Probamos el nuevo GS70 de MSI
La gama alta da el salto a Skylake.
A base de tesón y un trabajo encomiable MSI ha logrado en poco tiempo convertirse en la compañía líder dentro del competitivo (y cada vez más poblado) sector de los portátiles gaming. En esta casa lo hemos comprobado en primera persona analizando equipos tan diferentes como el GT80 Titan o el GS30 Shadow, dentro de un catálogo que abarca desde soluciones de entrada a avanzadas, pasando por ordenadores para entusiastas. Ahora, tras la introducción de la nueva arquitectura Skylake de Intel, MSI demuestra que no solo tiene una excelente y sólida gama de productos, sino también la capacidad de actualizarse rápidamente para montar los nuevos componentes tan pronto como estos lleguen al mercado.
A nivel de hardware, el elemento estrella del nuevo GS70 es el procesador Core i7 6700HQ de Intel, con una discreta mejora a nivel de rendimiento pero una eficiencia energética considerable respecto a la generación anterior. La nueva arquitectura Skylake del gigante americano trae también consigo el uso de memoria DDR4, pero también un nuevo chipset gráfico, el HD 530, inferior al que integraban los procesadores Broadwell. Afortunadamente el GS70 incorpora una tarjeta dedicada, la GTX 970M de Nvidia, que con 3GB de memoria GDDR5 no tiene problemas para mover la mayoría de los juegos a 1080p60 con detalle alto-máximo.
El resto de características son las habituales de otros equipos de gama alta de MSI, pero aún así no dejan de resultar gratificantes. Está el combo de disco duro SATA tradicional de gran tamaño con discos SSD M.2 de altísima velocidad, el sistema DynAudio con subwoofer, la tarjeta de red Killer Double Shot Pro (tanto para Wi-Fi como para Ethernet). También va sobrado de puertos, con una salida HDMI, dos Mini-DisplayPort, dos USB 3.0, dos USB 3.1 tipo A, tres de audio (línea, auriculares y micrófono) y lector de tarjetas SD.
Cómo han conseguido meter todo eso en un portátil que apenas pesa 2,6 kilogramos y que tiene unas medidas ajustadísimas (418.5 x 287 x 21.8mm) pese a la inclusión de un panel IPS de 17,3 pulgadas y resolución FullHD y un teclado SteelSeries de tamaño completo es algo que cuesta creer. La pantalla es especialmente destacable, con una representación de color estupenda y unos ángulos de visión excelentes.
Pero quizás esa combinación sea el origen de los males del GS70, y ambos son viejos conocidos de este tipo de equipo. El primero es el calor que disipan componentes de tal potencia incluso usando el sistema de refrigeración Cooler Boost 3, el cual provoca no solo que los ventiladores sean bastante ruidosos, sino también que algunas partes del chasis puedan llegar a quemar bastante, resultando incómodo si tratas de reposar el portátil sobre las piernas. El otro gran problema es la autonomía: forzando la situación con un vídeo MP4 en loop y el brillo al máximo apenas se supera la hora y media, algo insuficiente se mire por donde se mire.
El nuevo GS70 produce sensaciones encontradas: por un lado tienes un sistema tremendamente potente con unas especificaciones impresionantes para un portátil, las últimas tecnologías de Intel y Nvidia (así como Windows 10 de serie), un buen panel de diecisiete pulgadas y una calidad de construcción más que decente. Pero por el otro, y pese a lo esbelto de su diseño, los problemas de temperatura y batería limitan esa portabilidad por la que, a la postre, se paga más que en un equipo de sobremesa. MSI merece una felicitación por la rapidez en implementar Skylake, pero quizás empieza a ser hora de que prioricen otros aspectos más allá de la tecnología puntera si quieren conseguir un producto más equilibrado.