Portal 2

Los Pneumatic Diversity Vent son los siguientes: enormes tubos sanitarios que absorben todo lo que se pasa bajo ellos antes de escupirlo de nuevo hacia algún lugar cercano. Pon una torreta debajo y te desharás de ella, aunque la diversión comienza cuando te das cuenta de que puedes absorber lo que quieras poniendo un portal justo debajo.

Es un juego hermoso de ver, los azulejos son muros arrancados y hechos triza, pequeñas voces robóticas murmuran en su último hálito sobre "fallos críticos", y simplemente puedes maravillarte ante la lógica extraterreste de todos los elementos que aparecen.

Lo siguiente que nos enseñan son dos tipos de geles que permiten cambiar el estado de una superficie, algo mucho más divertido de lo que suena. El Gel de Repulsión crea zonas azules donde todo rebota, lo cual se convierte en aún más sorprendente cuando sin querer le pasas el spray a dos paredes opuestas y sin comerlo ni beberlo te conviertes en una bola de pinball humana.

El Gel de Propulsión, por su parte, es naranja, lo que significa que ya de por si me gusta, y te permite deslizarte a velocidades absurdas, permitiéndote adquirir la inercia necesaria para, por ejemplo, proyectarte más allá de una serie de pinchos que de otro modo causarían tu fallecimiento.

Por último, está la Thermal Discouragement Room, que lanza láseres rojos que queman todo lo que tocan. No es realmente un peligro hasta que empiezas a cambiar los ángulos mediante portales y cubos cubiertos de espejos, que te permiten matar torretas o activar botones que están lejos de tu alcance.

Casi todas las mecánicas nuevas encajan perfectamente en los códigos de colores de Portal, logrando que el juego sea elegante, fácilmente interpretable y divertido, pero lo es mucho más cuando comienzas a combinarlas. Son suficientes para sugerir una secuela que sean tan diabólica y mareante como el primer juego y eso es antes de que te plantees que además hay niveles cooperativos para dos jugadores en paralelo a la campaña principal.

Portal 2 promete traer de vuelta a ese curioso mundo de cobayas humanas, torretas educadas y adorables super-ordenadores psicópatas. Pero también promete llevarte adelante, a un campo de juego para la física que resulta ser mucho más intrincado que cualquier cosa que hayas experimentado antes.

Esto último permite hacerte a la idea de cuán inteligente es Valve. La desarrolladora no sólo ha logrado crear retos geométricos euclídeos que parecen dinámicos y dejan con ganas de más, sino que se ha dado cuenta de que los mejores juegos de puzle son aquellos equilibrados tan deliciosamente en términos de mecanismos y dificultad que, en último término, hacen sentir a sus jugadores inteligentes también.