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Primeras impresiones de Titanfall

La verdadera experiencia next-gen.

Titanfall es la verdadera nueva generación. Por mucho que veáis vídeos o busquéis los gameplays más brutales, no encontraréis ninguno que le haga justicia. A pesar de que la demo de presentación del E3 fue espectacular, a mí no me motivó especialmente; quizá se debe a que lo veía a través de la pantalla del ordenador o a que siempre he sido bastante asocial en los juegos y no entendí bien, o no quise entender, su propuesta de unir el modo de un jugador y el multijugador sin fisuras. Eso seguía creyendo, al menos, hasta que he podido probarlo con el equipo de Respawn Entertainment en una sesión a puerta cerrada en la Gamescom. Entonces he vuelto a creer.

"Titanfall puede ser, fácilmente, el gran fenómeno de la nueva generación."

No he jugado a nada más frenético en mi paso por la feria. Sorprende lo sobrio que se siente todo y lo estable que se mantiene a pesar de la cantidad de elementos que hay en pantalla. Es un juego bonito, con un aspecto distinto, y a pesar de lo que pueda parecer su ambientación se acerca más a la realidad que a la ciencia ficción. En nuestra partida nos dividimos en dos equipos de seis jugadores y empezamos eligiendo a un soldado -o piloto, como prefiere llamarlos la desarrolladora- y a un titán de entre tres especializaciones (asalto, ligero y táctico) antes de meternos de lleno en el campo de batalla. Es interesante el hecho de que podemos cambiar en cualquier momento nuestra elección presionando Start, y que el sistema nos permite combinarlos de cualquier forma: quizá queramos ser más poderosos cuando vayamos a pie, cuando podemos ser más indefensos, y atacar con artillería cuando nos encontremos bajo el yugo de un titán para disfrutar del caos que podemos generar. O quizá prefiramos cambiar para adoptar una estrategia diferente. Titanfall no impone nada y redefine sus propias características, y a pesar de que los titanes ofrecen una mayor potencia de ataque y eliminan fácilmente a la infantería los escenarios urbanos, con sus callejuelas, edificios, ventanas y tejados son tramposos para estos gigantes, y están diseñados de forma tan inteligente que un soldado puede ser igual o más efectivo que ellos.

En eso tiene mucho que decir el control de los pilotos. Eso es lo que redefine, realmente, la forma de jugar: no solo pueden correr, sino que podemos aprovechar el impulso de forma frenética para saltar, correr por la pared, realizar un salto doble, recorrer la pared contigua mientras disparamos a los pilotos enemigos en el aire y entrar por esa ventana para atacar a un titán por detrás. Es un Mirror's Edge mejorado, pulido, mucho más intuitivo que, a falta de una palabra mejor, te recompensa con una experiencia emocionante como pocas. De hecho, según nos confesó la desarrolladora, podemos recorrer cada escenario sin ni siquiera tocar el suelo, porque todo está medido al milímetro y tienen las dimensiones adecuadas.

Tras una cierta racha de muertes podemos desplegar nuestro propio gigante y empezar a repartir estopa. Es otro de los elementos más curiosos de Titanfall: lo más lógico sería que te sintieras más poderoso dentro de esas máquinas, pero aunque lo haces echas de menos poder moverte con total libertad. Puedes activar el turbo para esquivar las embestidas enemigas, pero aun así es algo torpe. El sistema que usa el juego, y que también tiene en cuenta la subida de nivel, ha dado con el equilibrio perfecto entre potencia y agilidad, y nada se siente fuera de lugar. Ciertamente, pocas cosas se le pueden reprochar al equipo de Respawn.

Luego, cuando la batalla está decidida, la partida no termina ahí. El equipo perdedor debe, dentro de un límite de tiempo, correr hacia su nave para escapar mientras sus oponentes les persiguen intentando darles caza. Es otro de los alicientes que consiguen que las sesiones de juego se sucedan sin darte cuenta, con una fluidez inusual, y que solo tengas ganas de repetir.

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Y repetir es lo que hicimos. Mi compañero Albert estaba igual de emocionado que yo, y parecía que acabábamos de correr una maratón en la que todos habíamos sido los vencedores. Pero no somos los únicos: si todo sigue yendo en la dirección adecuada, parece que todos los aficionados al videojuego saldremos ganando. Titanfall puede ser, fácilmente, el gran fenómeno de la nueva generación. Y nosotros estaremos ahí para comprobarlo.

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