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Probamos las fases submarinas de Assassin's Creed IV: Black Flag en PS4

Ubisoft ha creado la entrega más ambiciosa hasta la fecha.

Ubisoft no pretende que el mundo de Assassin's Creed IV: Black Flag sea más grande en extensión que la tercera entrega, sino que ha puesto un empeño notable en hacer que se sienta mucho más profundo, mucho más vivo. Hemos podido probar una demo en la Gamescom a puerta cerrada corriendo en PlayStation 4 y nos hemos sumergido por primera vez en las aventuras submarinas de Edward Kenway, su protagonista, para conocer qué novedades nos esperan en esta auténtica aventura de piratas, abordajes y ron tabernero de la nueva generación.

Assassin's Creed III destacó principalmente por el cambio radical de localización, pero también por las divertidas batallas navales que muchos consideraron poco aprovechadas. Black Flag va a mejorar eso sensiblemente, y no solo la superficie estará repleta de eventos por cumplir, sino que también nos espera un mundo entero por descubrir bajo el agua. A pesar de tratarse de un juego intergeneracional y de no exprimir todo el potencial de las nuevas consolas llama la atención el gran nivel de detalle que muestran los escenarios. El agua, por ejemplo, es una amenaza más imprevisible, y los enemigos pueden aparecer en cualquier momento para iniciar una persecución digna de las películas de bucaneros.

Tras dar un pequeño garbeo con nuestro navío y emprendernos a cañonazos contra las flotas españolas llega el momento de probar nuestras habilidades bajo el agua, y todo se realiza sin cortes, sin pausas: empezamos destrozando y abordando a los enemigos para conseguir recursos para, en un instante, zambullirnos y escaparnos sacando a relucir nuestro Jacques Cousteau interior. Hay que tener en cuenta, eso sí, que no podemos bucear allá donde queramos, sino que para hacerlo existen determinados puntos marcados por buques naufragados; llegamos hasta uno de ellos y nos lanzamos al agua en una especie de batisfera a la que podemos recurrir si nos quedamos sin oxígeno, un recurso que a pesar de no escasear especialmente (los pulmones de Kenway parecen estar en buena forma) debemos tener muy en cuenta si queremos encontrar todos los tesoros que nos aguardan.

"Es el Assassin's Creed más ambicioso hasta la fecha, y no hay duda de que está desarrollando sus ideas de forma correcta."

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En el mar todo está lleno de vida: peces, medusas, plantas, rocas y algas que aportan credibilidad al escenario, una gran iluminación y amenazas como tiburones que nos acechan en cuanto tienen oportunidad -y de los que podemos escapar siendo sigilosos y escondiéndonos entre el coral. Bajo el agua te conviertes en la presa. También está lleno de los típicos cofres, situados en localizaciones estratégicas para que la exploración sea más exhaustiva. Se sigue respirando esa tradición que Assassin's Creed lleva conservando desde su mejorada segunda entrega, pero es todo mucho más dinámico y orgánico, y mucho más similar a los juegos de mundo abierto. Tras nuestro viaje volvemos a tierra, a un apacible islote en el que podemos seguir explorando a voluntad o dirigirinos a la típica taberna para relajarnos un poco y pasar el rato retando a los habitantes en distintos juegos. De nuevo, todo sin cortes ni tiempos de carga.

Es, sin duda, el Assassin's Creed más ambicioso hasta la fecha, con más de cincuenta localizaciones únicas. Muchos podrán criticar a Ubisoft por dormirse un poco en los laureles a pesar de los evidentes cambios en la ambientación y de la ambición por crear un mundo exento de las limitaciones a las que la saga ya nos tenía acostumbrados, pero no hay duda de que Assassin's Creed IV: Black Flag está desarrollando sus ideas de forma correcta. Y Kenway, definitivamente, es mucho más carismático que el sosainas de Connor.

Assassin's Creed IV: Black Flag llegará el 1 de noviembre a PS3, Xbox 360 y Wii U. Las versiones de PC, Xbox One y PlayStation 4 se pondrán a la venta más adelante.

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