Project Natal presentado en Madrid
Impresiones tras nuestra segunda partida.
Después de todo el revuelo que se armó hace unos días acerca de las dimensiones de la habitación que eran necesarias para jugar bien a Natal (y que luego se supo que había sido un malentendido) tenía ganas de poner mi metro noventa largo de altura frente al dispositivo. Como es lógico me detecta bien y una vez con mi personaje reflejado sobre la pantalla en forma de avatar puedo empezar a moverme y el muñeco copia todas mis posturas en tiempo real. Existe, eso sí, un brevísimo –pero apreciable– lapso de tiempo entre mis acciones y las que realiza el personaje virtual, pero aún así es cuestión de habituarse. Recordar también que hablamos solamente de una demostración técnica, nada definitivo, pero comparado con lo que nos ofrece Wii (incluso con Wii MotionPlus) realmente se nota un avance muy claro, siendo el sistema de Natal mucho más preciso y ambicioso en su detección del movimiento. Vamos, que no hay punto de comparación en este sentido.
El pequeño mini-juego que podemos probar consiste en devolver pelotas contra un muro para destruir unos bloques que avanzan hacia nosotros. Empiezo golpeando el balón con la mano y lo que pase a continuación ya depende de la fuerza y el ángulo que le haya dado a la bola; ya puede ser que empiece a rebotar contra las paredes y tenga que estirar la mano hacia una de las esquinas superiores o directamente darle un cabezazo; escabullirse por un lateral y deba saltar hacia un lado; o directamente colarse por debajo, con lo que deberé usar las piernas. Resulta sorprendente el hecho de que como jugador habituado a Wii adquiera consciencia de que es todo mi cuerpo, y no solamente mis brazos, lo que utilizo.
Probamos también la modalidad para dos jugadores y uno de los primeros experimentos que hacemos es intercambiar nuestras posiciones en mitad de una partida ya empezada. Efectivamente, la consola detecta que nos estamos moviendo y no supone ningún problema el que cambiemos nuestra posición; continuamente registra nuestros movimientos y quien sabe si Natal ha memorizado nuestras caras, como Microsoft asegura que realiza esta tecnología. Otra de las cosas que intento es girarme totalmente y ponerme de espaldas a la pantalla, algo absurdo para el juego pero que me servirá para poner al límite al sistema; en este caso no hay suerte y Natal es incapaz de interpretar lo que hago.
Después de varias partidas, mis impresiones respecto a la detección de movimientos de Natal son positivas. Es cierto que le cuesta interpretar algunas posturas, como ponerse a la pata coja, pero la mayoría de movimientos se reproducen con fidelidad y de forma casi inmediata. Sobre cómo cambiará el panorama de los videojuegos o sobre su aportación al ocio electrónico no puedo deciros nada ya que todavía no hemos visto ningún videojuego propiamente dicho. Pero igualmente tenemos ganas de probar más a fondo el dispositivo con otros juegos y esperamos ansiosos al E3 porque de momento la cosa pinta bien.