugadores cuando se reúnen?".

Competir.

La colisión deja de ser un defecto cuando empieza a funcionar para empujar a alguien al vacío o pisarle para que no pueda saltar más lejos que tú, cuando todos sabéis que el nivel se va a terminar antes o después pero queréis ver quién es el que lo hace mejor. Como mínimo, si no ganas, al menos asegúrate de que los demás pierdan. El modo cooperativo de New Super Mario Bros. U es uno que conoce las implicaciones de traer amigos a casa y sabe de qué va el multijugador local. Jugar en un sofá con los amigos significa picarse, darse codazos, reírse los unos de los otros, hacer chistes, la victoria injusta y la derrota patética y sobre todo risas, muchas risas. Sin ese roce, ese empujarse en broma pero también en serio, se pierde un factor importante de lo que es tener amigos. La gente dice que Monopoly es un juego capaz de romper amistades, pero la verdad bajo esa afirmación es que no hay mayor placer que ver la cara de asco de un colega cuando cae en tu hotel de la calle más cara. Nintendo tiene a la gente que ha creado el caparazón azul de Mario Kart 8. Esta gente sabe que el pique no rompe amistades; picarse es un componente de tener amigos.

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