Rabbids: Mi caaasa!!!!!
Conejitos de indias.
Durante la pantalla nos encontraremos con distintos seres, algunos que sólo estarán por ahí, algunos nos ayudarán, y otros nos serán hostiles. Los que podamos combatir les atizaremos mediante gritos, lo cual puede provocar desnudos, sustos y desmayos, o lanzándoles el Rabbid que hay dentro de nuestro mando y los que no huiremos en la medida de lo posible. Algunos de estos seres dejarán objetos al ser gritados, que podemos aprovechar para meter en nuestro carrito. Y os preguntaréis para que tanto objeto, pues nada más y nada menos que para alcanzar la Luna (ya que los Rabbids son un poco lunáticos) desde el estercolero donde viven. Sí, cada vez que nos pasemos una pantalla nos contarán la cantidad de objetos que hemos recopilado, y la montaña de cosas que vayamos creando nos permitirá (o no), llegar al satélite de la Tierra.
El envoltorio del juego es una pasada. Primero el aspecto gráfico, que sin aprovechar el hardware al máximo sí tiene un apartado artístico muy destacable, desde las animaciones de los Rabbids hasta la recreación de todos los lugares, pasando por los distintos personajes o las escenas intermedias, que usan un tipo de animación 2d que recuerda a cierta escuela inglesa-estadounidense de antes de los 70. Segundo el aspecto sonoro, con una barbaridad de voces, músicas divertidísimas, amén de sonidos de todo tipo. Tercero por la historia, que sin que vaya a ganar un Nobel sí tiene un componente de crítica a la sociedad muy destacable —recuerda, ya que estamos, a un estilo Ciudad 17 de Half Life 2—. Y cuarto porque, además de los extras que os he comentado, el juego tiene opciones multijugador. Uno maneja el cursor y dispara al tercer Rabbid, y otro maneja el carrito.
También hay opciones de modificación de los Rabbids que manejamos y a los que podemos hacer todo tipo de perrerías (pero absolutamente todo tipo de barbaridades) para cambiar su aspecto.
La pena es que, a pesar de todas las buenas cosas que habéis estado leyendo, como juego en sí queda corto (y no hablo de horas, pues nos aguantará unas 10-15 hasta que nos lo pasemos de la manera que nosotros queramos, del tirón o completista). De hecho, queda más corto que el ejemplo más parecido que podemos encontrar, Katamary Damacy, pues si bien el título de Namco no es que tenga una gran diferencia entre pantallas, en ningún momento se hace repetitivo (aunque lo es), pues su dinámica te obliga a avanzar sin remedio hasta que lo finalizas. Por suerte, en esta ocasión puede haber un porqué, y es que las divertidas ocurrencias de los Rabbids pueden sorprender a más de uno.