PixelJunk Lifelike
Una hipnótica experiencia.
Todos sabemos que el mundo de los juegos musicales es extraño, con algunas propuestas francamente arriesgadas. Aún así no resulta sorprendente que cuando Q-Games decide probar suerte en el género los resultados son todavía más raros. Al fin y al cabo, si hay algo que define al estudio creador de la serie PixelJunk es su deseo de ser diferente.
Dylan Cuthbert, el fundador y presidente de Q-Games (cuya larga trayectoria le ha llevado desde Edgeware a Kyoto), explica que "personalmente me siento poco cómodo cuando un juego parece demasiado familiar, pero al mismo tiempo me gusta que haya una pequeña cantidad de familiaridad ahí".
Así, los juegos de la serie PixelJunk siempre han usado los conceptos más simples como base, ya sea el defender la torre de Monsters o las mecánicas de shmup 2D del futuro Sidescroller. Pero a partir de ahí fluyen ideas y se exploran cosas nuevas, a menudo acompañando el conjunto de impresionantes gráficos proporcionados por importantes colaboradores.
Pregunta qué significa PixelJunk, en cambio, y la respuesta es tan abstracta como la propia serie. Cuthbert dice que la filosofía es "innovación y diversión con un poquito de tecnología. No queremos hacer lo mismo que los demás, así que siempre nos esforzamos para que nuestros juegos sean diferentes de los otros juegos".
Lifelike, lo último de Q-Games, cumple a rajatabla esa idea. Quizás sea más adecuado definirlo como un software musical más que como un juego, tras dejar a todo el mundo perplejo en el pasado E3.
La demostración, desde luego, no daba respuestas fáciles. Tras muy pocos preámbulos los periodistas asistieron a una performance realizada por Baiyon, un artista multimedia afincado en Kyoto que ya colaboró con Q-Games en PixelJunk Eden.
Mediante gestos a través de Move, zarcillos de colores bailan en la pantalla al ritmo de música trance, evolucionando durante quince extraños minutos. Casi podías escuchar más fuerte como la gente se rascaba la cabeza pensando en lo que estaba viendo que el habitual ruido de los bolígrafos anotando furiosamente notas en las libretas.
"Obviamente una o dos personas no lo pillaron o no pillaron la música", explica Cuthbert de la polémica presentación en el E3. "Está bien, porque desde luego no puedes atraer a gente que sólo escucha heavy metal y música country. La música es algo muy personal, y la gente que está metida en la escena club y que le gusta ese tipo de música amará Lifelike."