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Avance de Pokémon Espada y Escudo

Sobble todo, combates.

Los últimos Nintendo Direct nos han dado muchos nuevos datos sobre los nuevos Pokémon Espada y Escudo, pero también han dejado muchas incógnitas. Nos preguntamos, por ejemplo, por el funcionamiento del mundo abierto, las incursiones o los enfrentamientos con las criaturas salvajes. Digo esto no sin un poco de lástima, porque la demo que hemos podido probar en el E3 2019 no resuelve, tan apenas, ninguna de estas dudas: en una decisión un poco extraña, no hemos tenido la posibilidad de salir al exterior, capturar pokémon o explorar ninguna de las rutas de las ciudades. En una decisión un poco extraña, el tramo jugable consistía única y exclusivamente en un gimnasio, que hemos podido recorrer de principio a fin con un equipo predeterminado compuesto por los tres Pokémon iniciales y tres de las últimas incorporaciones a la Pokédex del título: Wooloo, la oveja, Corviknight, el pájaro, y Yamper, una especie de corgi de tipo eléctrico que no se había hecho público hasta hoy.

Si lo que se pretendía con esta peculiar elección del segmento jugable de la demo era sacar músculo técnico, la verdad es que la maniobra funciona a la perfección: con suficiente variedad de movimientos y tipos como para alternar y probar un poco, tanto las animaciones como los escenarios demuestran una calidad técnica sin precedentes dentro de la franquicia. Estamos lejos de Pokémon Sol y Luna, por supuesto, pero también en cierta manera de Pokémon Let's Go, porque la dirección de arte saca pecho en estos títulos y apuesta por mapas más detallados, animaciones de los movimientos más espectaculares y unos modelos 3D para tanto nuestro equipo como el del oponente que llaman la atención por definidos y carismáticos.

El gimnasio en el que hemos combatido, de tipo agua, constaba de tres entrenadores previos a la líder y uno de esos típicos puzzles que nos despiertan simultáneamente nostalgia y eventual frustración. Los fans de la saga ya saben a qué me refiero: este típico laberinto de botones que tenemos que pulsar en el orden correcto para aprender a navegar el entorno y llegar hasta la puerta final, que es donde se encuentra el verdadero oponente. Si bien los enfrentamientos que nos sirven de calentamiento no son gran cosa - un Pokémon cada uno, exactamente a nuestro mismo nivel - es en el combate con la líder donde las cosas se ponen interesantes. Especialmente porque es aquí donde vemos, por fin, una de las grandes novedades mecánicas de este título: el Dinamax, la habilidad que hace que nuestros Pokémon se conviertan en gigantes.

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En principio, todos los pokémon - al menos, todos los que hemos visto - tienen la posibilidad de utilizar el Dinamax, que, eso sí, sólo se puede usar una vez por combate y dura tres turnos. Cuando activamos el Dinamax, los ataques que podemos efectuar con nuestro pokémon activo cambian; hay un par de cada tipo, en principio, y son versiones súper potentes de los que nuestro bichillo en cuestión ya tenga aprendidos. La miga está en que nuestros oponentes también pueden usarlos, y manejar a un oponente transformado es francamente difícil, así que los combates se vuelven una especie de duelo mental entre nosotros y el contrincante, esperando a ver quién es el primero que hace saltar la liebre y pone toda la carne sobre el asador, intentando aprender a gestionar lo ingestionable cuando el otro se nos adelanta y potencia a su bicho antes que nosotros. Todo esto recuerda, irremediablemente, al poder Z: todavía está por ver cómo estas habilidades interactúan, y si el nuevo Dinamax no ha venido, irremediablemente, para sustituir a esta última.

Pero al final, lo jugado nos demuestra lo que ya sabíamos, pero que nunca está de más confirmar: que Pokémon Espada y Escudo deja a un lado Let's Go y vuelve a ser un título clásico, "principal", relativamente conservador en ejecución pero definitivamente continuista. Quienes sean fans de esto, del Pokémon de toda la vida, encontrarán aquí precisamente lo que quieren, las estadísticas, las estrategias, los combates acalorados. Nos quedamos con un puñado de preguntas, pero también ilusiones: el juego tiene francamente buena pinta, los nuevos bichillos son encantadores, y promete muchas, muchas horas pegados a la pantalla, como siempre lo hemos hecho.

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